Capitulo 47: Si vivir fuera fácil...

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"¿Qué se siente al ser padre?

Es una de las cosas más difíciles que hay, 

pero a cambio te enseña el significado del amor incondicional"

Nicholas Sparks

21 de julio (sábado)

La mañana llegó con demasiada rapidez según la pereza de Zoro, aún así se despertó sintiéndose más renovado que el día anterior. La fatiga que sentía había sido mitigada por el mullido colchón y su mente parecía más clara con respecto a su entorno. Al parecer, el efecto jet lag había pasado sin mayores contratiempos.

Una refrescante ducha en el modesto baño de la habitación terminó por despertarlo y un par de golpes en la puerta lo interrumpieron mientras subía el zipper de su jeans.

—Buenos días, Marimo —saludó el sonriente rubio cuando abrió la puerta, sacándole una sonrisa.

—Buenos días, Cejas de sushi.

—Pensé que aún estarías durmiendo así que viene despertarte. Que inesperado encontrarte listo para salir.

—No quiero bajar la guardia mientras esté aquí.

—Jaja que precavido —comentó riendo por lo bajo—. Hay que bajar, el desayuno está listo.

Salieron de la habitación y bajaron las escaleras rumbo al comedor donde la sonriente Sora y su esposo inquisidor los esperaban en la mesa. El desayuno fue igual o más incómodo que la cena del día anterior; lleno de miradas asesinas y comentarios mordaces. Zoro de verdad se cuestionaba si conseguiría agradar a su suegro algún día porque, de momento, parecía más que imposible.

El "encantador" desayuno terminó y todos alistaron sus cosas y las subieron al automóvil del rubio mayor con diligencia. Gracias a las vacaciones de Sanji pasarían unos días en la casa de campo de la familia Vinsmoke que, según había escuchado, estaba dentro de un parque natural en la región de Borgoña-Franco Condado al noroeste de la ciudad francesa.

El sonido del radio ambientó la charla en el auto, dirigida principalmente por Sora, hasta la reserva donde se encontraba la cabaña luego de más de 2 horas de viaje. De inmediato todos pudieron sentir el ambiente fresco del bosque y lo puro del aire a su alrededor. El lugar era un vasto macizo montañoso infestado de árboles en cordilleras que cubría casi toda el área. A donde fuera que mirara solo veía enormes gigantes verdes cuyas hojas se mecían con suavidad por la fresca brisa. Un brazo del río circundaba por los alrededores y desde su altura, las casas en la lejanía parecían pequeñas piezas de una maravillosa maqueta creada por la naturaleza.

—Este lugar es increíble.

—Y no hace tanto calor como en la ciudad —comentó Sora junto a Zoro, observando el nublado cielo debido a la neblina, a pesar de que ya pasaban de las nueve de la mañana. Una pareja de ancianos salieron a recibirlos e informar el estado del lugar desde su última visita.

Zoro observaba con fascinación y algo de nostalgia el lugar. Le recordaba a la casa donde había conocido a Sanji hace tantos años aunque esta era más rupestre. Con paredes de piedras grisáceas y ventanas de madera en un fuerte marrón igual al de la rústica puerta. Las desvencijadas tejas rojas del techo cubrían el mediano lugar, pareciendo más una caja de herramientas que una casa como tal.

Detrás de la edificación no había nada más que absoluto bosque y justo al lado, un enorme, enorme pino en el cual entró la joven pareja dejándose llevar por la infantil curiosidad. En uno de los extremos sobresalía una terraza de madera ideal para comer al aire libre.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora