Capítulo 11

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Las luces navideñas adornan todo el centro de Raleigh dándole una calidez especial. Se respira el espíritu navideño por todas partes. La gente se amontona contra los escaparates en busca del último regalo para sus seres queridos.
No sé exactamente porqué pero esta fecha provoca en mí un sinfín de sentimientos encontrados. Por un lado amo las decoraciones navideñas, los villancicos, las reuniones familiares,los niños esperando ver a Santa y los padres intentando que ellos no los descubran. Pero por otro lado la navidad me provoca una tristeza profunda. Es la peor época del año para mí. Es cuando más me doy cuenta que pasa el tiempo y yo sigo sola, esperando formar mi propia familia.
Siempre igual... Quiero tener una casa llena del amor de niños. Cocinar para ellos, preparar sus regalos, cantar con ellos esperando a Santa. Sé perfectamente que es todo demasiado ideal pero lamentablemente no he tenido la posibilidad siquiera de intentarlo. Cada vez que creía estar con la persona indicada para comenzar una familia, por alguna razón que desconozco se iba al diablo de la noche a la mañana y lo único que quedaba en mí era esta sensación de vacío que me es tan familiar ...

-¿En qué piensas?- pregunta Alex mientras estaciona el auto frente a lo que parece una plaza.

-Estuviste callada la mayoría del viaje-

Su pregunta me toma totalmente por sorpresa. No creí que estaría atento a mi silencio. Le dedico una sonrisa que no logra llegar a mis ojos y le contesto que no pensaba en nada en particular.
Él me mira en silencio.
De pronto el aire en el auto se pone tenso. Es como si ambos tuviésemos muchas cosas por decirnos pero no pudiésemos por alguna razón desconocida.
Bajo la mirada hacia mis manos que descansan en mi regazo y de pronto sin previo aviso, siento los fríos dedos de Alex tomar mi barbilla y levantarme la cara hacia él.
Nuestras miradas se cruzan unos instantes y miles de terminaciones eléctricas comienzan a activarse dentro mío. No lo puedo evitar pero mis ojos se inundan de lágrimas de tristeza y soledad. Alex no emite una sola palabra, solo se dedica a pasar su pulgar por mis mejillas y borrar todo rastro de lágrimas en ellas. No quiero que me vea así de vulnerable, me da vergüenza, así que corro mi rostro de sus manos.

-Para mí la navidad también es triste. Desde que mi hermana decidió que no valía más la pena vivir, nada fue igual... nunca más- susurra mientras sujeta con fuerza el volante del auto.

No me mira más a los ojos, sólo ve al frente y, desde mi lugar puedo ver cómo se dibuja una mueca de tristeza en su rostro varonil.
Nunca creí que esta época lo afectaba tanto como a mí. Jamás hubiera querido hacerlo sentir mal trayéndole recuerdos tan dolorosos.
Limpio mi rostro de las amargas lágrimas que lo bañan y poso mi mano sobre la de él. Haciendo un gran esfuerzo por parecer serena le dedico una sonrisa.
-Evidentemente tendremos que comer algo muy rico para olvidar nuestras penas- susurro a media voz.
Alex se gira y me mira entre extrañado y agradecido.
-Gracias por traerme de nuevo a la realidad, todavía no puedo superar lo que pasó con ella-,

-Shhh. Tengo hambre. ¿Podrías ser caballero e invitarme a comer?.- digo mientras le dedico una tímida sonrisa.

El rostro de Alex se ilumina y una gran carcajada escapa de sus pulmones.
-Nunca nadie me dijo tan de frente que tiene hambre,¡andando!- dice sonriente.

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No pensé que este pueblo me iba a gustar.
A pesar que es pequeño tiene todo lo que uno puede necesitar: edificios de apartamentos, dos cines, un gran parque en donde se encuentra una pista de hielo, dos o tres restaurantes, una pequeña oficina postal, escuelas y hasta un gran centro médico. Es increíble lo pulcro y organizado que se ve todo, la gente es bastante amable y para coronarlo está todo divinamente decorado e iluminado para navidad. Se me ocurre que es la combinación perfecta entre el campo y lo citadino.

-¿Te gusta Raleigh?- pregunta Alex tomando de su cerveza. Estamos apoyados en la baranda que separa la pista de patinaje del parque. Algunas parejas están realizando difíciles piruetas en la pista. Las miro embelesada, me encanta patinar y muero por recorrer la pista. Por desgracia también vendí mis patines para juntar el dinero necesario para el tratamiento de fertilización. Eran unos muy buenos, profesionales y muy caros por cierto.

-¿Te gusta Raleigh?- repite Alex mirándome fijamente.

-Perdón, me perdí mirando a las parejas patinar- contesto un poco aturdida al salir de mis pensamientos.
-Me encanta esta ciudad y sin lugar a dudas este es mi lugar favorito- contesto devolviéndole una sonrisa.

Alex se queda mirándome fijamente y no sé bien porque comienzo a sentirme un poco nerviosa. Deja la cerveza lentamente en un banquito cerca de nosotros y se acerca un poco más invadiendo mi espacio personal. Mi corazón se dispara en latidos irregulares pero no quiero que se aleje. Su presencia no me incomoda en absoluto, me hace sentir protegida en cierta forma.

Lo único que hace es acomodar un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y... eso es suficiente para que me dé cuenta que esto es más de lo mismo.

Siempre pasa igual: me dejo seducir y después me rompen el corazón. Estoy decidida a que esta vez será diferente. No quiero esto nunca más para mi vida.

-No, por favor no sigas- digo con la voz quebrada por las emociones. Me cuesta separarme de su contacto, pero sé internamente que es lo mejor que puedo hacer ahora mismo.

-Lo siento Sabrina- murmura aún perturbado por mi actitud. -No quise se grosero-

-Está bien Alex, no lo fuiste sólo que... -

-Shhh, tranquila, lo entiendo - dice al tiempo que me regala una sonrisa tranquilizadora.

-Vamos a casa, Anne ya debe haber despertado de su siesta-

Asiento y regresamos en silencio a la casa de mi locutor favorito.

¿Quién hubiera pensado que conocería al hombre que me cautivó desde hace años con su potente voz en un programa de radio?

¿Cómo es posible que haya terminado así de enredada en su vida, en su familia y viviendo en su casa por unos días?

El destino a veces nos tiene reservadas sorpresas inimaginables...

-Hay Sabrina, Sabrina... más vale que huyas pronto de esta ciudad. Me temo que pronto vas a estar metida en problemas- susurro para mis adentros...

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Espero les guste este capítulo. Por lo que a mí respecta... me encanto hacerlo.!!

Gracias una vez más a Luisa Cruz Tribiños por su hermosa portada, por la celeridad y profesionalismo con la que trabaja ya que también realizo la portada de "Abril. Buscando a papá".

No se olviden de votar y comentar, me será de gran ayuda!

Los quiere Vero.

Mi deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora