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Salí de mi casa corriendo, no podía estar ahí ni un segundo más. Mis padres estaban peleando de nuevo por culpa de mi hermano mayor que estaba desmayado en su habitación, ahogado de borracho.

Lo se, no tengo la mejor familia del mundo pero son lo único que tengo. A veces me gustaría no tener nada.

¿Mi nombre? Giovanna, aunque todos mis "amigos" me llaman Gio.

Salí de mi departamento y corrí por la calle con los ojos inundados en lágrimas. Sólo quería estar lejos de ahí. Me limpié la cara con el dorso de mi mano y en ese instante choqué con alguien y por el impulso caí al suelo de culo.

-¡Fíjate idiota!- logré gritarle con rabia mientras me ponía de pie ignorando sus palabras y su mano tendida.

-No fue mi culpa, tu venias corriendo.- se defendió. Alcé la vista y me encontré con el estúpido vecino de enfrente.-¿Te encuentras bien Gio?- preguntó con su voz profunda mirándome directamente a los ojos.

-No te interesa Benedict, y para ti soy Giovanna.- respondí empujandolo para abrirme camino y seguir huyendo.

-Sólo intento ser amable mocosa.- me gritó antes de alejarme lo suficiente. Yo lo ignoré y seguí caminando hasta llegar al parque donde había quedado de verme con Barbara, mi mejor amiga.

Benedict vivía en el mismo bloque de departamentos que yo, justo frente a mi puerta. Llevaba una muy mala relación con el porque siempre se metía en los asuntos de los demás.

Lo detestaba completamente y tal parecía que el también me detestaba. No era algo que me impidiera dormir de todos modos.

-¿Estas bien?- preguntó Bárbara una vez que nos sentamos en los columpios del parque.

-Si, ¿porqué lo preguntas?- fingí indiferencia, al parecer bastante mal porque me fulminó con la mirada.

-Estabas llorando.- me tomó la mano e intenté rechazarla pero ella la contuvo más fuerte.- Sabes que puedes confiar en mi.

Observé sus enormes ojos cafés, Barbara era todo lo contrario a mi. Ella es hija de un alto funcionario gubernamental, siempre va bien vestida, el cabello bien arreglado y su maquillaje intacto. Yo... bueno, ni me maquillo, ni me peino, ni me arreglo. Los vecinos me llaman salvaje callejera. Que les den.

-Mis padres, pelean otra vez.- dije alzando los hombros tristemente.- Esta vez por el imbécil de Jake.

-¿Ahora que hizo?

-No es ni medio día y ya esta perdido en el alcohol. Es un idiota.

-Tranquila, puedes venir a mi casa si quieres. Podemos empezar el Proyecto G.

Rodé los ojos, Barbara y su estúpido proyecto G. Desde hace varios meses ha intentado arreglar mi imagen, peinarme, maquillarme y todo lo que hacen las niñas de alta sociedad. Yo siempre intento safarme cuando puedo, pero ahora... la suerte no estaba a mi favor. Solté un suspiro profundo y me puse de pie, Barbara supo que accedí puesto que soltó un chillido jovial y se puso de pie de un saltito para caminar a mi lado.

Sabía que me iba a arrepentir de esto.

Cuando llegamos a su casa nos recibió Anthony, su mayordomo.

-Estaré ocupada arriba. Que no nos molesten.- ordenó y Anthony hizo una leve reverencia a modo de entendimiento.

Subimos a su habitación y me indicó que me sentara en la cama mientras ella se dirigía a su armario. Comenzó a sacar prendas y zapatos y a colocarlas en la cama.

-Este te irá muy bien.- dijo colocándose por delante un vestido azul cielo con vuelo en la falda.

-No, ni de loca utilizaré eso.- dije frunciendo el ceño.- Si me lo pongo comenzaré a escupir arcoiris.- Barbara soltó una carcajada.

-Tal vez esa es la idea.- susurró maliciosamente. Me tendió la mano para que la tomara pero yo seguía viéndola con el ceño ligeramente fruncido.- Vamos, es hora de empezar.

Me dirigió hasta su baño y me dio una albornoz con pantuflas a juego, me indicó como utilizar su bañera y qué productos debía poner en el agua una vez lista.

-Debemos hacerlo todo desde el principio.- dijo con una sonrisa de desquiciada una vez que le pregunté el motivo de aquello.

Y me obligó a quitarme mis jeans rotos, mi sudadera tres tallas más grande, mi camisa negra de los Rolling y mis converse gastados.

Media hora después me sentó frente a su espejo y comenzó a cepillarme el cabello parsimoniosamente con aire casi maternal.

Bárbara sabía que mi marca debía quedar intacta, así que dejó mi largo cabello castaño suelto y sólo le aplicó una serie de productos para que oliera bonito y "conservara su sedosidad".

La cara me la dejó limpia, sólo aplicó un poco de rímel y brillo labial. Según ella no necesitaba rubor por que "el mío era natural y se veía hermoso"

-No me voy a poner eso.- le dije una vez que me enseñó un ceñido vestido rojo.-Eso eso amigo de la muerte y está horrible.

-Mucho cuidado Evans, es un Dior.- dijo amenazante.

-¿Un Dior? ¿Qué mierda es eso? Yo le veo más cara de vestido.- Barbara puso los ojos en blanco y yo solté una carcajada, por supuesto que sabía que era Dior, sólo amaba hacerla rabiar.

-De acuerdo Gio, hagamos algo.- se sentó a mi lado soltando un suspiro y tomó mi mano.- Te dejaré usar pantalones y camisa si me prometes que "en tu puta vida volverás a decir una jodida grosería"- dijo imitando mi tono. Solté una risotada y asentí encantada.

Me prestó unos jeans ajustados negros que definían mis largas piernas. Una blusa blanca y plateada, larga y holgada que bien podría utilizarla como vestido sólo si no me interesara mostrar el culo cada que me agachara. Y para terminar...

-¡Tacones!- dijo emocionadisima con dos pares de tacones colgándole de cada mano.-Estoy segura de que estos te quedarán, pero no sé... Prefiero estos Loubotini.- dijo tendiéndome unos tacones altísimos de color negro y suela roja.

Me los puse temerosa, yo sabía en el fondo del estómago que esos artefactos los había creado el mismísimo demonio para torturanos.

-Barbs, si me mato te mato.- le dije tratando de encontrar el equilibrio nuevamente.

-Tranquila, es muy sencillo. Sólo levanta la cabeza...camina erguida...con seguridad, ¡tienes que doblar las rodillas!- me iba corrigiendo a cada paso que intentaba dar para acostumbrarme. Pero terminé derrumbandome en la cama.

-Soy una idiota Barbs, jamás podré utilizar estas porqueri... Cosas hermosas.- dije una vez que percibí su mirada asesina.- Lo siento.

-De acuerdo, tal vez sólo me emocioné.- dijo triste. Había visto caras de decepción causada por mi en toda mi vida, pero ver a mi única amiga decepcionarse por mi culpa me agarró con la guardia baja. Solté un suspiro y me puse a caminar de nuevo.

-Creo que ya lo tengo.- dije sonriente mientras caminaba mejor que un bebé venado y ella daba palmaditas emocionada otra vez.

-Vamos, el mundo debe ver esta belleza.- dijo señalando el espejo. Y me vi por primera vez con todo el cambio que ella había hecho en mi. No me reconocía, la chica del espejo era más alta, se veía más madura y era guapísima. Yo no podía ser ella, yo era torpe, insegura y desaliñada.

-Barbs, esta no soy yo.- dije con un nudo en la garganta.

-¿Pero qué dices? Claro que si. Te ves... diferente, pero eres tú.

-No, Bárbara. Me siento muy incómoda.

-Eso es porque nadie más te lo ha dicho, pero vamos. Te invitaré a comer y el mundo te verá. Entonces te darás cuenta de que no miento.

Me tomó de la mano y literal me arrastró hasta salir de su habitación, sentía un poco incómodos los zapatos pero bien podía caminar con ellos. De todas formas sabia en mis adentros que jamás volvería a hacer algo como esto.

No sabía que estaba completamente equivocada.

Doin' it right (Benedict Cumberbatch Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora