Dusk Till Dawn [WS #2]

Bonus #1

Vengo exhausto de un día agotado de trabajo. Justo cuando cuelgo mi chaqueta en el perchero de la entrada, vi como mi pequeño hijo de dos años subió las escaleras, sin notar mi presencia, y se dirigió hasta la habitación de su hermana. Subí con mucho sigilo, y vi a Emma bufar cuando ve al pequeño. Se veía algo amargada.

—Hermanita, ¿juegas conmigo?

La gramática del mini Archer estaba por todas partes, pero estaba bien por lo poco que ha vivido.

—No estoy de ánimo para juegos, T.

—Por fis...

—He dicho que no.

Fruncí el ceño de inmediato. Emma no es para nada así, normalmente, cuando su hermano le pide jugar, ella accede inmediatamente. Me sorprendí aún más cuando vi como mi hija le lanzó su juguete favorito fuera de su habitación. Mi hijo comenzó a llorar en silencio, como acostumbraba, mientras se daba media vuelta y recogía a su osito del suelo.

Me miró y se refugió en mis brazos de inmediato.

—Está bien, pequeñín. Yo jugaré contigo, ¿de acuerdo?—asintió gimoteando.—Espérame abajo, ya iré.

Mi esposa se encontraba en la planta baja, preparaba unos bocadillos, la había saludado muy rápidamente.

Me acerqué a la habitación de mi hija, quien todavía no sabía que yo había llegado. Estaba sentada mientras leía un libro. El corazón me dolió cuando vi que se limpiaba unas cuantas lágrimas.

Toqué la puerta tres veces con una sonrisa ladeada alto melancólica.

—Papá.

—¿Se puede pasar?

Asintió. Me adentré en su cuarto y cerré la puerta detrás de mí. Tomé asiento en completo silencio. Suspiré en el segundo en el que Emma trató de acurrucarse a mi lado.

—¿Se puede saber qué sucede con esta niña tan preciosa?

—Ya no soy una niña.—rió.—Pero estoy triste. De hecho, Mamá viene en camino con helado.

—Eso es bueno, pero me gustaría saber que te pasa. No me gusta verte triste.

Por primera vez en nuestra conversación, la miré. Tenía los ojos empapados de lágrimas.

—Es algo vergonzoso de hablar, Papi.

—Oh, vamos. Te conté toda la historia de Lexi, ¿y me dices que esto es vergonzoso?

Justo cuando estuvo a punto de hablar, la puerta se abrió, dejando observar a Violet.

—Hola, cariño. Antes de entrar, ¿puedo hablar con tu padre afuera?

—Claro. Mamá te contará de todas formas.

Asentí levantándome. Saludé a mi ex esposa con un abrazo y fruncí el ceño cuando vi el tipo de sonrisa que tenía dibujada en sus labios.

—¿Qué es lo que está pasando y por qué nadie me responde?

—Emma tiene su primer período.