—¿Por qué me dice estas cosas señor? —dijo Anahí, nerviosa. Su cercanía la ponía a tal sentir.
—Mire como se pone, ya no se niegue señorita Puente —dijo Alfonso mucho mas cerca y Anahí solo mordía sus labios hasta dejarlos rojos.
—Pero yo solo soy su secretaria, no es correcto que hagamos esto...
—¿Y si yo se lo ordeno? Soy su jefe y a los jefes siempre hay que cumplirles —dijo y le guiñó un ojo haciendo que sus piernas temblaran.
—Pero...
—Pero nada —la interrumpió—. Le ordeno que me deje darle un beso, no se arrepentirá —dijo y paso sus manos a sus posaderas y la pegó lo mas que pudo a él.
Anahí se sorprendió tanto que puso sus manos en su pecho y lo empujó lejos de ella.
Un suspiro de cansancio y una cara de frustación por parte de Alfonso, se le quedó viendo y Anahí no pudo más, dejo de resistirse para lanzarse a sus brazos y fundirse en un apasionado beso.
A ella le estaba fasinando, su mente estaba vuelta loca.
Cuando quiso adentrar su lengua no pudo y todo comenzaba a hacerse mas lejano y un zumbido taladraba su cabeza.—Lo siento señorita Puente —dijo Alfonso al separarse de el beso.
Dicho esto, desapareció y luego comenzo a abrir los ojos. Al fin había despertado de ese sueño, que por supuesto no era la primera vez que soñaba algo así, el fantasear con su jefe.
Su mano fue directo ala mesita de noche enseguida de su cama, tomo el celular para apagar la alarma.
Al mirar la hora en la pantalla pegó el grito en el cielo.—¡El trabajo! —gritó y se levanto de golpe de la cama.
Faltaba media hora para que tuviera que llegar a la casa de Alfonso a trabajar, pero era casi imposible llegar en ese tiempo.
En el antro se había enfermado una de las bailarinas, asi que por ende ella la cubriría y saldría mucho mas tarde. Fue a dar a su casa casi a las cuatro de la madrugada, aparte se quedo a cuidar a su mamá cuando llegó, porque se sentía mal. Casi no durmió nada y por eso no despertó a las primeras con la alarma.
—¡El señor Herrera me va a matar! Si de por si le caigo mal —dijo para si misma y rodó los ojos al recordar.
Hace algunos días ya se empezaban a llevar, Anahí como es su costumbre, siempre hacia muchas bromas y Alfonso ya estaba empezando a reír con algunas.
Estaban trabajando y conversando juntos, a Alfonso se le hacía una mujer hermosa e increíble y le empezaba a tomar cariño, igual ella. El ya no le decía señorita Puente, la llamaba por su nombre, cosa que hacia que Anahí se derritiera.
Pero ese día a ella se le ocurrió llamarlo en lugar de Alfonso, Poncho.¿Y qué tenía de malo eso? Pues para él, todo. Le recordaba a Clara, ella lo llamaba así. Le recordaba que el tenía que ser fiel con sus sentimientos hacia su esposa. Que el no debía sentir nada por Anahí, absolutamente nada.
Al instante que lo llamo así, volvió aquel hombre que siempre debió ser con ella, el hombre frío y serio.
—No me gusta que me llamen Poncho, señorita Puente. Siga con el trabajo por favor, iré a hablar con Diana si todo esta bien por allá —dijo y la dejo sola en la ofcina, desconcertada. No volvió hasta que terminó su turno y se había ido de su casa.
¿Y quién era esa famosa Diana? Se preguntaba Anahí.
Tenía curiosidad por saber quien era, por saber por qué a ella si la llamaba por su nombre y por qué se llevaban tan bien. Bueno, al menos eso era lo que pensaban Anahí y Diana.
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Doble Vida.
FanficA pesar de que son polos opuestos, la atracción siempre es inevitable. Anahí Puente llevará una Doble Vida, Alfonso Herrera podría descubrir su secreto.