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capítulo treinta y dos

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capítulo treinta y dos.
“aclaraciones”


tomo aire antes de abrir la puerta y ahí está de nuevo exequiel, que a diferencias de otras veces su sonrisa es limitada así que lo saludo apenas y el pasa.

—bueno, estoy acá, como siempre que quisiste. —suspira exequiel y por un momento quiero morirme.

¿así me veré yo con enzo? supongo que así o peor.

no sé cómo reaccionar, así que me acerco exequiel parece muy indefenso así que con algo de timidez agarro su cara para mirarlo, el me observa fijamente y pienso si se enojara si lo beso sin más así que el levanta su cabeza por un momento mirando al techo hasta que vuelve a mirarme.

—¿tengo que pedirte? porque quiero besarte mucho. —murmura apenas cuando sus manos acunan mi cintura, mi respiración se acelera y siento algo con solo esas palabras—. pensé mucho en vos y creía que después de esa mañana no ibas a hablarme más...

—perdón. —susurro y no sé muy bien por qué.

tal vez porque me sentía que use en algún momento a exequiel.

—¿perdón por qué? —reacciona sin entender exequiel, niego y el lame sus labios mirándome—. lourdes respóndeme algo.

asiento con algo de miedo de lo que puede ser.

—¿yo te gustó? ¿o te parezco lindo? no sé, algo por lo que me llamas y...

—me gustas exe.  —digo y exequiel se me queda mirándome como si estuviera analizando mis gestos para entender si decía o no la verdad.

—me alcanza. —suelta con una mini sonrisa para agarrar el mis mejillas y besarme.

nuevamente llegamos a mi habitación, a mi cama, donde ya estuvimos y volvemos a hacerlo pero esta vez siento que es mucho mejor y que teníamos un poco más de confianza y sultura, esta vez me acariciaba con más ganas, es decir lo hacía como si de verdad quisiera, desde mis muslos hasta mis hombros las manos de el se esparcían por toda mi piel mientras yo disfrutaba estar encima suyo y hacerle el amor, una forma de decir, porque acá amor faltaba y mucho pero lo que sobraba era las ganas, esas ganas que nadie me había demostrado hace mucho.

y si un palito para vos enzo, del que no sabía nada hace una semana...

abro mis ojos antes que pudiera imaginarmelo. veo a exequiel cerrando sus ojos y mordiéndose los labios mientras que sentía como sus manos se aferraban fuerte a mi culo por culpa de mis movimientos que lo estaban por hacer venir...

un poco más de fuerza y exequiel lentamente ablandaba su agarre para dejar sus manos en mi espalda y empezar a respirar o mejor dicho tratar de que su respiración se normalice.

sonrío al saber que lo canse un poco y me dejo caer en su pecho.

—podríamos hacer esto de seguido. —bromeo acariciando su brazo y besando su clavícula para volver a recostarme en su pecho.

Lies | Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora