Al llegar a casa mi mente aun no salía de los recuerdos de la noche del concierto. Todo fue increíblemente espontaneo y loco, porque ahora que miré de nuevo a Ryan en verdad me sentí apenada por lo que sucedió. Quisiera poder sentirme tan segura de mí misma como a lo mejor otras chicas lo hacen, pero siempre hay un valor agregado a mi timidez.
—Pensé que tardarías más —Mar me saca de mis pensamientos. No es difícil deducir que ha estado durmiendo, trae el cabello hecho un desastre.
—Ya sabes que he perdido condición, hace tiempo que no hacía ejercicio.
—¡Aaah! —. Bosteza de nuevo—. Yo nunca he hecho ejercicio.
—¿A quién crees que me encontré? —digo dudando si contarle o no.
—A Sebas, de seguro.
—A Ryan.
—¿Ryan? ¿Qué Ryan? —contesta confundida y adormilada.
—¡Ryan! El chico del concierto, el de Zoé.
—¡Ah! Con el que te besaste —hace un gesto de coqueteo—. Hubieses empezado por ahí, ya, ya recordé, ¿y su hermana?
—¡Uy pero qué interés! No lo sé, no hablamos de ella, solo nos saludamos rápido...
—¿De beso? —me interrumpe.
—¡Nooooo! Normal, de forma decente. Al parecer siempre va a ese parque, eso me dijo.
Mar y yo seguimos platicando sobre esa noche y lo bien que la habíamos pasado. La verdad es que Ryan me pareció un chico increíble, jodidamente atractivo, en especial por aquel vello que envuelve su mandíbula.
La noche cayó y nuestro grupo de amigos quería ir al billar un rato a pasarla bien, yo no tenía tantas ganas de ir porque me sentía algo cansada, pero al final terminaron convenciéndome.
Nos arreglamos, nos montamos en el auto y pasamos por Sebas para después dirigirnos al billar donde quedamos de vernos con los demás. Al llegar al lugar vimos que nuestros amigos aún estaban afuera, al parecer había un evento privado. Al final decidimos ir al bar de "aquella noche", todos estuvimos de acuerdo aunque para ese punto yo ya estaba arrepentida de haber aceptado salir.
Pasamos la noche jugando billar, bebiendo y platicando. Fue inevitable que recordáramos esa noche como un evento memorable, porque Mar terminó regresando las bebidas y yo, besándome con un desconocido. El pobre de Sebas era el único que no había vivido aquella aventura con nosotros, pero los demás se encargaron de contarle cada detalle.
Voy a la barra a pedirme una cerveza y a alejarme por un momento de sus chistes sobre mi atrevimiento, sé que en serio se divierten contando esa historia así que dejo que lo hagan.
—¿Ya tan pronto pedirás café? —esa voz hace que lo que he bebido se esfume en un segundo.
Permanezco inerte y apenada por un instante, quisiera salir corriendo pero mis pies anclados al suelo me dicen lo contrario. Sé que no desapareceré como arte de magia, así que actuar como si no estuviera nerviosa es mi única salida.
—Aún no, ¿y tú? —respondo con tono retador.
Ambos sonreímos sin mencionar una palabra más. Tomo mi bebida de la barra y muevo la cabeza para que me siga, pero para mi sorpresa me encuentro con que su hermana ya está saludando a todos los de la mesa.
—¡Pero si es nuestro amigo Ryan! —la voz de Ben se eleva en el segundo que nos mira aproximarnos.
El albur y los gritos comienzan en nuestra mesa cuando miran hacia nosotros. Todos nos hacen comentarios que a mi parecer son graciosos pero al mismo tiempo incómodos, parece que a Ryan tampoco le molesta, así que él y su hermana deciden sentarse con nosotros.
Mar y nuestros demás amigos platican con Liz, la hermana del chico.
—Juguemos billar —le digo a Ryan enarcando una ceja.
—Vale —me contesta mientras me toma de la mano y nos dirigimos a la mesa—. Bien, si gano esta partida me das un beso, pero si la pierdo yo te lo robo—. He de admitir que me encanta y no puedo negarme al reto.
—Es un reto —. Levanto las manos como si no me quedara otra opción.
Los minutos y los tarros de cerveza pasaron en un abrir y cerrar de ojos, las bolas del billar rodaban en la mesa con suma precisión para empujar a su objetivo. Ambos sabíamos qué estaba en juego, por eso ninguno de los dos quería perder, y para mi fortuna yo no fui la perdedora.
—¡Vaya Alex! Sí que eres buena. Ganaste, así que debes reclamar tu premio —. Se acerca hacia mí con cautela y segundos después intenta robarme el beso, pero dirijo el rostro a otra dirección.
—Eres muy predecible —digo mirándolo a los ojos y mordiéndome el labio.
Salgo a tomar un poco de aire y a encender un cigarro, no suelo fumar pero ahora me apetece. Me apoyo en la puerta del auto de Mar y veo salir a Ryan del lugar. Le invito de mi tabaco y lo acepta.
—Alex...
—Predecible... —. Suelta una risa de derrota.
—Perdón por ser tan pre... —. Lo interrumpo porque volteo hacía él y le estampo un beso en los labios. Lento, suave, impredecible.
—Te perdono —. Ambos sonreímos y entramos nuevamente al lugar.
La noche para nosotros ha acabado, ya son las cuatro de la madrugada y decidimos irnos del lugar. Me despido de Ryan y de Liz. En toda la noche no pasó nada más que ese beso, solo estuvimos conversando y jugando unas partidas más. Esta vez, si intercambiamos números.

ESTÁS LEYENDO
Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)
Teen FictionEstoy sentada en la sala de espera de la clínica. ... Hoy por fin es el tan esperado día. Por fin, después de 20 años seré quien realmente quiero ser. Un chico está sentado a lado mío jugando con su teléfono celular. -Entonces, ¿esperas tu turno o...