Capitulo 21: El lado bueno de las cosas

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"«Ella no está». Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer."

Tengo ganas de ti

Secundaria East Blue (Hace 5 años)

Zoro alzó la vista a las gruesas nubes que cubrían el cielo. Cerró los ojos y dejo que la lluvia bañara su cuerpo; llevándose con ella, los restos de sangre y sudor. Contempló el escenario con el que se había familiarizado las últimas semanas; cuerpos inmóviles esparcidos a su alrededor, restos de botellas y bates adornaban el lugar. Suspiró cansado.

Día tras día, lo mismo: Levantarse, pelear, estudiar, pelear, almorzar, pelear, salir de clases, pelear. La nueva reputación que se había hecho en la escuela como el Demonio Verde, intimidaba a algunos y atraía a otros. Las expulsiones y castigos se habían vuelto rutinarios, al igual que las citaciones a sus tíos por parte del director. Aunque poco le importaba.

Solo los golpes le ayudaban a sacar esa frustración que lo invadía y aliviar un poco su interior, aunque fuera algo momentáneo. La satisfacción que tuvo luego de reventarle la cara a Bellamy lo hizo relamer sus labios.

Recogió su bolso y caminó a la entrada de la escuela. Sus ojos se entrecerraron y chasqueó la lengua molesto. Cabaji era la última persona que quería ver en esos momentos; sin embargo, el pelinegro lo reconoció enseguida y frunció el ceño al verlo pasar.

—Vaya, si es el Demonio Verde en persona. ¿Regresando de otra pelea? —dijo, mirándole de arriba abajo con desdén—. Y te haces llamar kendoka, eres patético.

—¿Y a ti que te importa? —habló, siguiendo de largo—. Debes estar feliz de que haya abandonado el dōjō.

—¡Ja! Aún si hubieses regresado te habría echado a patadas. No quiero que acabes matando a otro de mis kōhai.

Zoro detuvo su andar y se volvió a verlo con una mezcla de sorpresa y enojo. Sin embargo, el mayor no se dejó intimidar.

—¿Qué fue lo que dijiste?

—¿Es que el accidente te dejo sordo? Lo que oíste. ¿O Qué? ¿Pensaste que fingiría pena por ti como el resto de hipócritas de la escuela? —preguntó con sorna, riendo de lado pero su sonrisa se desvaneció. Contempló a Zoro con odio destilando de sus ojos—. Si nadie lo ha hecho tendré el gusto de decírtelo yo. Eres un maldito asesino.

Zoro quedo petrificado por sus palabras y le tomó un instante reaccionar. Se abalanzó sobre su superior, sujetando el cuello de su camisa. Aun así, Cabaji solo sonrió divertido.

—¡Adelante, golpéame! Esa es tu manera de resolverlo todo ahora, ¿cierto? No sé qué vio Kuina en una bestia como tú.

—¡Cállate imbécil, no sabes de lo que hablas!

—¡No te hagas el inocente conmigo! —replicó, zafándose de su agarre—. ¿Crees que no he escuchado como la convenciste de ir contigo? Insistiéndole una y otra vez para que te acompañara... ¡Es tu culpa que no esté aquí!

—¡Yo no...! —Zoro se vio incapaz de responder. Él no podía negarlo. No cuando en el fondo pensaba que era su culpa. Él mayor chasqueo la lengua ante el silencio del peliverde.

—Así que no lo niegas. Veo que tenía razón. ¿Tanto te dolía perder contra ella? ¿Fue por eso que lo hiciste? —preguntó con una triste sonrisa. Zoro pudo notar sus lágrimas mezclándose con la lluvia a medida que caían de sus ojos—. La amaba tanto.

El peliverde se sorprendió por su confesión. Aunque lo sospechara, nunca imaginó estar en lo correcto.

—Siempre amable y dispuesta a ayudar a otros. Incluso protegió a una basura como tú... ¡Maldición! ¡¿Por qué tenías que ser tú?! —reprochó, encarándole. Mirándole como si fuera la peor escoria del universo—. ¡No mereces estar aquí! ¡Nadie te necesita aquí! ¡Debiste morir en su lugar!

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora