Capítulo 39

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Llego al apartamento y no hay nadie. Cierro la puerta principal y me dejo caer al suelo con la espalda pegada a la misma. Sigo llorando en silencio a pesar de que ahora podría gritar. En este momento mil emociones me invaden, tristeza, impresión, sufrimiento, impacto, soledad, angustia, desagrado. Estoy pasmada por lo que ocurrió.
Cierro los ojos y puedo ver toda mi miserable vida en la preparatoria. Toda. Los momentos en los que me hacían la vida imposible, cuando me golpeaban, humillaban, burlaban, sobajaban, todo. Todo lo que pasé y justo cuando creí haber dejado mi pasado atrás vuelve a atormentarme. Todo vuelve a mí como un maldito imán.
¿Acaso nunca podré ser feliz? ¿Por qué a mí? Como carajos no pude darme cuenta que era la misma persona. Como carajos me pude enamorar del mismo idiota que me hizo la vida imposible hace unos años. ¡¿Cómo?! No puedo creer lo estúpida que fui al no darme cuenta que era él. La cicatriz, el nombre incluso, su trabajo y pasión por los deportes.
Posiblemente subestimé que él haya podido terminar una carrera y por eso jamás asimilé que podría ser la misma persona. Ha cambiado tanto, en todos los aspectos, tanto física como emocionalmente. Antes no tenía barba, era un puberto, no tenía tanto cuerpo, no tenía tatuajes, su rostro se ve muy distinto, su cabello, su porte, su voz, su forma de ser con los demás. ¡Como carajos iba a saber que era Braulio!… Él evidentemente no sabe quién soy, no está ni cerca de descubrirlo, ambos cambiamos lo suficiente para reconocernos. Si ni siquiera Alice pudo ver quien soy estando tan cerca de mí, no espero que él pueda saberlo.
Ahora… ¿qué voy a hacer?, ¿qué carajos voy a hacer?, ¿alejarme?, ¿mentirle?, ¿decirle quién soy? Como se supone que debo manejar esta maldita  situación… juro que aún no supero el shock y su maldito rostro no desaparece de mi mente, jamás dejará de atormentarme.

Mi móvil ha estado sonando desde que llegué y no me había percatado hasta ahora. Limpio mis lágrimas, estando un poco más tranquila miro la pantalla del celular.
Tengo 13 llamadas perdidas de él y 25 mensajes:
¿Estás bien?, cariño, respóndeme, Alex ¿Qué pasa?

Mientras leo los mensajes el móvil vibra de nuevo y en la pantalla puedo ver su nombre, decido contestar para torturarme con su voz.

-Amor, hasta que contestas, ¿estás bien?, te fuiste muy rápido del lugar, ni siquiera te despediste de mí.-su voz está desesperada.-Voy a verte…

-No, tranquilo, estoy bien, solo que Mar me necesitaba y estaba ocupada.-sollozo intentando no llorar más.

-¿Estás llorando? Alex, voy para ahí, me has dejado muy preocupado.

-De verdad, no vengas, está todo en orden..- miento de manera fría. Se escucha la ausencia del otro lado de la línea, él no esperaba a que le hablara en ese tono.

-Es-está bien. Solo… quería asegurarme de que… estuviese todo en orden.

Después de esa última frase cierro la llamada y golpeo con los puños cerrados el suelo. No puedo creer todo esto, no sé cómo tratarlo ahora, no podré ni si quiera mirarlo a los ojos, yo no sé cómo manejar esta situación, no sé qué hacer…

-Alex, Alex, despierta, ¿estás bien?-una voz me despierta y me siento confundida porque no sé en qué momento me he quedado dormida. Mar me está mirando confundida.
Estoy por la entrada de apartamento, me he quedado dormida, me pongo de pie y miro la hora, son las 11:00 pm.

-¿Por qué estabas durmiendo ahí?-pregunta Sebas un poco divertido, lo cual a mí no me divierte en lo absoluto.

Al recordar todo mis ojos vuelven a inundarse de lágrimas y ellos al verme así saben que no hay algo bien. Me lanzo para abrazarlos a ambos.

-Tranquila, ya va, ya va, ¿te ha hecho algo ese gilipollas?-Mar pregunta pero yo no respondo.

-Alex, ¿qué paso?-susurra en mi oído mientras ambos palmean mi espalda.

Con mi cabeza escondida entre ambos susurro.-Lio es Braulio.-siento el  impacto de los dos sin si quiera mirarlos, sus manos dejan de moverse y Mar se despega de mí.

-¿Qué estás diciendo?-me toma de los hombros y me mira a los ojos, su cara es poco comparada con furia y confusión, sus ojos se inundan de lágrimas también.

Sebas se lleva las manos al rostro y nos da la espalda intentando asimilar todo.
Hace mucho tiempo yo les había contado sobre él y sobre la preparatoria. A Mar se lo conté después de un tiempo de conocernos y a Sebas cuando salí del hospital. Ambos compartían el enojo que yo sentía porque me trataran así. Ellos estaban de acuerdo con lo injusto y terrible que fue mi pasado, por eso mismo están tan impactados como yo.
La noche iba volviéndose en madrugada y nosotros en lugar de dormir preferimos quedarnos ahí, en la entrada del apartamento. Mar trajo cobijas y Sebas hizo chocolate caliente. Este par junto con nuestras tazas de chocolate y muchos pañuelos desechables pasamos una noche larga y triste. Les conté como habían sido las cosas, junto con todo lo que sentí y recordé. Ellos son los únicos que podrían escucharme en un momento así.

Escribir este capítulo en particular, me ha hecho sentir tan mal. Pude palpar la tristeza y desesperación de Alex... su confusión, el pensar que hará de ahora en adelante. Cuando escribí esta parte, no pude evitar derramar un par de lágrimas, aún me pasa cada que lo leo de nuevo...

Amigosssssss, espero disfruten, sufran, lloren tanto como yo con este capítulo o mejor dicho, con estos capítulos, porque... si, si, fue doble actualización🙆

He tenido una semana muy agotadora pero a la vez muy linda❤ Espero su semana haya sido increible🙆

Sin más que decir y con el corazón en la mano... ¡Voten y recomienden!♡
Gracias por leerme😍🙆❤

Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora