Capitulo 33: Monstruo

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"No hay cuesta, por pedregosa que sea, 

que no puedan subirla dos juntos"

Henrik Johan Ibsen


06 de noviembre (lunes)

El timbre anunciando la hora del almuerzo inundó la escuela. El maestro se despidió de su clase, a la vez que los pasillos eran abarrotados por estudiantes camino a la cafetería o el baño; sin embargo, los mugiwaras eran la excepción. Los miembros del divertido grupo permanecían encadenados a sus asientos con la mirada perdida.

Zoro observó a Luffy que parecía sumido en sus pensamientos; tal vez ni siquiera se había dado cuenta que las clases habían terminado. Luego posó sus ojos en Sanji, que miraba el asiento vació de Robin con tristeza. Los demás apartaban la mirada incómodos sin saber qué hacer, a la vez que sentía la filosa mirada de Franky, clavándose como puñal en su espalda.

Dejó escapar un suspiro y se levantó, llamando la atención de todos.

—Andando, cocinero —El rubio asintió y lo siguió fuera del salón. Subieron las escaleras hasta la azotea, dejando que la fría brisa golpeara sus rostros y enrojeciera sus narices y mejillas. Frotaron sus brazos cuando un escalofrió los recorrió y subieron las pequeñas escaleras hasta el tanque de agua. Tal vez no era el mejor lugar con ese clima pero solo ahí tendrían algo de privacidad.

—No sabía que tuvieras llave.

—Ace me dio una copia. Así podría subir cuando quisiera despejarme un poco.

—Ya veo...

Se sentaron a comer su almuerzo en absoluto silencio. Aunque ahora podían estar juntos todo el tiempo que quisieran, no querían que fuera de este modo: alejados de todos y peleados con sus amigos.

—¿No vas a comer más? —preguntó Zoro, al ver como el rubio tapaba su almuerzo a medio terminar.

—No tengo hambre.

—Sé que estas preocupado pero no comer no hará que todo se resuelva más rápido. Vamos, come algo más —insistió, dándole de comer en la boca uno de sus encurtidos, que el rubio no tardo en aceptar.

—Todo esto es mi culpa. Si yo no te hubiera inducido...

—Entonces también es mía por dejarme llevar.

—Ah, de verdad que las cosas que se planean demasiado nunca resultan. Todo terminó en desastre —confesó cansado, abrazando sus piernas y escondiendo su cabeza en ellas—. ¿Qué haremos si nunca nos perdonan?

—Cálmate, solo están en shock. Cualquiera lo estaría luego de eso. Dejemos que digieran la noticia antes de hablar con ellos.

—Eso sí, con Franky atado y con un bozal —protestó molesto—. No quiero imaginar las pestes que estará soltando de nosotros.

—Él será el mayor obstáculo pero Luffy siempre ve las dos caras de la moneda. Además, Robin es una buena chica; estoy seguro que hablara con ellos y aclarara todo.

—¿Estás seguro? —preguntó, alzando la mirada preocupado—. Es que...se veía tan dolida.

—Lo estoy. En todo el tiempo que la conozco nunca dude de ella; no voy a empezar a hacerlo ahora.

—Es solo... —Sanji mordió su labio y respiró profundo para aclarar sus ojos que empezaban a nublarse por las lágrimas—. Ellos...son las primeras personas que pude llamar amigos. Los primeros en toda mi vida... No quiero perderlos, Zoro...

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora