5.

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Eran cerca de las doce de la noche, no me había dado cuenta de que había pasado tanto tiempo cuando estuve en el departamento de Benedict. Y ahora entraba en silencio a la casa de mi mejor amiga, las dos íbamos de puntillas para no ser descubiertas porque sus padres tenían un estricto orden y toque de queda.

-¿Siguen son contestar?- preguntó en un susurro Barb cuando hablábamos de mis padres.

-No, me están preocupando.- respondí intentando observar en la oscuridad y así llegar más rápido a su habitación.

-No deben tardar, no te preocupes...- en ese momento se encendió la luz de la sala. En el sillón de una plaza estaba sentada la señora Vanderbilt observandonos con gesto duro.

-Buenas noches.- saludó secamente.-¿Se puede saber que haces levantada?

-Yo...- empezó Barbs nerviosa y me dirigía miradas ansiosas.-Bueno, te dije que me quedaría en casa de Gio pero no llevo ropa así que vine por...

-De eso nada, tu tienes tu casa Barbie.- interrumpió su madre.- No tienes que ir a otro lado y menos con esa salvaje.

Agaché la mirada, estaba furiosa con ella, con el idiota de Benedict y con mis padres. Quería gritarle que yo no era ninguna salvaje y que ella era una perra estúpida, pero no podía hacerlo por respeto a mi amiga.

-¡Mamá! No tienes porque llamarla así. Es mi amiga.

-Sabes que puedes conseguirte mejores amigos que esta...- no terminó la frase y se limitó a señalarme con desprecio.

-Sólo iré por mi ropa y me voy de aquí.- dije pasando frente a ella con las ganas de azotar su cara en la repisa de la chimenea.

-De eso nada, no irás tu sola. ¡Anthony!- gritó con voz a cuello y Bárbara le tomó la mano.

-No tienes por qué ser así mamá.- la fulminó con la mirada y me indicó que la siguiera.

Subimos a su habitación en completo silencio y yo me reprimía las ganas de llorar de rabia.

-Gio, lo lamento.- empezó Bárbara con sus enormes ojos bañados en lágrimas.

-No, no la justifiques Barbara. Tu mamá tiene razón, sólo soy una salvaje.- entré a su baño, tomé mi ropa y salí para encararla.

-Gio, por favor.- me dijo con dolor pero yo lo ignoré.

-Te quiero amiga. Pero no quiero que tengas problemas con tus padres por esto. Puedes enviar a Anthony por tu ropa mañana.- me acerqué hasta ella y la abracé fuerte. Me despedí y salí de su habitación.

-Giovanna.- me llamó su madre cuando pasaba por el recibidor, me giré lentamente para encararla.- Supongo que está de más pedirte que te alejes de Barbie.

-No se preocupe por eso señora.

-Excelente, deberías buscarte amigos de tu calaña. No quiero que lleves a Barbie por el mal camino. Ya vete.- dijo con desprecio cruzándose la bata de dormir en el pecho y mirándome despectivamente.

Sentí la rabia emerger en mi, pero no podía descargarla de cualquier modo así que sólo cerré los puños.

Salí de su casa con el corazón roto, habían sido demasiadas emociones en un sólo día así que sólo anhelaba llegar a mi casa y refugiarme en mi habitación.

Veinte minutos después, me bajé del taxi y arrastré los pies sobre la gravilla de la entrada, estaba cansadisima y sólo quería dormir pero todavía me quedaban tres pisos por subir en escaleras.

Saqué mis llaves ansiosa por llegar, sólo me quedaba un piso, y comenzó a vibrar mi teléfono.

-¿Diga?- contesté subiendo los últimos escalones.

-¿Señorita Giovanna Evans?- preguntó una voz femenina del otro lado.-Hablo del hospital general de Londres. Sus padres han sufrido un terrible accidente.

-¿Cómo dice?- me congelé a medio camino hasta mi puerta.-¿Mis padres que?

-Es necesario que venga al hospital de inmediato.

-¿Están bien? ¿De qué mierda me esta hablado?- pregunté en shock aún.

-Sus padres han muerto.- repitió la mujer y entonces lo entendí.

-¡Cállese!- le grité y colgué de golpe mi teléfono. Las lágrimas corrían por mis mejillas libremente.

Mis padres habían muerto, o algo así, debía ir al hospital a reconocer los cuerpos. ¿Qué carajos? ¿Qué más podía salir mal?

-¿Quieres guardar silencio?- claro, el idiota de Benedict no podía aguantarse las ganas de asomar su narizota.

-¡Cállate estúpido!- le grité mientras iba hasta mi puerta y abría la puerta de golpe.

Me dirigí hasta mi habitación aún llorando y me cambié por algo más cómodo haciendo bola la ropa de Benedict. Tomé mis llaves de nuevo, amarré mi cabello en una coleta alta y la ropa de Benedict la metí en una bolsa negra.

Me dirigí hasta su puerta y toqué con fuertes golpes.

-¿Qué quieres?- preguntó de mala gana cuando abrió la puerta. Sólo me limité a arrojarle la bolsa en la cara y me giré sobre mis talones para salir corriendo hasta las escaleras. Cuando salí del edificio caminé unas cuadras hasta encontrar un maldito taxi, mi mente estaba perdida, realmente no sabía que estaba sucediendo y no paraba de llorar

En el hospital me dirigí a el área de urgencias, había unos policías ahí pero no creí que fuera por el accidente de mis padres, pues resulta que si. Uno de los oficiales se acercó a mi y después de confirmar mi identidad me contó lo que había sucedido.

La carretera estaba mojada y un cabron hijo de puta los estrelló de frente. Iba borracho. Al parecer fue un accidente grande, pues varios coches se vieron involucrados y salió un reportaje en las noticias.

El doctor me hizo pasar a reconocer los cuerpos de mis padres y no pude siquiera verlos bien porque sabía que eran ellos, y sabía que si los veía más tiempo sólo querría morir con ellos.

Ahora estaba sola, mi vida realmente apestaba. No tenía más amigos, todos eran unos alcohólicos drogadictos y Bárbara me ayudó a alejarme de eso. Pero Bárbara ahora no estaba conmigo, o por lo menos no podía pedirle que viniera conmigo por el episodio que había tenido con su madre. El imbécil de mi hermano está metido en una jodida clínica de rehabilitación porque era un alcohólico de mierda.

¿Qué haría ahora?

Dos días después estaba enterrando a mis padres, con Bárbara a mi lado tomando fuertemente mi brazo y las pocas personas que eran amigos de mis padres. No paraban de darme sus condolencias y sus muestras de apoyo pero yo nunca los había visto, jamás supe sus nombres y sólo quería golpearlos porque sólo en estas situaciones se mostraba el afecto por la gente. ¿Y cuando estaban vivos? Ni una llamada, ni un mensaje ni una visita. Pero se mueren y ahora reciben más flores que nunca. Maldita gente hipócrita, que les den por todos lados.

Cuando terminó el servicio, me alejé de ellos, sólo quería irme lejos de todo aquello.

-Gio.- me llamó Benedict, que estaba sentado unas filas más atrás. Lo ignoré por completo.-Gio, espera.- me tomó del hombro y me obligó a girarme.

-¿Qué mierda quieres?- le pregunté cansada y el abrió mucho los ojos.

-Saber si estas bien.- se encogió de hombros.

-¿Qué? ¿Desde cuándo te interesa mi bienestar?- le pregunté arrastrando las palabras.-Si fuiste tú quien me dijo que no quería volver a verme.

-Lo...lamento, Gio, en verdad lo siento. Estaba...

-No me interesa Benedict, y para ti es Giovanna, ahora yo te digo que no quiero volver a verte.- giré sobre mis talones y me dispuse a caminar.

-¿Puedes perdonarme?- me gritó.

-No, eres un cabron hijo de puta.- le mostré el dedo medio sin siquiera voltear a verlo.

Doin' it right (Benedict Cumberbatch Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora