Mi vida en la preparatoria fue horrible. Al menos en su mayoría. Aún más cuando Alice comenzó a salir con ese patán.
Ella era mi única amiga en la escuela, nunca hice más amigos porque siempre fui muy mala para entablar una conversación con alguien más, tal vez por mi inseguridad. Siempre fui muy callada y reservada, temía a que me juzgaran por como lucía, pero cuando me fui de ese lugar, dejé mi pasado atrás e ingresé a la universidad decidida a ser una chica, todo cambió. Me sentía hermosa, segura, radiante, me sentía yo en mi totalidad. No hay nada más satisfactorio que ser quien por muchos años has ocultado.
Cuando decidí tomar las riendas de mi vida todo cambió. Confronté a mis padres nuevamente pero esta vez para decirles que me iba de casa, que dejaría todo e iniciaría desde cero. Mamá decidió apoyarme en mi decisión e incluso me ayudó a buscar un lugar donde quedarme, el cual era una casa de vacaciones de la familia. Y papá, bueno, papá fingió que no le interesaba lo que hiciera o dejara de hacer, pero mamá me confesó que él estaba tan arrepentido de haberme golpeado y haberme dicho todo lo que me dijo. Él no sabía cómo disculparse, su orgullo definitivamente no lo dejaba, en realidad si le preocupaba, aunque sus disculpas llegaron mucho después.
Aún recuerdo ese día. Estaba en casa pintando un cuadro cuando tocaron el timbre y salí a atender. Cuando abrí, ahí estaba él, de pie delante de la puerta con un ramo de rosas rojas —mis favoritas—, me miró y sus ojos dejaron salir sus disculpas antes que sus labios. Yo ya había comenzado a ingerir hormonas desde meses atrás, mi cabello ya estaba sobre el hombro, las facciones de mi rostro ya habían suavizado aún más, llevaba pendientes pequeños, vestía unos shorts cortos deportivos y una playera rosa, casi nada de maquillaje, en resumidas cuentas ya lucia más como una chica. Fueron los segundos más incómodos de mi vida, aunque para él probablemente hayan sido los más impactantes. Nos miramos unos segundos hasta que reaccioné, lo invité a pasar y sin decir una sola palabra aceptó. Cuando entré él estaba parado frente a mi cuarto de inspiración —así es como yo lo llamo— que está cerca de la entrada. Allí es donde se encuentran mis obras, pinturas, fotografías de mi proceso y demás cosas. Su rostro tenía una expresión de admiración, pero abatida con arrepentimiento, se podía ver como lágrimas recorrían sus mejillas. Me paré a su lado y aún recuerdo bien sus palabras.
—Alex... ¿todo esto lo has hecho tú?
—Todo. —. Se volteó hacia mí secándose las lágrimas, y esbozó las palabras perfectas.
—Hija, te quiero mucho —. Me dio un fuerte abrazo y con él, su arrepentimiento.
—Te extrañé —. Es todo lo que dije.
Esa tarde nos quedamos en casa hablando sobre lo que había pasado, no paraba de pedirme perdón por haberse alejado en lugar de apoyarme. Ambos entendimos las razones del otro y desde entonces, el rompecabezas se unió a la perfección.
En lo que concierne a Dani, no quería irme y dejarlo pero tampoco podía llevarlo conmigo. Nos hablábamos seguidamente para preguntar cómo iban las cosas en casa.
Con respecto a Alice, perdí el contacto por completo. Decidí solo irme, sé que fue bastante grosero no despedirme pero ya casi ni éramos amigas, ella estaba tan enfocada en su novio que ya ni hablábamos. Cuando me fui, mamá me comentó que después de un tiempo ella fue a buscarme a casa, preocupada porque no contestaba sus mensajes; mi número era otro, no me vio en la fiesta después de la graduación, nunca supo más de mí. Mamá le dijo que me había ido un tiempo a vivir a otro lugar porque quería empezar desde cero. También me dijo que parecía sentirse triste y culpable por haberme ido, me buscaba porque evidentemente había roto con ese patán y ya no tenía a nadie. Ella insistió en saber mi nueva dirección, mi número o que le avisaran si yo regresaba, nadie más que mi familia sabia de mí, así que nadie le brindó información mía, yo así lo había pedido.
Otros de los motivos por los cuales decidí dejar México, fue porque en España se ubica una universidad de arte y diseño excelente; también porque mi tía conocía a Reynaldo, mi cirujano. Le contó de mi situación, se interesó por mi caso y me ha guiado en todo el proceso, así que aquí estoy.
La universidad tenía un ambiente distinto, un ambiente agradable, pacífico y lleno de inspiración, como no, si es un instituto de arte. Recuerdo que nunca en mi vida había amado tanto ir a la escuela, mis clases me encantaban, mis amigos, los profesores, la inspiración, la falta de bullying y de las burlas, todo era perfecto. Asistía a clases de todo, independientes de mi carrera: clases de danza contemporánea, talleres de lectura y redacción, pintura, escultura. ¡De todo! Sentía la inspiración a flor de piel. Aun asisto a clases de danza porque para mí, el baile contemporáneo es la forma de expresión corporal más bella que pueda existir. Así es, me sentía nueva cual fénix renaciente. La dura etapa de sufrimiento en la preparatoria había terminado; no más burlas, no más golpes, no más inseguridad, no más dolor, no más Alex.
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Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)
Teen FictionEstoy sentada en la sala de espera de la clínica. ... Hoy por fin es el tan esperado día. Por fin, después de 20 años seré quien realmente quiero ser. Un chico está sentado a lado mío jugando con su teléfono celular. -Entonces, ¿esperas tu turno o...