Varios reporteros siguen aquí, frente al hospital a pesar de que hace ya dos horas la locura terminó. Hay un helicóptero de un canal de noticias bastante importante sobrevolando el lugar. Buscan las últimas noticias sobre la salud de las personas heridas en la toma de rehenes del supermercado de Raleigh.
Hasta creo haber visto reporteros de San Francisco y New York inclusive, que se han acercado al pueblo para informar al país de las últimas novedades.
Siento que mi cabeza va a estallar, la tensión vivida en las últimas horas hace que mi cuerpo se sienta como si de otra persona se tratase, no lo siento realmente como mío.
Busco con la mirada en el pasillo de terapia intensiva para divisar algo sobre lo que pueda dejar caer mi golpeada humanidad, diviso un duro banco de madera y creo que es lo mejor que puedo conseguir hasta ese momento, así que me siento en el a esperar el último parte médico.
De repente una figura grande se acerca a mí. Es Ciro, que aunque tiene un brazo astillado por la bala que lo atravesó, no se ha movido de mi lado. Me trae un vaso con un delicioso café de la máquina del piso superior. Al sentir su aroma mi estómago ruge en respuesta. Ahora caigo en la cuenta que lo último que ingerí fue otro café en la gasolinera, cuando estaba camino a New York.
Le agradezco el gesto con una débil sonrisa y Ciro solo atina a rodear mi cuello con su único brazo sano y me estrecha en un fuerte y desesperado abrazo.
-Va a salir todo bien- me asegura, aunque yo no puedo dejar de pensar que detrás de esa puerta se encuentra Alex luchando por su vida.
-Es lo único que deseo en este momento Ciro- digo mientras trato de esconder mis lágrimas desesperadas en su camisa.
-Es un cabeza dura, siempre lo ha sido. Mi amigo jamás se da por vencido. Va a salir de esta también- escucho decir a Ciro entre dientes.
Es la primera vez que estoy tan cerca de este muchacho. Es mucho más chico que Alex y yo, debe estar rondando los 28 años. Se nota que lo aprecia muchísimo pero no logro entender que es realmente lo que lo une a Alex.
-¿Dónde está? ¿Cómo está mi hijo?- se escucha la voz quebrada de Anne que viene caminando rápido del brazo de Robert, su esposo. Los dos están demasiado pálidos y descompuestos.
Ciro se acerca a ellos y los contiene.
Luego les cuenta todo lo sucedido: que habían ido a comprar al supermercado las provisiones para la casa, que entraron maleantes al lugar lleno de niños y gente grande y que Alex se había tratado de acercar a uno de los asaltantes para quitarle el arma pero fue atrapado como rehén.
Luego vinieron las negociaciones, el asalto por parte de la policía y... los tiros que hirieron a Alex en una de sus piernas y en el estómago.
Una de las puertas se abre y un médico llama a los familiares del paciente Smith Alexander.
Anne y Robert se acercan rápido seguidos por Ciro y por mí.
El médico se presenta y comenta que el estado de Alex es delicado, la herida de la pierna podrá ser controlada más adelante, por el momento se están encargando de las heridas en el abdomen que interesaron varios órganos delicados.
-¿Va a sobrevivir?- me escucho preguntando angustiadamente.
-Es una persona joven, sana y fuerte. Debemos esperar las primeras 48 horas para ver cómo reacciona su cuerpo a la intervención que le practicamos y a los medicamentos. Por el momento solo resta esperar y tener fe- dice de manera mecánica.
-¿Podemos pasar a verlo?- pregunta Robert mientras aferra su brazo a la cintura de su esposa en un gesto protector.
-Dejaremos que pase esta anoche tranquilo y mañana por la mañana evaluaremos el tema de las visitas.
Luego se disculpa ya que debe informar del estado de salud de las otras personas heridas en el supermercado a sus familiares.
Los cuatro nos quedamos en silencio un rato, cada uno inmerso en sus propios miedos y pensamientos. Anne y su esposo no se apartan de la puerta de la sala de cuidados intensivos. Después de un rato y luego de haber acordado con Ciro, les sugerimos que vallan a su casa, ya que acordamos quedarnos durante la noche en el hospital por si había algún tipo de novedad y les aseguramos que los tendríamos al tanto de todo.
Ciro se ofreció a llevarlos con la promesa de que volver más tarde para hacerme compañía.
Robert y Anne agradecieron el gesto, no sin antes preguntarme cómo era posible que yo estuviese allí cuando debía estar camino a New York.
-Lo vi por televisión a medio camino y sin pensarlo dos veces retomé la carretera lo más rápido que pude- digo con una media sonrisa cansada.
Los brazos de Robert y de Anne no se hicieron esperar a mí alrededor.
-Gracias Sabrina. No tienes la más mínima idea de lo que esto significa para nosotros - dice el padre de Alex - mañana a primera hora los relevamos y ustedes irán a descansar.
Y así sin decir más Anne, Robert y Ciro se retiran dejándome aquí, en este frio pasillo, con esta angustia desgarrándome el alma, sin saber que será de la vida de ese hombre que de una manera u otra poco a poco se va metiendo debajo de mi piel... ¿y saben qué?.
No sé si tengo ganas de que sea de otro modo...
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¿Qué les pareció?
¿No era que quería llegar a New York?
¿Y ahora? ¿En que queda lo de tener su familia propia?????
Yo a esta chica no la entiendo....
¿Ustedes si????
¡Quiero saber que opinan!!
Los quiere
Vero.
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Mi deseo.
RomanceSabrina Sanders busca comenzar de nuevo. Aunque nunca le faltó nada económicamente, su vida siempre fue muy solitaria. Desea por fin formar una familia pero no quiere compromisos ni ataduras con nadie. Está decidida a ser madre soltera a pesar de su...