Meses después...
—Esto de estar embarazada no es fácil Lupita —dijo Anahí mientras se apoyaba levemente de ella.
Lupita la ayudaba a llegar a la habitación de Alfonso -y también suya- para mayor seguridad, porque era mejor evitar algún accidente en lugar de que ocurriera.
Habían pasado ya varios meses, por lo que Anahí tenía el vientre más abultado que nunca. Un embarazo de 8 meses y contando.
—Any, no es nada y lo sabes —rió en cuanto Anahí casi se desplomaba en la cama, claramente cansada y agitada.
—Es muy bonito y todo, pero es muy cansado —dijo entrecortadamente, agitada.
—Lo sé, así que si necesitas algo me llamas —dijo Lupita y Anahí asintió.
—Gracias —dijo antes de que Lupita saliera de la habitación.
Un par de minutos después, Alfonso llegó con algunas cosas para Anahí.
—Mi amor, ya llegué con lo que me pediste y algunas cosas más para la bebé que compré por ahí —dijo Alfonso y entró con las manos llenas.
—Poncho, en el cuarto de la bebé ya casi no cabe nada —dijo Anahí y rió. Trató de levantarse para ayudarlo, pero en vano ya que no pudo.
—No Anahí, ahí quedate. Pondré las cosas por aquí —dijo y seguido dejó las compras en una esquina de la habitación donde no estorbaran. —Te traje lo que me pediste.
—¿Qué te pedi? —dijo confundida sin recordar.
—El esquite que me pediste —sacó la bolsa con la comida y un vaso de esquite. El olor le penetró las fosas nasales causandole severas nauseas.
—Sí, ya recuerdo. Pero ya no quiero —hizo a un lado el vaso y tragó en seco con algo de ascos.
—¿Cómo que ya no quieres? —dijo indignado.
—Ya no tengo antojo de esquites.
—Anahí, me hiciste ir hasta Coyoacán por un esquite —dijo exasperado—. Hasta me juraste que tenías muchas ganas y que el bebé iba a salir con cara de elote y no sé que más...
—¡No me grites! —gritó apunto de llorar.
Típico. Era muy típico que en los ultimos meses de embarazo, los cambios de humor en Anahí fueran muy drasticos. Por eso, Alfonso intentaba no discutir mucho con ella o hacerla sentir mal.
—Mi amor, pero no te estoy gritando —dijo más cauteloso.
—Tú sabes que me pongo muy sensible... —dijo mientras su barbilla temblaba indicando que estaba apunto de llorar— Es por culpa de las hermanas.
—¿Hermanas? —repitió sin entender.
—Si, por eso lloro mucho.
—Quieres decir, las hormonas Anahí —corrigió y ésta asintió. Él soltó una carcajada.
—Es lo mismo —dijo ahora malhumorada.
—A que no.
—¡Que sí! —le lanzó una mirada fulminante y el supo que debia callarse. Y lo hizo.
En la habitación se apareció Ana Paula, algo agitada.
—¡Ay Anahí, aquí estabas! —dijo Ana Paula.
—¿Qué pasó Ana Pau?
—¿Cómo que, qué? —dijo incredúla— ¡Mañana te casas! —dijo obvia.
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Doble Vida.
FanfictionA pesar de que son polos opuestos, la atracción siempre es inevitable. Anahí Puente llevará una Doble Vida, Alfonso Herrera podría descubrir su secreto.