XXVIII

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Romina.

Subimos los tres al auto, estaba nerviosa y se notaba.

- ¿Estás segura? - Preguntó Tomás. Asentí con la cabeza.

- No vamos a perder a Iñaki - Él me miró - Y digo "vamos" porque ahora somos los tres.

Me di la vuelta y mire a Iñaki, que me miraba con una sonrisa.

Llegamos al juzgado y bajamos del auto. Ahi estaba Gonzalo esperandonos, con una mujer bastante maquillada. Agarre a Iñaki a upa.

- No quiero decir que nos va a representar una prostituta - Le dije a Tomás en un susurro - Pero nos va a representar una prostituta.

Él soltó una carcajada y Gonzalo pareció ver mi cara porque hizo una mueca evitando reirse.

- Tomás, ella es Iara - Dijo Gonzalo.

La mina se acerco moviendo el orto y saludó a Tomás con un beso en el cachete, dejándole la marca del labial. Nos acercamos con Iñaki y nos paramos al lado de Tomás, bien pegados.

Iñaki se estiro y le limpio el cachete a Tomás con asco. Amo a este nene.

Entramos. La mina camino adelante de nosotros mientras movia exageradamente el orto. Miré a Tomás y éste se tapó para no reirse.

Primero entró Tomás. En ese momento se acerco una oficial de policía con una mujer que tenia pinta de psicóloga a llevarse a Iñaki. Miré a Gonzalo y éste asintió con la cabeza. Le dí un beso y un abrazo a Iñaki, y las mujeres se lo llevaron.

- Acompáñame - Dijo la mina saliendo de una sala en donde antes habia estado Tomás.

Me levante y Gonzalo me agarró el brazo. Me deseo suerte. Seguí a la supuesta abogada y entré a una sala.

Me sentaron en el estrado y la abogada de los abuelos de Iñaki, empezó a hacerme preguntas. Respondí todo, diciendo la verdad, pero también omitiendo ciertos detalles.

- ¿Cómo describirias la relación que siempre hubo entre el señor Campos y el menor? - Pregunto la mujer. Pude ver la cara de arrogancia en la cara de la abuela de Iñaki.

- Perfecta - Respondí, su cara cambió completamente - Iñaki ama a su papá, y Tomás ama a su hijo, tanto que si no fuera por su trabajo no se alejaría de él.

- ¡Eso es mentira! - Dijo la abuela de Iñaki parándose. Trate de no sonreir - ¡Él es un drogadicto y un enfermo! ¡Por eso nos llevamos a Iñaki!

Pude ver como la abogada de Tomás sonrió, y yo trate de mantenerme seria para no sonreir. Bajé del estrado y salí de ese lugar por una puerta distinta a la cual habia entrado. Me encontré con Tomás en otra habitación.

- Salió todo como esperamos - Le dije abrazandolo. Él me beso.

Madre sustituta ; c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora