Anastasia, Éstas Son Las Verdaderas Sombras [Free!] [SouMako]

Capítulo 42

—Te odio Sousuke Yamazaki.

Estaba demasiado molesto como para pensar que había dicho eso demasiado alto, fuerte y tajante. Volví a mirar al cielo oscuro adornado con aquellas minúsculas perlas de luz. Ahora sí, me permití pensar en Sousuke aunque estuviera a kilómetros. Y me reprendía a mí mismo decir eso tan horrible cuando lo que realmente siento es todo lo contrario. Esto era por sentirme tan ansioso por verle, por no ser sincero con él sobre eso mismo y por callar mil preguntas cuando quiero saber. Y obviamente, también era culpa de mi estado de embriaguez. Mis retinas comenzaron a picar y la garganta comenzó a achicarse poco a poco. Al otro lado no había respuesta hasta que un suspiro suyo me hizo aguantar el llanto inminente.

—Creí que colgarías tras decir algo así.— dijo seriamente, tanto que parecía que de verdad hubiese deseado que terminara con esa llamada.

—Lo haré.— rebatí de inmediato sintiendo que el alcohol hablaba por mí.

—No, no lo harás. — sí, hablaba muy en serio. Nunca había escuchado a Sousuke ser tan rudo conmigo. Tuve una presión creciente en mi pecho que se acrecentaba en la soledad y la oscuridad de la noche. — Esperabas una respuesta ¿no es así?

La vista se me volvió nubosa, creí que emprendería en llanto. Pero tragué saliva e intenté digerir esa dura pregunta. ¿Qué esperaba que me dijera Sousuke? ¿Será porque soy demasiado obvio? ¿Ya destapó mis sentimientos? Sí, era cierto, quería que Sousuke me dijera algo. Algo que me aliviara.

—A veces eres un detestable...

—Monstruo. Lo sé.— me interrumpió haciendo aún más estragos en mi pecho.

—No,—respondí rápidamente—iba a decir "adivino". No es justo. A mi no me permites ser cruel conmigo mismo y tú dices tal cosa. Te odio también por eso.

—No vuelvas a decirlo.— exigió.

—¿O qué?— el alcohol me llevó a desafiarle de nuevo.

—Estás acumulando una vez más castigos innecesarios.

—Déjate de juegos e idiot...

—No vuelvas a mentirme, Makoto. — aseveró. Verdaderamente lo estaba enfadando por lo que mi mente retrocedió de su intención de molestarlo. Callé con mi vista en el suelo. Comenzaba a notar el frío afuera pero nada era más angustioso que la distancia entre Sousuke y yo. Quería hablar pero no podía, mis cuerdas vocales estaban presas de una fuerza inexistente. — ¿Sabes que nos hace falta? —dijo con otro tono totalmente distinto. Más suave pero a la vez con un débil temblor nervioso en la voz.

—Un abrazo. —susurré. Sonrió a través del altavoz. Sí. Esa era la solución a todo esto. Prometimos abrazaros cuando las cosas estaban mal, cuando el otro lo necesitara. Pero ahora era imposible. Esto no ha ocurrido por otra cosa más que mi egoísmo. Mi propio egoísmo de querer estar al lado de Sousuke no sólo físicamente, también sentir que llego a entenderle.

Lo único que mi ser ansiaba era ser parte de Sousuke, de su vida.

—Dime que no me odias.— suplicó con un intento de autoridad que le quedó a medias. Se deshizo por completo el nudo en mi garganta pero aún sentía que acabaría por llorar.

—No lo hago.

—Dilo bien. —replicó.

Tomé aire hasta llenar mis pulmones. Realmente quería borrar aquello que se había escapado de mi viperina lengua sin necesidad. Acababa de ser muy caprichoso. Le había dicho un "te odio" enmascarando un "te quiero" porque Sousuke me había provocado. Porque sabía que si el continuaba me dejaría llevar. Porque estaba en terrenos de los que yo no podría escapar. Él es único culpable por hacerme sentir así.