16.

1.7K 133 67
                                    

Todo estaba húmedo y oscuro a mi alrededor. Me sentía en el tobogán de unparqur acuático, con subidas y bajadas, y curvas peligrosas. Tenía miedo y sólo quería salir de ahí pero no encontraba la salida. 

La sensación de vértigo acompañada de un remolino en el estómago y ganas de vomitar me acompañaba en todo momento, yo sólo quería paz, tranquilidad y no volver a pensar jamás.

Abrí los ojos de golpe, parpadeando varias veces para acostumbrarme a la luz. Estaba en una habitación blanca, recostada en la cama con pijamas y cubierta con sábanas de igual color. Me decepcioné al darme cuenta de que estaba en un hospital. Mis ojos se llenaron de lágrimas, hasta en eso era un completo fracaso.

-Hey,- dijo alguien a mi lado, giré la cabeza para encontrarme a Benedict sentado en un sofá con una revista entre las manos.-Despertaste.- se puso de pie y se acercó a mi.

Giré la cabeza hacia el otro lado y comencé a llorar.

-¿Qué pasa? No llores.- sentí que me acariciaba el cabello.

-Soy un fracaso.- logré decir, todo el cuerpo me dolía y mi voz sonaba roca.-No merezco vivir.

-Gio, no digas eso. ¿Por qué lo hiciste?- guardé silencio negando con la cabeza, no quería exponerle mis problemas. Me haría sentir muy estúpida y sólo quería que se alejara. Pero entonces tuve un vago recuerdo de su profunda voz diciéndome que me amaba, ¿Era verdad o sólo producto de mi imaginación?

-¿Es verdad?- le pregunté en voz baja armándome de valor.- O sólo lo hiciste para distraerme.

-¿El que, cariño?- seguía acariciando mi cabello. Cerré los ojos apretándolos y tragué saliva pero hasta la garganta me dolía.

-Que me amas.- dije aún con los ojos cerrados, guardó silencio un momento. Tal vez lo había imaginado todo.

-Si.- dijo firmemente y entonces giré la cabeza para encararlo.

-¿Por qué? Si sólo soy una mocosa.- soltó una risita y sonrió de lado.

-Por eso Gio, eso es justamente lo que más me gusta.- tomó mi mano y la entrelazó con la suya.

-Yo no puedo amarte.- confesé llorando, si no podía amarme yo misma no podía amar a los demás.- No se cómo.

-Con que me dejes amarte basta.- sonrió dulcemente mirándome a los ojos. Me giré dolorosamente dándole la espalda y comencé a llorar más fuerte en posición fetal. Benedict no merecía esto, era tan bueno conmigo y en cambio yo sólo lo despreciaba. Además, no podía arrastrarlo a mis problemas, no era justo con él. Sentí que se recostaba en la cama y me abrazaba por detrás, maldita sea ¿podría dejar de ser tan dulce? Pero no intenté apartarlo, en sus brazos me sentía segura y tranquila.

Su voz grave tratado de tranquilizarme me hizo entrar en un sopor sereno y relajado. Ni siquiera me di cuenta de que me volví a quedar dormida hasta que desperté nuevamente más tranquila que antes.

Benedict estaba afuera hablando con el doctor, lo veía por la ventana con su gesto serio, el ceño un poco fruncido y asintiendo lentamente.

No entendía como es que podía amarme, nunca le di esperanzas y él tampoco me las había dado. Es más, hasta salí calificada como "zorra" por él, sin dudas debía explicarme eso.

Unos golpecitos sonaron en la puerta y sin esperar respuesta Benedict asomó la cabeza lentamente.

-El Sr Vanderbilt esta afuera.- dijo lentamente y me llené de nervios,-Pregunta si puede pasar.

-Gracias,- dije asintiendo con la cabeza y le sonreí. Salió otra vez por la puerta y me acomodé en la cama sentándome con cuidado para evitar el dolor. El señor Vanderbilt entró después de un ramo de flores.

-Hola, Gio.- saludó acercándose a mi depositando el ramo en la mesa de noche y después me besó la cabeza.-¿Cómo estas?

-Son lindas.- dije refiriéndome a las flores y tras un suspiro continúe.- Intento reponerme, no es fácil.

Se sentó en la cama frente a mi y me tomó la mano.

-¿Puedo ayudarte en algo?- me miró preocupado y negué con la cabeza agachando la mirada.-¿Por qué lo hiciste?- me encogí de hombros y comencé a llorar de nuevo, se acercó y me abrazó fuertemente.-¿Fue por lo que te dije en la oficina?- volví a negar. Aunque en parte si había sido por eso.

Tomé aire tratando de tranquilizarme y le conté toda la verdad, desde Scott hasta Jake, me escuchó serio mirándome directamente a los ojos. Cuando terminé mi relato chasqueó la lengua poniéndose de pie.

-Nunca creí que Jacob pudiera hacer algo así.- se pasó una mano por la nuca. -Si puedo hacer algo por ti Giovanna, por favor hazmelo saber.

-¿Puedo hablar con Bárbara?- pedí tímidamente mirándolo con las cejas juntas. Guardó silencio un momento y me miró fijamente.

-No, lo siento.- dijo apenado.

-¿Puede decirle que lamento todo esto?- dije con lágrimas en los ojos otra vez y asintió.

-Lamento la situación Gio, pero Julia me pidió que te mantuviera alejada de Bárbara por un tiempo.- asentí comprensiva, la maldita señora Vanderbilt... siempre había sido ella la que manejara las cosas a su antojo.

-¿Puedo saber donde están?- me aventuré a preguntar aunque ya sabía que la respuesta sería una negativa.

-En Nueva York. Visitando a los padres de Julia.- dijo con una sonrisa cómplice en la cara.-Giovanna si necesitas ayuda sólo pídemela, puedes volver a la oficina cuando quieras. Todos te extrañan y están preocupados, por eso cooperamos para comprarte el ramo.

-Gracias.- dije tras soltar una risa un tanto dolorosa.-¿Cuanto tiempo he estado aquí?

-Tres días.- alzó las cejas.-El doctor me explicó que si el joven de afuera no te hubiera hecho vomitar...- hizo una pausa dramática chasqueando la lengua.-No estarías viendo mi fea cara hoy.- reímos al mismo tiempo y me miró paternalmente.

-Debo irme Gio, me alegra que estés bien.

-Gracias por venir Sr, y por escucharme.

-Por favor llámame John. Y no te preocupes, meteré una denuncia para Scott Landon, no merece estar en las calles.

-Por favor no.- dije aterrada recordado sus palabras.-Puede ser muy peligroso...

-No te preocupes, te protegeré.- se acercó a mi depositando un beso en mi cabeza y se alejó hasta la puerta.-Espero poder venir mañana.

Asentí sonriente pero un poco preocupada, solté un suspiro una vez que cerró la puerta y me relajé, como pude me senté en la orilla de la cama recuperando las fuerzas para ponerme de pie. Caminé unos pasos, arrastrando el carrito del suero, hasta la ventana de la calle y observé a la gente pasar, una escena llamó mi atención y me ldejó muda de terror.

Dos tipos enormes sostenían a Benedict por los brazos mientras Scott lo golpeaba en el estómago con fuerza, pude ver con exactirud como escupia sangre y despues a Scott apuntándole a la cabeza con una pistola, a la vista de todo el mundo, nadie se acercaba mientras yo gritaba llena de terror.

Doin' it right (Benedict Cumberbatch Fan Fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora