Capitulo 22: Hanabi

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"Cuando ya no te quieran, lo sabrás, aunque no te lo digan. Lo sentirás desde lo más profundo del alma, porque la indiferencia jamás pasa desapercibida"

Julio Cortázar


25 de agosto (viernes)

Una leve brisa se coló por la ventana meciendo el cabello de Zoro y aplacando un poco el calor que sentía. Se recostó en el sofá de la sala, mientras pasaba los canales en la TV sin ganas. El palillo de la paleta que había comido hace unos minutos aún se paseaba entre sus dientes, exprimiendo hasta el último rastro de sabor a menta. Aunque ahora solo sabía a plástico.

Aventó el palillo a la mesa y soltó un suspiro. Habían pasado varios días desde que regreso de Okinawa; y luego de caer como un tronco en su cama todo un día, por fin podía decir que había descansado. Para su desgracia, debido a esto tampoco había visto a Sanji en los últimos días. El rubio le comentó que sus padres llegaron a visitarlo, luego de reunir el valor para invitarlo a salir a algún lado.

—Invitarlo a salir, ¿eh? ¿En que estaba pensando? —susurró, mirando el techo—. A él no es a quien debo invitar ahora.

Ahora que era consciente de sus sentimientos, debía dejar las cosas claras con Robin. No podía seguir con ella cuando alguien más habitaba su corazón; alguien que en definitiva, se sentía de la misma manera que él.

La voz chillona de la presentadora en la televisión resonó en sus oídos. La miró con fastidio mientras ella explicaba animada el festival que se realizara esa noche. La idea llegó a su mente con rapidez y no tardó en alcanzar su celular y deslizar el dedo por la corta lista de contactos. Llevó el celular a su oreja y luego de un par de timbradas, conectó.

—¿Hola?

—Hola, ¿cómo estás?

—¿Zoro? Que sorpresa —saludó la voz femenina de la pelinegra, al otro lado de la línea—. Estoy bien, ¿y tú?

—Bien supongo. ¿Descansaste?

—Sí, mucho. Definitivamente, viajar en vacaciones no siempre es sinónimo de descansar.

—Estaba pensando lo mismo. Por cierto, ¿tienes planes para esta noche?

—¿Hoy? No en realidad.

—Hoy habrá un festival en el santuario Kameido Tenjin, cerca del parque del centro, ¿quieres ir conmigo?

—Claro, suena divertido. Llamare a Nami para avisarle que pasare por ella.

—Ellos no lo saben. Quiero que vayamos solo los dos, ¿te parece? —Luego de un breve silencio la escucho reír.

—Sí, me encantaría. Entonces, te veo en el parque a la 7:00 pm.

—Sí, allí estaré. Nos vemos.

Nos vemos —Zoro escuchó el sonido de la línea cortarse y suspiró. Hacía mucho que no se sentía tan nervioso y menos con Robin.

—Esto es lo mejor. Estoy seguro que entenderá —susurró, intentando convencerse. Revisó la galería de su celular y abrió la última foto que había tomado en Okinawa. El paisaje aquella madrugada era tan increíble que no dudó en tomarse una foto con el rubio antes de regresar a la posada tomados de manos.

No pudo evitar sonreír al mirarla. Ninguno de los dos había volteado a ver a la cámara, seguían mirándose el uno al otro mientras se abrazaban. Ese momento fue tan mágico y especial. Sería el hombre más dichoso si pudiese permanecer en aquellos delgados brazos para siempre.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora