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Romina.

Tomás volvió de noche, me saludo con un beso y se fue a bañar. No quize decirle que tenia un chupón, no queria pelear con él.

Iñaki dormía. Me acosté con él y le hice mimitos en el pelo. Tomás se apoyó en el marco de la puerta.

- ¿No venís a dormir? - Me preguntó.

- ¿Deberia dormir con vos? - Le dije parandome.

- Y si - Dijo y me agarro de la cintura. Un escalofrío me recorrió la espalda.

- Hoy quiero dormir sola - Le conteste sacando sus manos de mi cintura y saliendo de la pieza de Iñaki. Él me siguió.

- ¿Me estás jodiendo no? - Preguntó.

- No, quiero dormir sola - Le contesté - Pero supongo que vos tendras alguién más que duerma con vos.

- ¿De qué hablas Romi? - Preguntó. Por su cara pude darme cuenta que realmente no sabia de lo que estaba hablando.

- De la chica que estabas esperando hoy en la plaza, la que te saludo con un beso y supongo que la misma que me contestó ayer el celular cuando decías estar en la casa de Alejo - Le dije. Tomás se pusó pálido.

- Es largo de explicar - Dijo solamente.

- Y yo no tengo ganas de escucharte - Dije cerrandole la puerta en la cara y poniendole llave.

Me acosté y lloré, porque no entendia, porque me había ilusionado, porque Iñaki lo habia visto, porque me sentia insufienciente.

Tomás se quedo golpeando la puerta y pidiendome que le abrá, sentí como se sentó en el piso y se apoyó contra la puerta. Le pedí que se fuera y no lo hizo.

Cerca de las 4 de la madrugada, cansada, le abrí. Cuándo abrí él se cayó, ya que seguía apoyado en la puerta.

- No quiero hablar con vos Tomás - Él se levanto rápido - Entendelo.

Me agarró la cara y me besó. No queria seguirselo, pero lo seguí.

- Perdoname - Me dijo cuando nos separamos - Soy un hijo de puta y lo sé. Yo no quería estar con vos porque sabía que te iba a lastimar y lo hice.

- Pero no entiendo por que lo hiciste Tomás - Dije llorando, otra vez - Si no me queres decilo.

- Te quiero - Me dijo - Pero no puedo dejar la vida a la que estoy acostumbrado.

- ¡No mientas! - Grité - No es que no podes, no queres. Si se quiere, se puede.

Tomás se sentó en mi cama.

- No se que quiero - Me respondió y eso fue todo lo que necesitaba escuchar.

- Entonces vas a estar conmigo cuando sepas lo que queres - Le dije.

Se levantó de mi cama y antes de salir por la puerta, me dió un beso en la frente.

Madre sustituta ; c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora