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capítulo cinco; “una aventura”
en la mesa del fondo logro ver la cabeza de mi amigo rubio y en frente mi amiga, así que caminó hacia ellos.
—buen día. —saludo sacando la silla y sentándome.
—buenosss... —milagros hace notar las s y no la quiero mirar porque sé la cara que tiene.
—¿como amanecieron? —pregunto agarrando de la mesa una tostada para ponerle un poco de mermelada.
me levanté con tremenda hambre.
—no tan bien como vos se ve. —tira su comentario y martin nos mira.
—¿me perdí de algo? —se ríe este, niego.
—dale lu, ¿quién era? —la sonrisa de mi amiga se agranda.
observó a mi amigo que espera atento mi respuesta pero en cambió, muerdo mi tostada, mientras tomó el vaso de jugo.
—¿podes ir a ver por lucas? —le pregunta milagros a esté, que nos mira a las dos y se levanta de mala ganas.
—vos me debes algo. —me dice él apuntándome con el dedo y me río.
—te amo. —le digo y él vira sus ojos yéndose.
—conta conta conta. —pide cebada.
—aguanta. —le digo y término de comer mi tostada—. ¿prometes creerme?
mi amiga asiente moviendo sus manos tipo “obviooo”
—enzo, perez. —lo nombro.
dejó todo para mirar su reacción y se queda con la boca media abierta y un gesto gracioso.
—joda. —me reta y niego—. ¿te puedo empezar a decir la puta ama?
y me cago de la risa.
—contame por favor, todo, desde como empezo y término. —pide juntando sus manos y sé que le tengo que contar todo.
°°°
después de almorzar fuimos a pasear por las calles de rio, por fin pasábamos tiempo juntos estos últimos días que nos quedaban, milagros y lucas por fin habían despegado un poco y ella en este momento iba peleando con martin por delante.
