I Promise (Zoro x Sanji)

Capitulo 19: Cuando te encuentre...

"Es tan corto el amor y tan largo el olvido"

Pablo Neruda

Secundaria East Blue (5 años y 4 meses atrás)

«Un minuto» Pensó Zoro, dividiendo sus ojos entre seguir la explicación de la maestra y el reloj en la pared. El día anterior, luego de su encuentro con Bellamy y respondiendo la lluvia de preguntas que cayó sobre él, apenas había tenido tiempo de almorzar, por lo que no pudo buscar a la rubia. Sin embargo, ese día contra viento y marea buscaría a San.

«5...4...3...2...1... ¡Ahora!»

La maestra aún no se despedía cuando Zoro ya había salido corriendo hasta el tablón de clases. Por suerte, la escuela no era tan grande por lo que no tardó en encontrar el patio principal. Jadeó un par de veces recuperando el aliento y recorrió la enorme lista con la mirada.

—Veamos, hay 5 clases de primer año. San, San, San... ¡Ahí esta! —Divisó el nombre de la chica en dos clases diferentes y sonrió complacido—. Vaya, quien diría que ese nombre fuera tan común. Debo darme prisa.

Ingresó de nuevo al edificio y preguntó a varios alumnos hasta dar con el primer salón. Clase 1-3, San Hoshioka. Se asomó por la puerta llamando la atención de la mayoría. Carraspeó incómodo y miró alrededor, no había ninguna rubia.

—Oye, disculpa —llamó a un chico que salía—, ¿Esta Hoshioka-san en esta clase?

—Sí, el tercer asiento en la primera fila —respondió antes de salir. Zoro la observó decepcionado. Una bella chica de cabellos castaños y ojos verdes, conversaba animada con varias compañeras.

—No está aquí. Sigamos.

Llegó hasta el salón de la clase 1-5, San... no pudo leer el kanji de su apellido. Se asomó por la puerta y una mirada bastó para reconocerle de inmediato. Al fondo del salón, rodeada de varias chicas estaba ella.

Zoro abrió los ojos maravillado, era tan menuda como la recordaba pero llena de energía; con una larga cabellera rubia que caía hasta por debajo de su cintura. Su flequillo era más corto, revelando unos brillantes y hermosos orbes azules, que parecían centellar cada vez que sonreía. El peliverde la contemplo embelesado quien sabe por cuánto tiempo. Solo para asegurarse se acercó a uno de los chicos y pregunto:

—Disculpa, ¿está San aquí?

—¿San-chan? Si, en aquel grupo —respondió y sonrió divertido al notar la mirada atontada de Zoro—. Hermosa, ¿no es así? Ojala fuera el novio de semejante belleza.

El pecho de Zoro se infló de orgullo; ella ya tenía novio y era ÉL. La joven aparto el flequillo de su rostro y el peliverde arqueó una ceja confundido.

—¿Su ceja no está enroscada? ¿Se operó? —Se preguntó dudoso—. Ella dijo que cuando nos viéramos, primero me calmara antes de hablarle. ¿Acaso le daba vergüenza decirme que se iba a operar?

Sus dudas fueron despejadas cuando la chica empezó a alardear sobre su collar a sus amigas; quizás contándole como esperaba que su Marimo la encontrara. Eso fue prueba suficiente para Zoro, que camino hasta ella con seguridad y poniendo su mejor sonrisa saludo.

—Hola, San.

La chica le miró con expresión aburrida, guardando su collar bajo la camisa.

—¿Te conozco?

Zoro se congelo un instante, sus ojos se abrieron en sorpresa mientras ella le miraba indiferente. Fue entonces que recordó lo bromista que podía ser la chica y resopló divertido antes de continuar.