Capítulo 25

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Bajamos de la camioneta y nos dirigimos a unos pequeños escalones que están a un costado. Antes de bajar hacia la arena tomo a Lio del hombro y me quito las sandalias que llevo puestas. Él me pasa la caja pizza y asienta lo demás a un lado de él ya que también se quitará los zapatos.
Caminamos hacia el mar y sin quedar cerca de la orilla Lio extiende una manta sobre la arena, también coloca nuestras bebidas encima junto con la caja de pizza.
No sentamos mirando hacia las olas las cuales son fuertes y por ratos bajas. El sonido del mar me da tranquilidad, me da paz. Miro hacia nuestro alrededor y hay más parejas a lo largo de la arena, también hay pequeños grupos de amigos jugando y bebiendo.
Miro a Lio quien está viendo el mar y jugando con su cabello. Voltea hacía mí y me pilla mirándolo.

-¿Qué pasa?-me da una sonrisa linda, esa sonrisa que eriza mi piel como la misma brisa del mar. Hoyuelos se le forman a los lados de su sonrisa, su ligera barba luce aún más sexy, sus dientes tan perfectamente alineados, ¿qué te sucede Alex? ¿Por qué te hace sentir así?

-Nada, solo que te ves muy bien.-agacho la cabeza y rio.

-Esto me encanta.-suspira profundo y toma la caja de pizza.

-¿El qué?-pregunto extrañada.

-Me refiero a qué pensé que no te gustaría solo venir aquí a la playa, sentarnos y comer una pizza. Son muy pocas las chicas que aceptarían una cita tan “sencilla”. En cambio tú.- me toma del mentón y me mira a los ojos.-Eres diferentes.

Agacho la mirada y me alejo un poco, vaya que me estoy poniendo nerviosa y eso me asusta.-Es que yo no sé qué tipo de chica estás acostumbrado a elegir, al parecer he salido de tu gama.- reímos.- Pero a mí no me importa el lugar, lo lujoso que pueda ser o el tiempo; solo creo que lo que cuenta es que la pasemos agradable y podamos conocernos.

-Me encantas…-susurra mientras me toma de la mano.
DIOS ALEX NO LO VAYAS A BESAR, no, no, no, solo lleva días conociéndose, pero es inevitable.

Llevo mi mano hacía su mentón, siento su barba y eso hace cosquillas en mi mano. Ambos estamos mirándonos a los ojos y sin darnos cuenta ya estamos muy cerca, mi mano pasa por su rostro y debajo de su barba siento una cicatriz.

-¿Qué te ha pasado aquí?-le pregunto pasando mi mano por encima de ella. Es fina pero larga, por eso el vello de su barba alcanza a cubrirla bien.

-Nada importante.-sin dejar de mirarme a los ojos aparta lentamente mi mano de su rostro. Estamos tan cerca, ya puedo sentir su aliento más cerca de mí, noto que él mira mis labios y abre ligeramente los suyos.
No Alex, no lo beses, no lo hagas, bueno… qué tal si mueres mañana mejor si hazlo. ¡NO!, creerá que eres como las demás chicas, bueno él sabe que no es así…Aquí viene, ¡Dios! siento su respiración más cerca, ¡ya, ya, ya!

-Hola.-una pequeña voz se escucha frente a nosotros. Volvemos a tierra y miramos al mismo tiempo hacia una pequeña niña que se encuentra ahí.

Deberá tener unos tres añitos, es muy pequeña y bonita. De reojo miro la cara de Lio, y por lo que percibo estará pensando algo tipo “por qué ahora pequeño demonio”.

-¡Martha! No molestes a los chicos.-una voz femenina aparece a un costado, ambos miramos hacía esa dirección y es al parecer la madre de la niña.

-Discúlpenme, es que suele ser un poco escurridiza.-dice apenada.

-No se preocupe, tienes una niña muy linda.-respondo y Lio solo le sonríe a la chica. Se alejan y miro como la madre le llama la atención a su hija.

Ambos volvemos a lo que estábamos pero sin querer ya nos hemos alejado uno del otro, solo reímos y preferimos comer, que por cierto, muero de hambre.
Después de un par de risas y rebanadas de pizza nos recostamos en la manta tendida en la arena, miramos las estrellas y disfrutamos de un largo silencio hasta que él decide hablar.

Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora