Doble Vida.

Capítulo 27

—¿Qué hacemos aquí? —le preguntó Andrea a Diana.

—No lo sé, yo solo se que estoy siguiendo a la estúpida de Anahí.

Ambas estaban en el coche estacionadas a las afueras del antro El Infierno. Estaban siguiendo a Anahí desde hace horas, aunque ya estaban confundidas de que hacían en este lugar.

—Seguro te equivocaste y seguimos a otra persona, no se que hacemos aquí.

—Te lo juro que creo que es Anahí a la que estoy siguiendo.

—¿Crees? ¿No que estabas segura? ¡Eres...!

—¡Callate mamá, ahí viene! —la interrumpió y se agachó un poco para no ser descubierta.

Los tres venían saliendo felices, mientras no se daban cuenta que alguien los espíaba. Se fueron pero esta vez Diana decidió no seguirlos.

—¿A dónde vas? —preguntó Andrea en cuanto Diana salió del coche.

—Voy a averiguar que hacía Anahí aquí...

Fue y se adentró en el establecimiento, apenas estaban las meseras limpiando mesas, fue hacia la barra donde había una mujer limpiando unos vasos.

—Buenas tardes.

—Disculpe, aún no vendemos bebidas, falta mucho para abrir.

—Lo sé, pero vengo a hacerle unas cuantas preguntas. Mi nombre es Diana...

—¿Qué clase de preguntas?

—Vera, necesito información sobre una persona, una mujer que...

—Yo no puedo darle información de nadie.

—¿Segura? —extendió un billete de una cantidad agradable de pesos a la mesera, sobornándola. Ella sin déscaro lo tomó despistadamente.

—Bueno, ¿qué quiere saber y de quién?

—La mujer que salió hace varios minutos.

—¿La morena o la pelirroja?

—La morena, creo que se llama Anahí.

—¡Ah, claro! Anahí... ¿Qué quiere saber de ella?

—Bueno, quiero saber porque viene aquí, ¿tiene que ver algo con este lugar?

—¿Y por qué quiere saber o qué? Digo, para ver que le puedo contar.

—Quiero saber todo porque, mira... Creo que mi marido me engaña con ella, por eso quiero saber todo, qué hace y en los posible lugares donde se vean —mintió.

—¿Anahí amante de su marido? Jamás me imaginaría algo asi de ella —dijo sorprendida.

—Ya ve porque quiero saber...

—Sí, ya... Bueno, tal vez su marido y ella se vean aquí, hasta podría decirle que se conocieron aquí mismo.

—¿Por qué?

—Porque Anahí trabaja aquí.

—¿Trabaja? Querrás decir trabajaba —la corrigió.

—No, aquí trabaja —afirmó.

—¿De qué la hace o qué? ¿Es secretaria de aquí o...?

—¿Secretaria? —preguntó la mesera incredula. Comenzó a reírse, o mas bien a carcajearse.

—¿Qué tiene de gracioso lo que dije?

—Lo de que es secretaria —paro de reír—. Anahí trabaja aquí y desde hace muchos años, sí, pero como bailarina del tubo.