Capitulo 20: Rain & Despair

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"Sólo en la agonía de despedirnos somos capaces de comprender la profundidad de nuestro amor."

George Eliot.

Escuela secundaria East Blue

Saku, Prefectura de Nagano (Hace 5 años)


—¡Men!

—¡Dō! —gritó la chica, golpeando el abdomen de Zoro, que cayó al suelo exhausto.

—Ha... Ha... Maldición... —jadeaba, intentando recuperar el aliento.

—¿Otra derrota? —preguntó con sorna la chica, sentándose a su lado—. Ya se te ha hecho costumbre.

—Cállate...

—Pero...esa fue una buena práctica —confesó, sacándose el casco. Una bella chica de pálida piel, cabello azulado y fuertes ojos marrones le sonrió emocionada—. Avanzas de manera monstruosa.

—Pero no lo suficiente para vencerte.

—Que dices, sabes que eso es imposible, jajaja —rió divertida y Zoro la imitó. Aunque su orgullo doliera tras ser derrotado una y otra vez, no podía odiar a Kuina. En los últimos meses, ella se había vuelto su motor para sobrellevar el estrés de las bromas diarias y rumores infundados. Solo con ella podía dejar salir todo su potencial, aunque no fuera suficiente para vencerla.

Había escuchado que se ausento el primer trimestre del club, para cuidar el negocio familiar mientras su padre se recuperaba. Regresó al dōjō pateando el trasero de todos en el club, incluyendo el de Zoro.

—No te confíes. Si bajas la guardia te derrotare antes de que lo notes.

—Quiero verte intentarlo —dijo con suficiencia y miró el reloj en la pared—. Ya es tarde. Sera mejor suspender por hoy. Iré a ducharme.

—No si yo te gano —hablo emprendiendo la carrera con la pelinegra siguiéndole de cerca.

—¡Oye, espera! ¡Rayos!

—Ja ja ja, tal vez no te gane en un combate pero sigo siendo más rápido.

—¿Dónde está tu caballerosidad con esta indefensa dama? —preguntó, fingiendo indignación a lo que Zoro rió más fuerte.

—¡Ja! Tú tienes de dama lo que yo de caballero.

—¡Que grosero! ¡No te demores! —gritó cuando escuchó la ducha abrirse.

El agua cayó con fuerza sobre su cuerpo, limpiando hasta el último rastro de sudor y cansancio. No paso mucho para que la pelinegra entrara mientras el terminaba de cambiarse.

—¿Quieres que te espere?

—¿Oh, ahora intentas ser caballeroso conmigo?

—No molestes. ¿Quieres o no?

—No, iré a la tienda de mi padre antes de ir a casa. Nos vemos mañana —habló cerrando la regadera—. No me vayas a espiar, Sr Acosador.

—¡Claro que no! —replicó sonrojado.

—¡No olvides cerrar el deposito!

Salió dando un portazo mientras escuchaba la risa de la chica. Era como un dolor en el trasero a veces. Justo cuando salía del dōjō, una joven rubia —A la cual identifico como secuaz de Bellamy—, esperaba recostada en una de las paredes del depósito.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora