Capitulo 43: I Promise

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" Seduce mi mente y tendrás mi cuerpo,

 encuentra mi alma y seré tuyo por siempre. "


20 de enero (sábado)

La pareja salió de la escuela rumbo al puesto de nikuman que estaba a un par de calles. El rubio comió fascinado mientras trataba de descubrir el ingrediente secreto del relleno ante la risa divertida de la anciana dueña y Zoro.

Luego de una breve parada en casa de sus tíos y saludar a la familia de Kuina, se encaminaron de regreso a la estación. Eran las 3:00 pm, cuando llegaron a Karuizawa de nuevo donde una pequeña Van negra los recogió.

—¿Mmm? ¿Qué es eso? —preguntó Zoro, observando por la ventana una curiosa edificación a un lado de la carretera.

—Ah, es KERA-IKE Ice Rink —explicó el chófer—. El estanque del bosque se congela lo suficiente para usarlo como pista de patinaje en estas fechas.

—¿Enserio? Déjenos aquí, por favor.

—¿Por qué? Quiero ir al onsen hace frío —replicó Sanji frotando sus manos.

—No vinimos hasta el otro lado del país solo para bañarnos en un onsen. Es Karuizawa, la ciudad de deportes de hielo, hay que ir a patinar.

—La pista de hielo es bastante popular, seguro les gustara —animó el conductor parqueándose en la entrada.

—Andando, Cejas de sushi, entremos en calor con una competencia —retó sonriendo con supremacía, saliendo del vehículo siendo seguido por el rubio.

—Ja, como si pudieras vencerme, Marimo.

Se adentraron al bosque que rodeaba el lugar y caminaron por un largo sendero de madera hasta una alargada y moderna edificación en forma de medialuna. Los mismos senderos rodeaban el estanque congelado donde varias familias, parejas y niños se deslizaban sonrientes sobre el hielo.

Entraron al lugar y luego de alquilar unos patines se unieron a la diversión. Zoro balanceó sus brazos a ambos lados para tratar de estabilizarse. Habían pasado años desde la última vez que pisó una pista de patinaje y a su rubia pareja, quien se deslizaba con gracia y soltura por el lugar, no le pasó desapercibido.

—¿Nervioso, Marimo-kun? —preguntó burlón patinando a su alrededor—. ¿Quieres que te traiga una silla para evitar que tu trasero bese el hielo?

Zoro observó a varios niños que se apoyaban en pequeñas sillas de madera para ayudarse a deslizarse sin caer y una vena de cabreo se marcó en su frente.

—¡No es necesario, idiota! Yo solo me bastó. S-solo necesito acostumbrarme —se quejó malhumorado intentando mantenerse firme. Estaba empezando a arrepentirse de haber sugerido ese plan. Sanji soltó una risilla y se posicionó a su lado aferrándose a su brazo para estabilizarlo.

—Entonces, yo seré tu apoyo.

El peliverde le contempló estupefacto al notar la doble intención en sus palabras. Sus labios se curvaron poco a poco y cerró los ojos asintiendo. Por supuesto, ya no estaba solo, ahora tenía a alguien que lo apoyaría y estaría con él por el resto de su vida.

—Si eres tú, entonces está bien. —Sanji sonrió enternecido y, con manos entrelazadas y sujetándose con firmeza el uno al otro, empezaron a deslizarse; al menos hasta que Zoro ganó la suficiente confianza y estabilidad para patinar por su cuenta.

—Tch. Que molestos. —El débil susurro lleno de fastidio y molestia llegó a los oídos de Roronoa con tanta claridad que lo hizo detener en seco. Miró de reojo tras de sí y fue entonces que pudo notar las miradas posadas en ellos; algunas con pesar, otras divertidas y muchas con reproche y hastió.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora