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¡Hola mis amores!

Les traigo este capítulo que en lo personal, es mi favorito por tierno jajajajaja. Espero les guste como a mi me gusta un buen.

Les traigo también la triste noticia de que esta historia está llegando a su final :'D

El próximo miércoles es el gran final así que... ¡A DISFRUTAR!

Las quiero mucho.

xoxo

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La primera noche que pasé en casa de Benedict me sentí sumamente extraña. Antes, cuando regresamos del hospital, me acompañó a mi departamento por mis cosas y cuando entré me dirigí rápidamente a mi habitación sin prestarle mucha atención a mi alrededor. Recogí lo esencial para pasar la noche lejos de ahí, ropa y artículos de limpieza.

Cuando regresé al salón Benedict estaba colocando las sillas en su lugar y tratando de acomodar los sillones.

-Deja, ya llamaré a alguien para que limpie todo el desorden.- le dije acercándome a él y tomando su mano.

-Se siente extraño estar aquí dado los sucesos de hace unas horas. ¿No crees?- apretó mi mano cariñosamente mientras me sonreía.

-De todos modos no pienso volver dentro de mucho.-dije encogiéndome de hombros y mirándolo de soslayo. Se giró completamente y me dedicó una mirada asombrada.- Si no te importa, claro.

-Me importa, por supuesto que me importa. Soy un entrometido ¿recuerdas?- me abrazó fuertemente y besó mi frente.- Pero estoy complacido.

Tomó mi pequeña maleta y salimos de mi departamento tomados de la mano hasta su puerta, la abrió pero me impidió entrar.

-Espera, siempre quise hacer esto.- pasó una mano detrás de mis rodillas y me alzó en brazos mientras yo le rodeaba el cuello.

-¿Qué esto no hacen los recién casados?- dije sonriendo y me devolvió el gesto sin responder. Me llevó hasta la habitación vacía y me bajó con cuidado.

-Esta será tu habitación, la mía está justo enfrente por si... necesitas algo.- indicó encendiendo la luz, era exactamente idéntica a la mía sólo que vacía.

-Es la habitación más hermosa que haya visto en la vida.- fingí emoción divertida y el soltó una carcajada mientras iba hasta la cama y dejaba mi maleta.

-Mentirosa.- dijo entre dientes, fui hasta él y lo abracé por detrás.

-Gracias, por todo lo que haces. Es muy valioso para mi.- se giró para verme de frente.

-Gio, sabes que...- le puse la mano frente a la boca para que no dijera más.

-Te quiero.

Acarició mi mejilla tiernamente mirándome a los ojos, entonces me acerqué a él y me besó lentamente, volví a sentir esas mariposas en el estómago como la primera vez que nos besamos, sólo que esta vez no intenté asesinarlas.

-Yo también te quiero.- dijo en un susurro.- Ahora, deberías descansar. Grita si necesitas algo, ¿de acuerdo?

Asentí sonriente, depósito un ligero beso en mis labios y salió de mi nueva habitación deseándome buenas noches. Solté un suspiro y comencé a sacar mis pertenencias y a acomodarlas en su lugar. Cuando terminé, me puse el pijama y me recosté en la cama. Pensé en Barbara y me dieron tantas ganas de llamarle, pero recordé que su madre la tenía en insolación y descarté mi deseo. La extrañaba a morir, sabía que si se enteraba de mi relación con Benedict pegaría un grito hasta el cielo. Solté una carcajada al imaginarme su reacción y me acomodé mejor en la cama para intentar dormir, pero lejos de ser un sueño placentero fue exhaustivo, sólo daba vueltas en la cama. Aunque yo sabía que Scott ya estaría tras las rejas, aún tenía miedo por la seguridad de Jake. Muchas veces pensé en tomar mi abrigo y salir de la casa para ir hasta el hospital y montar guardia fuera de la habitación de mi hermano pero después me tranquilizaba al recordar que los oficiales se habían llevado a Scott.

Scott, desgraciado Scott. Ni en mis sueños me dejaba tranquila, cada vez que cerraba los ojos volvía a sentir sus manos sobre mi piel y me daba asco por que me sentía sucia. Me senté en la cama respirando con dificultad, froté mi frente con desesperación y las lágrimas se agolparon en mis ojos. Me puse de pie y tomé mi ropa para ir a ducharme, caminé en silencio para no despertar a Benedict y entré al cuarto de baño cerrando la puerta lentamente. Todo estaba perfectamente en orden, limpio y en su lugar.

Cuando estuve dentro de la ducha tomé el frasco del shampoo de Benedict y lo destapé para olerlo, era completamente embriagante y delicioso.

Di un vistazo rápido a la puerta y decidí usar un poquito, quería dormir con su olor impregnado en mi cabello, aunque sabía que eso era de una completa loca acosadora. Tallé mi cuerpo fuertemente intentado hacer desaparecer esa sensación de suciedad y después me quedé un rato debajo de la ducha.

Salí del baño y me dirigí nuevamente a mi habitación esperando no haber despertado a Benedict. Me recosté en la cama y me tapé con las cobijas hasta la barbilla, me sentía una criminal.

Comencé a juguetear con mi labio nerviosamente mientras intentaba conciliar el sueño pero era imposible. Tomaba un mechón de mi cabello para olerlo, el aroma del shampoo era muy leve. Tal vez si lo uso más veces... no, demonios. Me estaba comportando como una loca. Unos golpecitos en la puerta llamaron mi atención.

-¿Esta todo bien?- Benedict estaba en la puerta en pijamas.

-Si, es sólo que no puedo dormir.- me excusé intentado sonreír.

-¿Puedo?- señaló la cama y asentí, caminó hasta la cama y se recostó junto a mi para abrazarme.

-No quiero ser una molestia Benedict.- dije apenada entre sus brazos.

-No lo eres cariño... ¿Usaste mi shampoo?- olfateó mi cabello y yo solté una carcajada nerviosa.

-Lo siento, es que... Huele rico.

-De acuerdo, tal vez eso si sea una molestia, tendré que comprar el doble para abastecernos.

Ambos reímos por lo bajo mientras acariciaba mi hombro, lentamente fui cayendo en un sopor hasta que me dormí en sus brazos. Ahí me sentía segura y en paz, entre sus brazos me sentía en casa.

A la mañana siguiente desperté sola, me dio un poco de pena y me senté rápidamente observando a mi alrededor. En la almohada había una pequeña nota.

Lo siento, no quise despertarte te ves hermosa dormida. Tuve que ir al trabajo pero saldré temprano hoy. Te veo en la tarde.

Te quiero.

Me llevé la nota al pecho, me quiere. Benedict me quiere y estaba por escrito la confesión. Sonreí abiertamente y entonces el día se hizo más luminoso para mi. Era verdad, cada una de mis células me lo decían: Benedict Cumberbatch, mi entrometido y sexy vecino me quería, y ahora sabía que yo también lo quería con locura.

Me puse de pie para hacer la cama y guardé la nota en mi maleta, se había vuelto mi mas preciado objeto de ahora en adelante.

Me cambié el pijama y me arreglé, no sabía que haría toda la mañana, no iría a la oficia hasta el siguiente lunes, no podía hacer limpieza de la casa por que estaba impecable.

Entré a la cocina, y en la encimera había otra nota más pequeña.

Por sí necesitas salir. :)

Debajo de ella había una llave, la tomé dulcemente y la apreté en mi puño llevándolo a mi corazón. Todo era tan real que lo creía un sueño. Solté un suspiro y guardé la llave en el bolsillo oculto de mi vestido color salmón.

Tal vez podría hacer de comer. Abrí el refrigerador y vi el primer defecto, sólo tenía agua embotellada, un litro de leche, una banana y una manzana.

De acuerdo, ya sabía en qué gastar mi mañana.

Doin' it right (Benedict Cumberbatch Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora