Mi deseo.

Capítulo 5

Cuando era niña no me gustaba mucho esta época. Tal vez se deba a que en casa todo era demasiado. Demasiado grande la casa, demasiados invitados, demasiada música, demasiados regalos... lo único que necesitaba era a papá y a mamá juntos.

Hasta los siete años en la casa antigua todo era más normal. Mis padres juntos, mis hermanos mayores en casa....

Pero después de la muerte de los gemelos nada fue igual.

No me acuerdo con detalle todo, solo tengo unos que otros recuerdos sueltos. El llanto de mamá, los gritos de mis hermanos, el haz de luz que nos encandiló de frente. La frenada y el barranco. Nadie pudo explicarse como de entre los hierros retorcidos pudimos salvarnos tres de los cinco que estábamos en el auto.

Pasaron como tres días hasta que encontraron a mi padre caminando perdido por la carretera y uno más hasta que dieron con nosotros en el barranco. Mi mamá casi estaba al límite de sus fuerzas y mis hermanos ya habían muerto.

A mí me encontraron caminado sola como a un kilómetro del accidente. Estaba en shock. Tardé dos años en recuperarme de ese accidente. Pero ya nada fue igual en mi vida.

Nunca más.

Mis padres comenzaron a discutir cada vez más agresivamente. Mi madre jamás pudo perdonarlo por el accidente en donde murieron mis hermanitos. No pudieron reencontrarse como pareja después de la tragedia.

Entonces empezaron a tapar las ausencias con regalos, fiestas, cambio de casa, de ciudad... Ahora de grande me doy cuenta que todo era para encubrir la falta de amor y de unidad en nuestra familia.

Pasado mañana es navidad... y yo una vez más voy a pasarla sola.

Este año debía ser diferente. Me propuse conocer la nieve, visitar a mi queridísima amiga Kim y formar mi propia familia.

Pero a veces no todo sale como uno quiere.

Mi auto averiado no me permitirá llegar a destino. Sin él no llegare a visitar a Kim en navidad como nos habíamos prometido y tampoco podré llegar a tiempo a mi turno en la clínica de fertilidad de New York. Estuve mucho tiempo tras ese turno y de no ser por el amigo de Kim que movió sus contactos todavía estaría esperando que me otorguen uno.

La música en la radio inunda mis oídos, siento que cada musculo de mi cuerpo se relaja con cada solo de la guitarra eléctrica.

- Hasta aquí los hemos acompañado con nuestro programa. Los dejamos en manos de excelentes compañeros.- dice el locutor con esa voz tan sensual.

- Hasta mañana Alex-

- Hasta mañana Tom-

Sigo bailando mientras escucho la cortina musical que caracteriza a mi programa favorito de radio. El enorme piso de la cocina ya está casi listo, solo falta trapear el sector de entrada.

-Te gusta bailar- afirma Anne mientras me mira divertida.

-Es que es mi canción favorita, y está de cortina en mi programa de radio favorito-agrego riendo.

-Y el locutor favorito mío es quien viene a almorzar en un rato, así que mejor me apuro a cocinar- anuncia la señora.

¡No puedo creer lo que acabo de escuchar! ¡El locutor va a venir a comer a esta casa! ¡Es increíble!.

Anne me mira risueña y abre la boca como para decir algo pero después se lo piensa mejor y se calla. Al cabo de una hora todo está encaminado, así que me disculpo con la madre de Alex y me voy al cuarto para arreglarme. No quiero dejar una mala impresión en ese hombre.

Seguro que es como me lo imagino: alto, musculoso, con grandes ojos negros. Esa voz seductora no puede pertenecer a otro hombre que no sea así. Igual me siento un poco incomoda. Siempre se dijo por ahí que el muchacho en cuestión no gustaba demasiado de la compañía de las mujeres. Que mas bien preferia estar acompañado de jóvenes hombres. ..No se.. tendre que comprobarlo por mi misma.

-SABRINAAA, TE CUIDADO CON LO QUE HACES. NO LO ESTROPEES COMO SIEMPRE.-

Maldito subconsciente entrometido. Ya vera ese morochaso quien es Sabrina Sanders.

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