Capítulo 31

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Sentí algunos ruidos provenientes de la cocina. Fruncí el ceño, ya que eran un poco más de las tres de la madrugada y Violet estaba muy dormida a mi lado. Aparté a mi esposa con delicadeza y me levanté. Bajé las escaleras, las luces estaban prendidas. Tallé mis ojos mientras trataba de adaptarme a la iluminación. Una caja cayó.

-Oh, no.

Escuché aquella dulce y aguda voz y supe de inmediato de quien se trataba. Me adentré en la cocina con cautela y ahí la vi. Emma estaba arriba de un taburete tratando de sacar algo, pero debido a su pequeña estatura, no alcanzaba.

-Bebita.-la llamé por su sobrenombre.-¿Qué estás haciendo? Te podrías caer.

Saltó de un brinco al suelo. Me cogió de la mano y me arrastró cocina afuera.

-Papi, nooo. No puedes estar aquí.

-¿Y por qué no?

-Le estoy intentando dejar unas galletas a Santa, pero no puedo dejar que nadie las vea. Las esconderé para él.

Sentí mi corazón vibrar de felicidad. Pero en vez de reclamarle algo, me puse a su altura y acaricié su mejilla izquierda.

-Pequeña Bebé, ¿sabes como preparar galletas de navidad?

Mi hija bajó su mirada azulada, dejándome ver su cabello de ondas.

-No, Papi... ¿Me podrías ayudar?

-Lo haría encantado, Emmie, pero son las...-observé mi reloj.-Tres de la madrugada con seis minutos. ¿Quieres esperar unas horas? Santa no llegará hasta medianoche. Ahora vamos a dormir un rato.

-Está bien, Papi. Pero, ¿podrías leerme un cuento y dormir conmigo?

-Por supuesto, Em. Dame tu pequeña mano.

Obedeció y subimos las escaleras con lentitud. Estaba a punto de caerme dormido. No podía creer que hace unos meses, mi bebita hubiera cumplido tres años. Estaba tan hermosa y grande, cada día que pasaba, se parecía aún más a su madre. Tenía algunos rasgos míos, pero sin contarlos, era igualita a mi esposa. Al llegar a su habitación, saqué de la repisa un libro, Elmo Va Al Baño. No sabía cual era la obsesión de mi hija con Elmo, literalmente, todo estaba repleto de aquel muñeco infantil. Peluches, juguetes, muñecos y ahora libros. Pero le toleraba todo, era mi hija, la amaba demasiado, y quería verla cien por ciento feliz. Me acosté a su lado, dejé que apoyara su pequeña cabeza sobre mi pecho y comencé a acariciar su suave cabello.

-¿Es de Elmo?

-¿De qué más podría ser, pequeña Em?

Mi hija rió mientras hojeaba aquel libro. Comencé a leer lentamente y a un volumen moderado. A veces, causaba una que otra risa en Emma, pero me detuve al notar su serena y suave respiración contra mi pecho. Sonreí mientras cerraba el libro y lo dejaba abajo. Su mano se ubicaba unos centímetros más abajo de mi hombro, cerca de mis costillas, la cogí con suavidad y la acaricié. Deposité un suave beso en su cabeza mientras yo mismo trataba de dormir. No me tardé demasiado. Últimamente, dormía mucho menos de lo habitual. Las pesadillas me acechaban con regularidad, cada vez más violentas, y no quería seguir así. Me aterraba caer dormido. No quería exponerme así a sufrir.

Desperté horas después, tal vez a las siete u ocho de la mañana, gracias a unos pequeños deditos tocando mis pestañas.

-¿Me estabas espiando mientras duermo, princesita?

La observé con un solo ojo abierto y una sonrisa en mis labios.

-¡Oh no! No quería despertarte, Papá. Vuelve a dormir.-cerró mis ojos y besó mi nariz.-Duerme.

-No quiero hacerlo, Emmie.

-¿Por qué no?

-Porque prefiero ver tu hermoso rostro.

Emma rió avergonzada mientras sus jugosas mejillas adquiría un hermoso color rojizo. Se subió encima de mí y comenzó a hacerme cosquillas sin parar. Podía deternerla e invertir los papeles pero quería dejarla ganar.

-¡Ya está, Emmie!-grité riendo.-¡Has ganado!

-¡Wiii!

Bajó de la cama, dejándome solo. Corrió por su capa de abrigo, parte de su pijama. Volvió a donde me encontraba y me jaló de la mano con fuerza. Me llevó escaleras abajo, directamente a la cocina.

-¿Quieres preparar las galletas, bebita?

-Sí, Papi. Quiero ser como tú.

Reí enternecido.

-Me puedes ayudar a preparar la cena. Tu abuela vendrá en unas horas y el pavo se demora en preparar, pequeña. ¿Estás dispuesta a cocinar conmigo?

-¡Siii!

Fui con Emma al baño de la primera planta. Ella tomó una ducha, donde yo le ayudé. Luego subimos y la vestí con un hermoso vestido de color lavanda con pequeños cristales y perlas en la zona del cuello. Finalmente, yo me bañé y me vestí con un sweater, jeans y zapatillas. Iba a ir a buscar a mi bebé a su habitación, pero me la encontré reclamando por lo bajo mientras trataba de trenzar su cabello, pero simplemente, no lo lograba.

-¿Necesitas ayuda, princesa?

-No, Papi. Yo puedo sola.

Rodé los ojos divertido. A veces, podía ser igual que su madre tanto en aspecto como en actitud. Avancé unos pasos hasta ella y comencé a hacer la primera trenza, del lado derecho de su cabello.

-¿Por qué estás triste, preciosura?

-Es que... Quería poder hacerlo yo.

-A mi me tomó un poco más de dos semanas aprender a trenzar el cabello de tu madre pero lo logré. Yo te enseñaré, Em.

Ella sonrió pero luego comenzó a pensar.

-¿Cómo tú y Mami se conocieron?

Suspiré felizmente.

-¿Quieres que te cuente esa historia?-pregunté, a lo que ella asintió.-Todo comenzó antes del día oficial en el que nos conocimos. Yo una en otra escuela y me...  Relacioné con personas equivocadas. Sufrí demasiado por ello, y estaba muy dolido. Pasé un año en casa para estudiar ahí y no asistir a la preparatoria. Hasta que en el último año, antes de graduarnos, decidí inscribirme en una nueva institución. Ahí entré con tu tía Val, ella se hizo amiga del tío Justin y de tu madre, quienes me invitaron a unirme al almuerzo. Cuando vi a tu madre por primera vez, Emma... Dios, pensé que era la chica más hermosa del planeta. Tenía su cabello sujetado en ambos lados. Se veía despampanante.

Sujeté el pequeño cuerpo de Emma con fuerza frente a mí, estaba encima de un taburete pero no quería ocasionar un accidente, mientras la ayudaba a mezclar los ingredientes.

-Sigue, Papi.

-Bueno, la cosa es que tu madre estaba algo sensible por algo que le había sucedido con un chico, por lo tanto, yo me tomé el tiempo de consolarla y hacerla sentir bien. El tiempo pasó y sin esperarlo, me enamoré de ella. Nos fuimos conociendo y nos hicimos novios. Hasta que nos tuvimos que separar ya que tu madre iría a una Universidad que estaba muy lejos de Portland, donde solíamos vivir antes de que tú llegaras a nuestro mundo. No nos vimos durante dos años, hasta que nos reconciliamos y volvimos. Nos casamos y ahora tenemos una hermosa bebita llamada Emma.

Escuché como mi hija rió para luego sentir unas delgadad manos pasear por mi pecho.

-Te amo demasiado, Archer.

Dusk Till Dawn [WS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora