11.

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La conversación con Benedict me dejó mucho que pensar. Pero a la vez me dejaba muchas dudas.

La versión de Scott no concordaba con la versión de Benedict y no sabía quién de los dos me mentía. Decidí analizar la versión de Scott primero.

Según él, yo le llamé para que nos alcanzara en el bar la noche anterior. Tomé mi teléfono para comprobarlo, me metí al menú de contactos (no recordaba haber guardado su número siquiera) pero su nombre no aparecía en la lista. Después a las llamadas realizadas y no estaba el registro de la llamada.

De acuerdo, la preocupación creció en mi pecho. ¿Cómo demonios pude haber llamado a Scott? ¿Tal vez desde el teléfono de Bárbara? Intenté no perder las esperanzas y seguí con mi análisis.

Después dijo que yo estaba muy mal cuando llegó, podría ir al bar y preguntar a los meseros si habían visto algo fuera de lo normal, al fin y al cabo éramos clientes frecuentes ahí. De acuerdo eso lo haría más tarde esa noche.

En mi departamento dijo que le había vomitado encima y que lavó su ropa en mi lavadora. Sumida en mis pensamientos me puse de pie y camine hasta la puerta de Benedict.

-¿Qué pasa? ¿A dónde vas?- preguntó siguiéndome con la mirada y yo levanté una mano para indicarle que regresaría, pero él se puso de pie y camino detrás de mí. Caminé hasta mi departamento y entre directamente hasta el pequeño cuarto de lavado. Revisé mi lavadora y aún estaba mi ropa sucia que había puesto la tarde anterior, tragué saliva con dificultad, en seguida revisé el filtro de la secadora y estaba limpio, no había signos de que hubiera sido usada recientemente. Scott había perdido toda la credibilidad. Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentía un coraje inmenso en todo mi ser. Ese canalla...

-Maldito hijo de puta.- dije en un susurro.

-¿Qué, qué pasa?- preguntó Benedict acercándose. -¿Estas bien?- mis ojos estaban inundados.

-Vete Benedict, por favor.- pedí con la voz entrecortada.

-Giovanna, ¿Qué pasa?- preguntó alarmado tomándome por el brazo.

-Sólo vete, quiero estar sola.- me limpié las lágrimas que se había escapado y me solté de su mano para salir del cuarto de lavado.

-De acuerdo, si me necesitas... sabes dónde encontrarme.- acarició mi mejilla una vez que pasó a mi lado y yo simplemente cerré los ojos respirando con dificultad.

-¡Espera!- le llamé antes de que saliera de mi departamento y se giró lentamente.- ¿Mencionaron algo sobre Bárbara?- pregunté esperanzada. Pero él se limitó a negar lentamente.

-No, lo siento.- hizo una mueca con la boca y se dio la vuelta para continuar con su camino.

De acuerdo, tenía que hablar con Scott sin duda. Tenía que escucharlo y ver hasta donde llegaba la cosa, de cualquier manera ¿Que podía esperar de un tipo que acababa de conocer?

"No que me drogara y me mintiera" pensé ácidamente y las lágrimas se agolparon en mi rostro... y no sólo eso, cabía la posibilidad de que me haya... violado. ¿Por qué demonios no podía recordar nada? ¡Maldición! ¿Y quién era el otro tipo con el que llegó? Me congelé sólo de pensar en que tal vez él también... No, agité la cabeza para alejar ese desagradable pensamiento.

Fui corriendo hasta mi habitación y estuve tentada a tirarme a llorar en la cama pero me contuve, me dirigí al espejo y comencé a arreglarme para la cita que tenía con Scott en la cafetería donde nos conocimos aunque ahora sólo de pensar en él me daban náuseas.

Salí de mi departamento y caminé hasta la puerta de Benedict.

-Necesito un favor.- le dije una vez que atendió la puerta.- Si no regreso en una hora por favor ve a buscarme en esta dirección.- le tendí un papel con los datos de la cafetería y me miró extrañado.

-¿Qué vas a hacer?- alzó una ceja tomando el papel y leyéndolo.

-Iré a hablar con Scott. Necesito respuestas.

-Ni hablar, no irás tú sola.- estaba por tomar su abrigo pero le detuve el brazo.

-Debo hacerlo, no sabe que hablé contigo. Es por eso que te pido este favor.- dije seria mirándolo fijamente a los ojos, después de unos segundos se relajó y asintió.- Gracias.

-Gio por favor cuídate.- me pidió antes de que bajará las escaleras, giré la cabeza para encararlo y asentí sonriendo de lado.

Decidí irme caminando, me permitía despejar mi mente y aclarar mis pensamientos. Ideaba el plan para sacarle la verdad al imbécil de Scott cuando sin querer golpeé a alguien en el hombro.

-¡Oh, por Dios! Lo siento tanto.- me disculpé apenada y cuando me di cuenta quien era abrí mucho la boca.- ¡Lea! Oh por dios, gracias al cielo.- era la rechoncha ama de llaves de la Mansión Vanderbilt, nunca la había visto por este lado.

-Lo siento Srita. Evans.- desvió sus ojos verdes de los míos y se intentó alejar pero la detuve del brazo.

-Lea, por favor. Dime qué sucede.

-No puedo, nos prohibieron hablar con usted.- dijo temerosa mirando a todos lados.

-¿Nos? O sea la Sra...- Lea agitó negativamente la cabeza.- ¿El señor también?

-Lo lamento tanto Srita Evans.

-De acuerdo,- logré decir con la boca seca.- no me digas dónde está Bárbara pero por lo menos dime qué sucedió anoche. ¿Llegó a su casa sana y salva?

Lea me miró con ojos como plato y con gesto abrumado, yo sabía que si empezaba a hablar no terminaría hasta soltar todo, y eso sin duda me retrasaría un poco.

-La Srita Bárbara llegó muy ebria anoche, llegó azotando las puertas e incluso rompió el florero veneciano favorito de su madre.- dijo no tono asustado. Bárbara y yo creíamos que el florero era horrible así que no le di importancia.- Cuando la Sra. Vanderbilt despertó, fue a ver que sucedía y entonces... empezaron los gritos.- su tono era solemne y profundo. -La Srita Bárbara le dijo a su madre que la odiaba y que ya no quería vivir ahí. Prefería mil veces vivir con usted antes de pasar otra noche en la casa de su madre.- Alcé las cejas asombrada, no me imaginaba que las cosas entre ellas fueran tan mal.- Entonces la Sra. Vanderbilt le tomó la palabra y preparó todo para irse esa misma noche junto con ella. Pero no sabría decirle a donde Srita Evans. El Sr. Vanderbilt dijo que usted no debía saber nada de esto.- terminó casi con lágrimas en los ojos.- El Sr nos dio el día libre.

-Está bien.- le palmeé el hombro para tratar de tranquilizarla pero mi voz sonaba entrecortada.- No le diré a nadie Lea, muchas gracias.

-De verdad lo siento Srita Evans.- negué con la cabeza y traté de sonreír. Se despidió de mí y retomó su camino mientras la observaba soltando un suspiro.

Por lo menos Bárbara estaba bien, lejos pero bien. Ya no podía ligarla a los hechos desagradables con Scott.

Seguí mi camino hasta la cafetería con la cabeza fría en cuanto a mi asunto con Scott, debía intentar parecer lo más normal con él.

Doin' it right (Benedict Cumberbatch Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora