Capitulo 34: Todo a su tiempo

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  "Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido, 

y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte"

Frida Kahlo


11 de noviembre (sábado)

Un quejido escapó de la boca de Zoro mientras se revolvía entre las sabanas en un intento por espantar el frío que sentía. Aunque el otoño había llegado y la temperatura comenzaba a bajar cada vez más; su rubia pareja colocaba el aire acondicionado a toda potencia y olvidaba apagarlo antes de dormir.

«No entiendo cómo es que duerme con este frio. ¡Está helando!» Pensó adormilado, cubriéndose de pies a cabeza. Fue entonces que notó que el rubio no estaba en la cama con él.

—Con razón hacia tanto frío —musitó con pereza. Sentándose en la cama con un bostezo, observó la habitación a la que había empezado acostumbrarse. No pudo evitar suspirar.

Habían pasado varios días desde que su padre lo había echado y terminó viniendo a casa del rubio. Pudo respirar tranquilo cuando el anciano le dijo que podía quedarse cuanto quisiera; además de no preguntarle cómo es que había terminado en la calle.

—-Que patético... —susurró para sí, al recordar como estuvo llorando frente a Sanji, preocupándole. Pero es que en ese momento se sentía devastado. Incluso ahora su pecho se encogía cada vez que lo recordaba. Ni siquiera Perona respondía sus llamadas—. ¿En verdad hará como si no existiera? No tiene caso pensarlo, no le daré el gusto de verme fracasar.

Estiró su cuerpo soltando un largo bostezo. Era la primera vez en días que dormía tan bien. Quizás estar acurrucado en el pecho del rubio ayudó.

—Hablando de eso. ¿Y el cocinero? —Se preguntó, tocando el espacio vacío a su lado. Estaba frio así que debió levantarse hace mucho. No tuvo que salir de la cama para buscarlo; un par de golpes en la puerta llamaron su atención y esta se abrió con lentitud, revelando al rubio que llevaba una bandeja en las manos mientras sonreía.

Happy birthday to you, happy birthday to you —Cantaba caminando hacia él, poniendo la bandeja en su regazo—. Happy birthday, mi marimo, happy birthday to you.

—Jaja así que desayuno en la cama, ¿eh? Que detallista.

—Así es, ahora pide un deseo —indicó, poniendo frente a él un cupcake de vainilla con una velita rosa encima. Ya que a Zoro no era amante de los dulces, no tenía caso hacer un pastel. Con algo como eso sería suficiente dulce para el resto del mes.

El peliverde cerró los ojos y pidió un deseo antes de apagar la vela.

—Feliz cumpleaños, Zoro —susurró con ternura, sentándose en el borde de la cama frente a él para acariciar su mejilla—. Deseo que sea un gran día para ti.

—Ya es un gran día porque hiciste esto para mí. Gracias, Ero-cook.

El rubio sonrió complacido y lo beso con suavidad haciéndole suspirar. Por ver ese rostro feliz había valido la pena madrugar para preparar todo.

—Anda pruébalo. Aún es temprano así que tomate tu tiempo para disfrutarlo.

—Eso haré. Gracias por la comida —habló, tomando los cubiertos. Zoro no pudo evitar que se le hiciera agua la boca. Wafles con huevos revueltos y tocino; un tazón con ensalada de frutas y jugo de naranja para completar. Un típico desayuno americano; aunque no pudo evitar soltar una risilla al ver a un lado del plato, 4 curiosos onigiris con forma de pandas que parecían querer asaltar su desayuno.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora