Capítulo 9

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Cuando cumplí mi mayoría de edad, recuerdo que lo primero que quise hacer fue visitar a un especialista sobre el tema, no quería perder más tiempo. Los primeros meses fueron los más difíciles, a pesar de que era algo que deseaba, no fue fácil afrontar todos los cambios que esto implicaba.

El crecimiento acelerado del cabello, la debilidad del vello, la voz aguda, los sentimientos, la sensibilidad... en serio todo fue muy difícil. Es hermoso sentir ese cambio que tanto desee, pero también me di cuenta por todo lo que una mujer tenía que pasar, ahora sentía que entendía a mi madre en algunos aspectos: las inseguridades, el acoso, la falta de empatía y sobretodo, lo duras que podemos ser al juzgarnos.

Caí en cuenta que la mujer podía ser tan hermosas de distintas formas, y al mismo tiempo tan insegura. Una parte de mí en serio temía sobre la inseguridad, ahora mis miedos y mis preocupaciones eran totalmente distintas. Mi cuerpo, mi cara, mi cabello; sentía que le estaba mintiendo a todos al no llevar en la frente una etiqueta que dijera "luzco así porque soy una chica trans". Al final de todo, recordé que la mayor inseguridad en mi vida al fin la había superado, estas solo son hormonas. ¡Caray! ¡Estuve en el cuerpo equivocado por tantos años!, ¿en serio voy a preocuparme por si algo se me ve mal?

Conforme fue pasando el tiempo, mi apariencia progresaba. He de admitir que al principio, el cambio no fue drástico ya que mi apariencia de chico nunca fue muy masculina. Era un chico relativamente alto, muy delgado, de cara alargada y facciones suaves. Era físicamente muy delicado, probablemente por eso el equipo de americano solía llamarme "princesa".

La mayoría de los chicos que conocí eran bastante masculinos según la sociedad; tenían músculos, una espalda ancha, voz gruesa y vello por todos lados. Es verdad que no porque luzcan así significan que sean unos machos heterosexuales.

En mi último año de las clases de inglés conocí a Derek, quien aparentemente era muy "masculino". Este chico estaba comenzando el curso el mismo año que yo estaba terminándolo. Desde la primera vez que lo vi me pareció un chico atractivo. Empezamos a hablar por cuestiones de las clases y poco a poco nos hicimos amigos. Al principio nuestro vínculo era solo amistoso, pero después de unas semanas comencé a notar que me miraba más a los ojos, me sonreía mucho, siempre me buscaba y se inventaba cualquier excusa para hablarme. Honestamente yo hacía lo mismo, porque bueno, me gustaba y no quería desaprovechar esa oportunidad. Nunca había tenido nada con nadie, aunque estaba un 99% segura de que él era hetero, aun así quería estar cerca de él.

Un día al salir de clases, Derek me pidió que lo acompañara a casa porque no había entendido bien un tema y quería que yo lo ayudara. Esa tarde llegamos a su casa y su mamá me invitó a comer, era una persona lindísima; después de eso, subimos a su habitación en donde tenía un pequeño balcón, salimos y comenzamos a hablar mientras se fumaba un cigarrillo.

—¿Quieres?

—No, gracias... no fumo —sonreí un poco nerviosa.

—Alex, sé que no llevamos mucho tiempo de conocernos pero la verdad es que en este tiempo he tomado... Creo que eres un chico muy inteligente y amigable, no entiendo por qué no tienes muchos amigos o una novia.

—Oh... gracias. La verdad es que con muy pocas personas suelo ser amigable, me refiero a que soy muy tímido y no suelen notarme mucho así que eso no me ayuda en nada. —dije algo incómodo y sorprendido, mientras evitaba el contacto visual.

—Sí, me imagino. Antes así solía ser yo, pero conforme fui conviviendo con más personas ese miedo fue desapareciendo.

—Sí... y tú, ¿tienes novia? —mierda, lo pensé en voz alta.

—Pues...es complicado.

Después de esa repuesta no supe ni que decir. El momento se tornó completamente incómodo y ambos nos quedamos en silencio.

Para romper el hielo le dije a Derek que sí, aceptaba su cigarro. Él sonrió y se acercó para darme uno. Mientras se acercaba sacaba de su cajetilla un cigarro nuevo y buscaba su encendedor en su bolsillo. Estaba frente a mí, me dio el cigarro y se ofreció a encendérmelo.

—Tienes unos ojos muy bonitos —mi maldita boca de nuevo me metía en problemas.

Quise eliminar por completo lo que acababa de decir por miedo a su reacción, pero en cambio, me quitó el cigarrillo de la boca y me besó. Sentía sus labios tan suaves, su respiración, el olor del humo y su mano sobre mi rostro.

Cuando paramos nos miramos a los ojos, sonreímos, me llevé el cigarro a la boca y me apoyé sobre el barandal. Mientras me fumaba ese cigarro, solo sonreía y pensaba en lo que había sucedido, mi impulso por salir corriendo se frenó porque en el ambiente no se sentía ningún tipo de tensión.

—Bueno, ya me besaste, imagino que no te molestará que comportamos el tabaco, ¿o sí? —me dijo con aquel coqueteo de sus labios.

—¿Qué yo te besé? —dije bromeando.

Esa tarde nos quedamos en el balcón hasta que la noche cayó, estuvimos platicando sobre nuestras familias y el tema en general; sus padres ya sabían que tenían un hijo gay y ellos lo aceptaron. Su familia era lindísima así que era de esperarse. Por otro lado yo aún no les había dicho a mis padres sobre mi orientación. Tampoco le comenté sobre mi deseo de ser mujer, no quería espantarlo ya que el tema era más delicado.

Estuvimos saliendo por poco más de medio año a escondidas. Ni si quiera Alice lo sabía, no quise contarle porque era algo tan mío que no quería que se arruinara; tampoco lo sabían mis padres, pero obviamente los de él sí.

Con respecto al "pues... es complicado" me explicó que hasta el día que me besó había estado saliendo con un chico, pero sentía que las cosas no funcionaban. Esta persona engañaba constantemente a Derek y él no se atrevía a dejarlo, le era difícil porque habían pasado momentos especiales, pero después de lo que sucedió conmigo, habló con él y le dijo que no quería verlo más.

Con Derek pasé cosas increíbles. Fue mi primer amor, mi primer beso y mi primera experiencia intima.

Él y yo terminamos todo cuando este chico apareció de nuevo en la vida de Derek y confundió sus sentimientos por completo, más bien, creo que nunca lo superó. Una noche discutimos y le dije que no podía seguir con él, me sentía mal al ser la segunda opción de otra persona; también le confesé sobre mi verdadera orientación. Él se sorprendió y entendió, pero es verdad que no le parecía del todo, eso fue suficiente para que las cosas se facilitaran y el tomara la decisión de irse.

Después de un tiempo dejé de saber de él, honestamente no sé si se mudó a otro lado o si seguía con el otro chico. No terminamos mal pero tampoco fue un fin amigable. Ahora ya no me preocupo más por eso.




Salud por esos ex amores...

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Yo soy Alex (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora