Un delicioso aroma a café recién hecho comienza a invadir mis fosas nasales. Automáticamente mi estómago ruge y me recuerda que no me he alimentado como corresponde desde hace más de 24 horas cuando decidí emprender mi nueva aventura. Poco a poco los recuerdos de las últimas horas llegan a mí y de un salto me incorporo asustada por la hora. Debe ser tarde y no me gustaría que piensen que soy una desagradecida que abusa de la hospitalidad de la gente.
Salto de la cama y miro la hora. Me quedo petrificada al comprobar que recién son las 6.45 de la mañana. No es tan tarde pero igual decido levantarme para ayudar a la mamá de Alex en los quehaceres domésticos... al menos hasta que me entreguen mi auto y pueda seguir camino a New York.
Me pongo un pantalón de jogging negro, una remera enorme de los Guns and Roses, que es mi favorita desde siempre, calzo mis amadas pantuflas y ato mis desordenados rulos en una cola alta.
Bajo despacio las escaleras intentando no despertar a nadie en mi camino.
La casa es grande, muy grande. En el pasillo donde está la habitación que me prestaron anoche pude contar aproximadamente 5 puertas más. Supongo que todas son habitaciones. La mía en particular es bastante amplia y tiene un baño con ducha. Anoche al llegar no pude ver todos estos detalles de la casa en profundidad. Llego a la planta baja y el aroma a café se intensifica. Se ve luz hacia la derecha por lo que supongo la madre de Alex estará en la cocina. De fondo se escucha la radio. No es una estación de música, sino una de noticias.
Puedo reconocer ese programa a la distancia, es primero en audiencia desde hace más de 10 años. Es parte de mi rutina diaria escuchar esta estación, sobre todo a la mañana.
-Buenos días señora- digo en voz baja- Espero no estorbarla demasiado-
Una mujer de unos sesenta años se gira con una taza de humeante café en las manos y me sonríe de oreja a oreja.
-Buen día hermosa-replica con voz cantarina-siéntate que te sirvo un café.
-Lo toma cortado con un poco de leche- replica una voz grave a mis espaldas.
Me paralizo del susto y reprimo un grito solo porque sé que puedo molestar a quien este durmiendo ahora mismo. Un Alex recién bañado y afeitado pasa a mi lado secándose la cabeza con una toalla negra.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que del baño se sale seco y cambiado hijo?- lo reprime su madre al tiempo que recibe un sonoro beso en la mejilla por parte de su hijo.
Yo miro la escena petrificada en mi lugar. Me conmueve tanto cariño por parte de ambos. Es la ilusión de mi vida poder formar una familia así, donde el cariño y los buenos tratos sean moneda corriente. Lamentablemente uno no puede elegir la familia, te toca o te toca. Pero con el tiempo descubrí que uno puede intentar formar la propia evitando cometer errores que se saben son dolorosos.
-Siéntate hija, no te quedes ahí soportando al desubicado de mi hijo- dice la mujer con un tono jovial.
-Tu padre te está esperando, se hace tarde- comenta al tiempo que le entrega una taza humeante a su hijo.
Alex se sienta a mi lado y asiente con la cabeza mientras toma rápido su café.
–En diez minutos estoy listo- dice pasando a mi lado.
Sin querer roza su brazo con el mío y una corriente eléctrica hace que todos los bellos de mi brazo se ericen. Alex levanta la vista y sus ojos chocan con lo míos. Me dedica una mirada extraña, sus ojos azules se oscurecen un tono. No puedo mantenerle la mirada, así que miro para otro lado con vergüenza y corto el contacto visual. No puedo creer que a mi edad me estén pasando estas cosas. Ya no soy una niña, soy una mujer hecha y derecha. He vivido lo suficiente y sufrido otro tanto como para darme cuenta cuando algo es peligroso... Y siento que este hombre es peligrosísimo para mí.
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Hace más de dos horas que Alex se fue con su padre al trabajo.
Casi muero cuando después de exactamente diez minutos regresó a la cocina enfundado en un traje negro impecable. Se acercó a su madre para saludarla y ella observa que tiene un pequeño golpe en el lado izquierdo de su nariz.
-¿Por qué tienes ese golpe ahí?- Pregunta Anne extrañada.
-No sé, tal vez ayer mientras ayudaba a la señorita Sanders después del accidente me golpeé y no me di cuenta- dice Alex mientras me mira y sube y baja sus cejas de manera divertida.
El calor en mi rostro quema y siento que puedo llegar a salir corriendo de allí por la vergüenza. Él se da cuenta de mis intenciones y me hace señas para que me quede sentada. Parece que disfruta con su pequeña venganza, así que trago mi pánico y dejo que me salude con un beso rápido en la mejilla.
Lugo de ese intercambio sale de la cocina y escucho como habla con alguien, supongo que es su padre. Se escucha el motor de un auto que arranca y después el silencio vuelve a la casa.
-No me has contado porque quieres llegar antes de Navidad a New York querida- dice suavemente Anne sacándome de mis pensamientos.
-Voy a pasar Navidad con mi mejor amiga Kimberly y a conocer al fin la nieve- comento emocionada.
-New York para navidad es esplendida y muy romántica, aunque el frio en esa época es mucho. Con Robert nos hemos conocido en la Gran Manzana hace muchos años, pero debido a su enfermedad pulmonar decidimos mudarnos a Raleigh, aquí el clima no es tan crudo en invierno.- comenta Anne con una mirada llena de recuerdos.
Se nota una madre amorosa y dedicada a su familia. Me hubiera gustado poder disfrutar de una persona así en mi niñez...
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¿Y ?? Que tal despues de tanto tiempo?
Espero que guste esta nueva aventura y no se olviden de votar y poner estrellitas!!
Vero
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Mi deseo.
RomanceSabrina Sanders busca comenzar de nuevo. Aunque nunca le faltó nada económicamente, su vida siempre fue muy solitaria. Desea por fin formar una familia pero no quiere compromisos ni ataduras con nadie. Está decidida a ser madre soltera a pesar de su...