Capítulo 52

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Lio narra:

Lo noche se me hace eterna aun estando con Alex a mi lado. Recordar todo lo que había sucedido me duele. Duele pensar que mamá no está aquí, que por culpa de Roberto cometí tantos errores de los que me arrepiento, duele saber que no le he contado a Alex ni una cuarta parte de la mierda que era antes... Alex, incluso ese nombre de mi pasado me persigue. Mis pensamientos comienzan a dirigirse a otra dirección, aunque más que pensamientos ahora son recuerdos, recuerdos de mí y de mí estúpido e inmaduro carácter. Me da asco recordar mi altivez, mi odio y mi repugnante personalidad, no sabía cómo separar los problemas familiares y lograr que no me afectaran en la escuela. No puedo creer que llegué a odiar tanto a mi padre y mis ganas de golpearlos eran tan grandes y al no poder hacerlo por miedo a que mamá se enterara de su engaño... desquitaba mi enojo con todo lo que me recordara a él. Aún me pregunto qué será de él...solo recordar lo mierda que fui con ese chico, me causa pesadillas, me da tanta vergüenza saber que desquitaba mi rabia con un pobre chico que no tenía ni la más mínima culpa de lo que yo estaba pasando. Él no era una mala persona, recuerdo que siempre apoyaba a Alice y jamás le dijo lo que yo hacía con él, no sé si lo hacía por miedo a que yo lo golpeara aún más, o por miedo a que perdiera su amistad con ella. Me pregunto ¿qué será de él ahora?...


Al llegar a la escuela la primera persona que se cruzó en mi camino fue Alice, esa chica con sonrisa radiante, cabellos rubios y sedosos. Doy unos pasos para encontrarme con ella, quisiera preguntarle como la había pasado ayer por la tarde de camino a su casa. Antes de llegar a ella, ese chico, su mejor amigo, se aparece. Puedo notar que ella está preocupada por él, le pregunta muchas cosas, Alex intenta ocultar su rostro para que ella no vea el ojo morado que su padre le ha dejado, todo por culpa mía.

No puedo soportar sentir culpa al ver a ese chico así, por lo que salgo de ese pasillo y me dirijo a los baños para refrescarme un poco. Me miro al espejo y puedo ver frente a mí la imagen de la noche anterior...


-Entonces, ¿quisieras que te lleve a tu casa? No sería prudente que te dejara ir sola, veo que el chico con el que siempre estás te ha dejado.

-Yo, eh, sí, sería un gesto muy lindo si podrías acom-mpañarme.-Alice entrecorta las palabras por lo nerviosa que está. Yo en cambio, luzco tan seguro de mí mismo, y la miro a los ojos para intimidarla.-Alex se fue, y no me ha dicho nada, él siempre me acompaña a casa.-Sonríe agachando la mirada.

-Bueno, entonces, supongo que a Alex, tu novio, no le importará si te acompaño a casa.

-¿Mi novio?, no, no, para nada, Alex y yo, somos casi como hermanos... o hermanas.-susurra lo último y eso me hace sentir más seguro de lo que estoy a punto de hacer.

-Entonces tú me dices por donde.- abro la puerta de mi auto y señalo el asiento para que ella suba. Doy vuelta para subirme también yo y enciendo el motor.

-Así que Alex y tú, son mejores amigos.-digo para hablar un poco más del tema.

-Sí, él y yo crecimos juntos, nuestros padres son buenos amigos así que nos crecieron como hermanos. De hecho siempre me acompaña a casa porque no queda tan lejos, o cuando tengo flojera de ir a la mía, me quedo a dormir en la suya.-Alice comienza a hablar más de él y eso me facilita las cosas.

-Ya veo, me parece genial que sean tan unidos. ¿Qué tan cerca vive de ti?, preciosa- miro a Alice directamente a los ojos y puedo ver como se derrite por como la he llamado.

Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora