Capitulo 4: No todo es lo que parece.

3.7K 424 148
                                    


"Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos"

Eduardo Galeano


13 de abril (jueves)

«Que aburrido», pensó el rubio mirando al cielo, dejando salir un suspiro. ¿Cuándo había sido la última vez que almorzó solo en la azotea de la escuela? Desde el regreso de Zoro hace varios días, se había dedicado en cuerpo y alma a evitar a los Mugiwaras. Aparte de no poder encajar, estar cerca del espadachín le incomodaba. ¿Qué haría si volvía a preguntar por su "gemela", San? No creyó que fuese tan idiota para no darse cuenta.

Las horas transcurrían con más lentitud de lo usual. ¿Seria a causa de su reciente soledad? Aun así, el momento de regresar a casa llegó y Sanji caminó apresurado a la salida. Lo último que quería era ser retenido por sus compañeros, sin embargo, su celular sonó deteniendo su andar.

—Un mensaje del abuelo. Comprar carne y verduras, parece que hará curry. —Guardó el celular en el bolsillo y se dispuso a bajar las escaleras cuando una mano agarró su brazo deteniéndole. Un serio Luffy lo miraba con molestia.

—¿Podemos hablar?

—Lo siento, mi abuelo me pidió comprar unas cosas así que... Tal vez mañana...

—No, ya espere demasiado. Tiene que ser ahora. —Sanji encontró difícil negarse y asintió resignado. Entraron a uno de los salones y la tensión era palpable. Estaba preparado para la reprimenda.

—Sanji...

—Si.

—Extraño tu comida —se quejó en tono lastimero, confundiendo al rubio.

—¿Eh?

—Tráeme un poco mañana para el almuerzo.

—Ah, claro. —Sanji le miró desconcertado antes de asentir.

—Bien, vámonos a casa.

—¿Eso era todo? —cuestionó, al verlo caminar hacia la puerta.

—¿A qué te refieres?

—Pensé que tú... Olvídalo.

—¿Creíste que te regañaría por alejarte de nosotros? —preguntó con una seriedad rara en él—. No somos niños, no tengo porque hacerlo. Además, seguro tienes tus razones; solo quiero que sepas que puedes contar conmigo. —El pelinegro sonrió un poco y continúo: —. Tal vez no sea muy listo, pero te ayudare en lo que pueda.

Sanji no supo que responder. En verdad, había encontrado un amigo maravilloso y él ponía en duda su amistad por temores sin fundamentos. Era un idiota.

—Lo siento —respondió cabizbajo, pero Luffy le dio un par de palmadas en el hombro animándole.

—¡No te preocupes! Si no puedes almorzar con nosotros, por lo menos acompaña a Nami en el club. Le hace falta tu compañía.

—¡¿Mi mellorine me extraña?!

—Jajaja, igual que todos. Todos tenemos un lugar en el grupo así que ven a ocupar el tuyo.

—Gracias, Luffy.

El chico sonrió complacido y salió de la escuela junto al rubio, encontrando a Zoro recostado en la pared de la entrada.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora