Capítulo 6

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No me considero una persona rencorosa en lo absoluto, creo que el rencor es el peor sentimiento que puede existir, te ínsita al odio, a la desesperación y otras cosas negativas; sin embargo, creo que superar es una palabra muy distinta a olvidar.

Las experiencias que tuve en el pasado, específicamente en la preparatoria, fueron experiencias que me han ayudado a crecer en lo personal. He superado cada abuso y cada persona que me hizo daño, aunque debo confesar que a veces me gusta recordar historias del pasado, no para deprimirme, al contrario, para sentirme orgullosa de mí y mirar de lo que soy capaz. Las historias que más me costaron superar aparte de la reacción de mi padre, fueron las veces que los chicos del equipo de americano me hicieron la vida imposible.

Cuando Braulio se acercaba a saludarnos en el colegio, él parecía educado cuando Alice estaba presente, como si en realidad no fuese un imbécil conmigo. Recuerdo muy bien una noche, en la que mi amiga me suplicó que la acompañara a una fiesta solo porque Braulio iría, él se nos acercó a invitarnos un trago y al hacerlo, no había indicios de querer molestarme. En ese momento pensé que mi infierno se había acabado porque su comportamiento era totalmente distinto; me preguntó sobre mi familia, mis gustos y todo tipo de tonterías para tener tema de conversación. Fui tan ilusa y estúpida que me creí el cuento de que quería ser mejor persona, que lo estaba haciendo porque Alice ya era su novia y porque yo era el mejor amigo de ella. Después de un par de tragos, pláticas y risas, le dije a Alice que iría al baño, pero ella estaba tan ocupada con su novio que ni siquiera me escuchó. El baño de la casa donde era la fiesta estaba al fondo, y después la puerta de salida al patio trasero, en donde estaban los amigos de Braulio. Honestamente no me había preocupado hasta entonces, tal vez porque el alcohol me había desarmado. Al salir del baño Braulio estaba afuera, lo miré y sonreí de manera fugaz, me rodeó con su brazo y mientras me llevaba al patio trasero mi instinto de alerta se encendió, pero ya era tarde.

—¿Qué tal princesa, todo bien ahí adentro? —dijo con risa burlona dirigiéndose hacia sus amigos.

En ese momento supe que era mi fin. No alcancé a contestarle nada, solo me empujó hacia uno de sus amigos, todos rodeándome en un círculo y yo en medio siendo empujado por cada uno de ellos. Un chico me empujó para que Braulio me recibiera, pero él solo se hizo a un lado. Caí en el pasto alcanzándome a dar un buen golpe en la cara con una roca, todavía así, los chicos comenzaron a patearme por todos lados.

—Ya basta chicos, dejemos que la nena tome aire —dijo Braulio.

—Rápido, levántalo. Tu chica se dará cuenta que hemos golpeado a su amiga —dijo otro idiota mientras todos se reían de mí.

Braulio me levantó, me metió a la casa y me llevó hasta donde Alice.

—Alex... ¿¡Qué te pasó!?

—Se cayó en el baño, estaba esperando a que saliera y cuando lo hizo ya estaba así. Al, tu amigo está muy borracho, lo mejor es que se vaya a casa.

—Alex, ¿estás bien?, ¿quieres que le llamé a tu mamá?

—No, no, estoy bien, solo quiero ir a casa y darme una ducha.

—Vamos, yo los llevo, no dejaré que se vayan solos.

Era muy evidente que ese patán no permitió que me fuera sola con Alice por temor a que le contara toda la verdad; aunque nos hubiésemos ido solas no le hubiese contado nada, no quería perder a mi mejor amiga y ser yo quien le dijera que su novio era el peor de todos.

En el camino a casa, Alice le siguió preguntando a su novio cómo es que yo me había caído y me preguntaba a mí cómo me sentía. Ella estaba tan agradecida porque Braulio me "ayudó", mientras yo solo pensaba en lo idiota que era.

Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora