Capítulo 26

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—¿La despediste? —preguntó Anahí asombrada de todo lo que le acacaba de contar Alfonso.

—Sí. No iba a tener que sorportarla en el trabajo también y todo lo que ha hecho. Lo único que me retenía de mandarla al carajo era ese bebé, que al final de cuentas no era mío.

—¿Y estás triste por eso? —pregunta con cautela.

—Sólo shockeado. Primero me dicen que seré papá, después que siempre no, ¿me entiendes?

—Sí, debe ser hermoso ser padre y para que al final de cuentas no sea tuyo... Pero ya quita esa carita mi amor —le dió un pequeño beso en los labios—. ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?

—No te preocupes por eso mi amor, gracias —la besó—. ¿Ya nos vamos? —preguntó él y ella asintió.

—Bueno, vamos..

...

—Siempre termino ordenando yo todo —dijo con molestia.

Se hablaba a sí mismo Christian, quien estaba ordenando todo de los camerinos del antro.
Aún era temprano para los shows, pero el tenía que llegar antes para que no hubiera más desastres de lo común a la hora de maquillar y arreglar a las bailarinas.

—Buenas, tardes. El señor Manuel lo espera —escuchó decir a uno de los de seguridad que al parecer guíaba a alguien a la oficina.

Pasaron por los camerinos porque estan justo enseguida de la oficina de Don Manuel, pero antes el de seguridad notó que Christian estaba en el antro gracias a que la puerta estaba entre abierta.

—¿Tú que haces aquí? —susurró preguntó.

—Pues ordenando todo —susurró de igual manera.

—Mira Christian, mejor que el jefe no vea que estás aquí desde antes porque si no...

—Pues tengo que dejar todo listo para cuando lleguen las muchachas, ¿si no qué?

—Ya sabes como se pone, pero agradece que te advertí.

—¿Por qué? —preguntó con curiosidad.

—Cosas que no te incumbe y es mejor que no sepas. Ya sabes lo que te dije —dijo sin más y salió, esta vez cerrando la puerta.

Se escuchaban voces y risas desde el ducto del aire, que estaba conectado con la oficina.

—Seguro es uno de lo miles con los que hace negocios... —tomó una cámara de video que usaban para grabar a las bailarinas y pensó.

Pensó en grabarlo ¿pero cómo?

Si abría la puerta para salir escucharían que hay alguien más y sería hombre muerto.

El ducto. La única manera sería ir por el ducto hasta llegar a la rejilla que da con la oficina.

Tomó una silla para alcanzar a subirse. Se trepó en el ducto con mucho cuídado de no hacer tanto ruido y se arrastró cuidadosamente por los ductos.

Llegó a la oficina y efectivamente, era el mismo gobernador de la vez pasada con el que hacía negocios.

La camara comenzó a grabar a traves de las rejas, enfocando bastante bien a los dos.

—Manu, necesito este otro dinero limpiesito —sacó un maletín bastante grande.

Lo abrió y para su sorpresa eran miles y miles de dolares en el maletín. Los que supuestamente Manuel tiene que "lavar".

Doble Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora