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capítulo diez

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capítulo diez.
“prueba

mi mañana en ezeiza casi terminaba y miraba mi celular para ver la hora, ya que por alguna razón mis dos amigos me dijeron que me pasarían a buscar, pero tenía un iríamos a ver a milagros quién no salía de la casa por estar enferma, osea que iríamos a subirle el ánimo o bajarle pero en fin estar con ella.

me encontraba en la entrada con algunos de los periodistas que siempre estaban, ya sea mauro palacios de fox y cortese de tyc, que por mi experiencia eran buenos. me alejé un poco para poder atender la llamada de mi mamá.

—¿ma, que paso? —pregunte confundida, mi mamá no era de llamarme a menos que sea de suma urgencia.

—lourdes, recién estoy saliendo de trabajar... y como me dijiste que no volvías a cada directamente te hablo, anoche hablamos con tu papá del tema de la mesa.

sin querer una sonrisa se forma en mis labios.

—¿si? —preguntó esperanzada.

el tema de anoche después de comer, fue irme a vivir sola. un departamento solo para mí, ya era grande, estaba trabajando y podía pagarlo fácilmente los meses cuando cobre mi primer sueldo, que serían en una semana.

—sí, hablamos mejor antes de dormir con tu papá y no está mal. —conto y mi sonrisa se expandió mejor—. pensamos como un regalo de cumpleaños... ¿que decís?

—¿¡en serio!? —chille sin poder creerlo—. mamaaaaaa, si hacen eso juro que me desmayo aca.

—si, lourdes. pero la condición bueno más de tu papá es que vengas a almorzar con nosotros todos los domingos.

observe los autos que pasaban sin poder creerlo.

por fin, iba a poder irme a vivir sola.

—si, si obvio. todo sea por vivir sola. —solte sin pensarlo mucho—. ¡te amo, los amo!

—si, si hija, pero lo hablamos en la tarde con tu papá. ¿escuchaste? —su tono se había vuelto serio.

—si, si obvio ma. —dije y a lo lejos vi como alguien bajaba corriendo de un auto.

supe quién era.

santiago, el hijo de enzo, quién esperaba que su hermana, pia baje del auto.

ese auto que manejaba la mujer de enzo.

—ma, me tengo que ir te llamo después ¿si?

—bueno, nos vemos ahora en casa. —me despide.

—si, ma. te amo, chau. —corte y meti mi celular el bolsillo trasero.

camine en dirección a la entrada, sabía que los nenes iban ahí.

a los hijos de enzo le había visto varias veces en el monumental, y los dos eran un amor, como el hijo mayor de scocco, quién saludaba a todos, ya sea hasta los de utilería.

Lies | Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora