Lágrimas saladas caen lentamente desde mis ojos hasta desarmarse en la almohada. Ya no me duele, es como que de alguna manera me estoy secando por dentro. Mi corazón es quien se está secando, justo cuando estaba decidida a darme la chance de enamorarme.
Sabía que no debía dejar que mis sentimientos entren en juego pero no pude...no quise evitarlo. Alex logro colarse en mi vida, logro romper las barreras que yo me había autoimpuesto. Hizo que me olvide de mi promesa de no volver a enamorarme.
Alex se convirtió sin saberlo en alguien demasiado importante para mí.
No puedo creer lo triste que es darme cuenta que al final del día él es igual a los demás. No solo me oculto que tiene un hijo, sino que me mintió al decirme que me necesitaba... ¿Cómo demonios me va a necesitar si tiene a la madre de su hijo cerca de él, que lo va a buscar a la salida del trabajo?
Unos suaves golpes se escuchan en la puerta. Me doy vuelta en la cama y me abrazo a mí misma. En este momento no quiero atender a nadie, así que mejor ni contesto sea quien sea.
Nuevos golpes azotan la puerta, esta vez con menos delicadeza.
Me levanto con pocas ganas, decidida a decirle a quien sea que moleste que no quiero nada. No me interesa el servicio de habitación, ni tampoco tengo ganas de recibir el llamado de nadie. Solo quiero llorar hasta que deje de dolerme.
-¡No voy a cenar!- anuncio en voz alta para que el conserje escuche claramente.
-Abre Sabrina, debemos hablar.
Mi corazón deja de bombear sangre a mi sistema en el preciso momento que escucho su voz.
-No hay nada de qué hablar. Vete-
-Por favor, debes escucharme. Aunque sea tan solo una vez.-
-Ya es suficiente Alex, no puedo más, vete por favor- digo entre lágrimas.
- Sabrina, el niño que viste es mi hijo. Hace una semana que lo conozco. Debes escucharme por favor.
Los latidos de mi corazón son tan fuertes ahora que temo que pueda hacerle algo malo a mi bebé. Mis manos estas sudorosas y el aire queda atascado en mi garganta. De un tirón quito la llave y abro. El espectáculo que tengo ante mí parece salido de una novela. Un Alex con unas pesadas ojeras surcando sus ojos me mira de manera inexpresiva. Carga un bolso de bebe con dibujos de osos y un niño pequeño duerme en su hombro.
-¿Cómo me has encontrado?- Susurro mientras me hago a un lado para que pase.
-Te seguí, se limita a decir mientras deja al niño dormido en el sillón de la sala de estar.
El pequeño llorisquea un poco, pero Alex lo mece suavemente hasta que logra dormirlo nuevamente.
Cuando Alex comprueba que el niño se ha dormido otra vez lo tapa con su propia campera y acerca al sillón una silla de madera para evitar que se caiga del mismo.
-Duerme pequeño Izan, duerme- susurra despacio en su oído. Luego se da vuelta para encararme y es cuando me descubro todavía parada al lado de la puerta con el picaporte en la mano observando toda la escena como si se tratase de una película.
- Necesito que me escuches, no es exactamente lo que parece- dice con la voz cortada por la emociones al tiempo que da unos paso en mi dirección.
En ese momento mis piernas se accionan de manera automática retrocediendo a medida que Alex se acerca.
-Ni te atrevas a tocarme- escupo entre dientes, mis puños cerrados lastiman la palma de mi mano con una furia que no sabía estaba conteniendo.
Los ojos azules de Alex se oscurecen al tiempo que una expresión entre cansancio y tristeza aparece en su rostro.
-Basta Sabrina, deja ya de hacer esto-
-¿Hacer qué? Acaso soy yo quien tiene una vida paralela? ¿Acaso digo que te quiero y después tengo un hijo con otra persona?- susurro con los dientes apretados por las ganas contenidas de llorar. Siento que solo me mantengo en pies gracias a la furia que recorre todo mi ser.
Alex pasa sus manos por su rostro y toma una gran inspiración dejando salir el aire de manera entre cortada. Se lo ve descompuesto y a punto de estallar, pero lo que menos pienso en este momento es en como él se está sintiendo.
Me parece que es totalmente egoísta venir aquí a tratar de explicar lo inexplicable.
Yo vi a ese niño arrojarse a sus brazos y llamarlo "papi"
¿Qué es lo que hay que explicar después de eso?
¡Y yo estaba convencida de amarlo e iba a darle la noticia que espero un hijo de él!
-Dame una oportunidad siquiera de contarte, para mí esto es nuevo también-
- Me basta con lo que he visto.
-¿Es que tienes que ser siempre tan terca? -.dice levantando tanto la voz que provoca que de un respingo de sorpresa. -Solo he venido a explicarte de una vez en que se ha convertido mi vida desde hace una semana. No te pido nada más que te calles y escuches lo que tengo para decirte, después de eso me voy y no te molesto más- dice en tono más sereno pero aún me mira de manera dura.
Para este momento de la conversación no tengo más que perder así que asiento y me acomodo en una de las sillas de la pequeña estancia. Alex hace lo propio, pero antes se asegura que el niño esté bien arropado y, ese solo gesto envía una señal de dolor a mi sistema. No puedo decirle nada de nuestro bebe antes de escuchar que es lo que sucede con el pequeño Izan.
ESTÁS LEYENDO
Mi deseo.
RomanceSabrina Sanders busca comenzar de nuevo. Aunque nunca le faltó nada económicamente, su vida siempre fue muy solitaria. Desea por fin formar una familia pero no quiere compromisos ni ataduras con nadie. Está decidida a ser madre soltera a pesar de su...