Capítulo 20

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Alex ha mejorado a pasos agigantados. De seguir así en unos días le darán el alta. El único inconveniente sigue siendo su amnesia post traumática.

Según le dijeron los médicos a sus padres, no debería tardar demasiado en recordar todo.

Reconozco que la situación me supera. Me asusta pensar que nunca más me va a recordar, porque a decir verdad, cada día que pasa me cuesta más no pensar en él, en su salud, en su bienestar...

-¿Estás bien?- Te ves preocupada.

-Estoy bien Alex, sólo un poco cansada.-

- No me gusta verte así, me pone mal saber que estás incómoda. ¿Por qué no vienes aquí y te recuestas a mi lado?-

-¿Qué? Estás loco, el que debe descansar eres tú-

-Perder la memoria no es sinónimo de perder el buen gusto por las mujeres bonitas- La risa fuerte de Alex retumba en la sala. Hoy esta de muy buen humor, se lo ve más fuerte y más animado que otros días.

-Cállate Alex- le digo mientras me acerco a ajustar la medicación que cae del gotero.

Alex toma mi mano y tira de ella hacia  él, logrando que me siente a su lado en la cama. Su mirada es intensa, sus ojos me recorren por completo.

No me suelta la mano.

-Ayúdame por favor. Ayúdame a recordarte Sabrina. Me siento extraño al estar cerca de ti. ¿Por qué?-

-No lo sé. Sólo somos amigos Alex.-

- No mientas. Yo siento que no somos solo amigos.-

-Alex, por favor. No te confundas. Sólo somos amigos. Estoy aquí porque ví en las noticias la toma de rehenes y decidí venir a ayudar. Yo ya debería estar en New York. Creo haberte contado el motivo ¿verdad?-

-Si. Quieres ser madre soltera...-

-Ni bien tengas el alta yo debo seguir mi camino.-

-¿Por qué, Sabrina?-

-Por qué ¿Qué?-

-¿Por qué madre soltera?-

-Lamentablemente nunca elegí bien. Decidí que quiero tener mi familia cueste lo que cueste. Aunque mi hijo deba crecer sin su padre biológico.

Alex baja la vista, parece triste. La ausencia de su mano sobre la mía produce escalofríos en mi cuerpo.

No quiero hacerme ilusiones, no debo dejarme llevar otra vez por mis impulsos. Esta vez necesito pensar bien lo que hago.

No quiero salir lastimada otra vez.

-Necesito recordar – murmura Alex entre dientes.

Lentamente se incorpora en la cama y con cuidado se sienta en ella. Me hace una seña para que me acerque y me siente a su lado.

-Ven por favor- dice con ese tono grave de voz que tanto me encantaba cuando lo escuchaba en la radio. –Sólo siéntate a mi lado, nada más-

Hago lo que me pide y despacio y con un poco de dificultad me abraza con su brazo libre.

Su aroma tan característico invade por completo mis fosas nasales.

Es increíble que aunque hace ya tiempo que esté internado y que haya pasado por dos cirugías su aroma permanezca intacto.

Cierro los ojos y realmente deseo perderme en su pecho.

Me siento bien ahí, acurrucada en él.

Alex apoya su barbilla en mi cabeza, en ese gesto tan suyo y suspira...

-Sabrina, Sabrina. ¿Qué es esto me haces?...

Y ante esa pregunta que fue más bien para él mismo, yo Sabrina Sanders, siento que si no me alejo pronto voy a volver a meterme en problemas...

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Mi deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora