Honores

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-Ahora, la condecoró como cadete oficial de la academia, felicidades Katherine Holt-dijo solemnemente Iverson con una sonrisa chueca, como si le doliese darle esta pequeña satisfacción. Pidge solo asintió a sonreír con sorna, rodando los ojos con diversión mientras le colocaba la medalla en su pulcro uniforme -.  Ahora forma parte permanentemente de la academia, espera verla pronto en sus completas funciones la siguiente semana.

-Es un honor-sonrió, sin perder su postura normal ni un segundo-. Trabajar con usted, tendrá que acostumbrarse verme todas las semanas como un cadete oficial recién graduado. Y pensar que usted dijo que nunca lo lograría.

-No cante victoria todavía-susurró, inclinándose un poco para que pudiera solamente ella escucharla ante aquella recesión de estudiantes y fanáticos enloquecidos-. Qué le espera un exhaustivo trabajo, créeme que el trabajo de oficinas le parecerá fenomenal en su primera semana.

-Bueno, con algo he de empezar-se burló y por un momento, al hombre se le borró la sonrisa del rostro-. Kogane le envía saludos.

Y desapareció en medio del gentío antes que el hombre pudiera arremeter contra ella con su diploma en mano. Lance le había dicho que estaba loca si pensaba volver para terminar sus estudios. "¿Qué ahora el espacio no es suficiente para ti?" le había dicho en sus continuas visitas en Olkarion, pero ella buscaba más. Si quería ser alguien tanto en la tierra como en el espacio, su papel como paladín no sería suficiente. Su papel en el universo era, quizás, su mayor logro, pero su futuro seguía siendo un lienzo en blanco. Ahora como cadete oficial, sabía que su padre estaría orgulloso.

Ella no sorprendió que la recibiera jubiloso cuando se entrelazó en sus brazos.

-¡Lo lograste, Katie!-sonrió con verdadero orgullo paternal, encerrándola en sus brazos y girando con ella-. Ahora eres un cadete oficial, después de tanto tiempo...

-¡Debiste ver la cara de Iverson cuando me condecoró!-chilló, eufórica, con los brazos sobre el hombre que había recurrido millones de sistemas y planetas enteros. Pidge se alegraba que su padre estuviera de vuelta en su vida-. Él estaba tan enfadado...

-Iverson no le gusta quizás reconocer el verdadero talento-dijo con suavidad su madre, colocando un mechón de su cabello en su lugar-. Vamos, tenemos que sacar una fotografía familiar de este momento.

-Espera-ella se separó, sin perder la sonrisa en el rostro, sabiendo que él la estaría esperando en alguna parte-. Debo ir por alguien.

-Pero Pidge, ¿no quiere quedarte un poco más?-su hermano se cruzó de brazos, intrigado por su comportamiento, sospechando quizás de quién se trataba. El aún no lograba asimilar la idea que quizás su hermanita estaba viendo a alguien más.

-Descuida-emprendió la marcha hacia el enorme desierto-. ¡No me tardo!

Y su familia la vio confundida irse, Pidge sabía que no lo entenderían, no aún, pero sabía que contaba con todo el tiempo del mundo para hacerles cambiar de opinión.

Corrió sin perder el júbilo, pensando en los cinco años que llevaban conociéndose mejor, frecuentes encuentros que ella nunca diría y que guardaba bajo llave como su mejor tesoro, pensando en los cercanos que se habían vueltos después de una guerra que creían pérdida.

Ella no se sorprendería en lo absoluto si Allura dijera que estaba enamorada.

Lo estaba.

Logró atisbar esa silueta que conocía perfectamente, apoyándose contra un árbol viejo que le hacía sombra. Su uniforme de BOM era reconocido a kilómetros. Incluso como un ex paladín, parecía que siempre volvía a la acción en alguna parte del universo. Aquel desierto le remontó a los tiempos pasados cuando se conocieron y soltó una risa risueña, cómo si le costara pensar que ella terminaría enamorada de ese muchacho forajido, con nada que perder y el suficiente coraje para enfrentarse al mundo por las personas en quienes cría. Era esa voluntad de luchar por una causa noble lo que llamó quizás su atención secretamente, sin darse cuenta, casi tan inconsciente que la realización la golpeó cinco años tarde con la suficiente fuerza para darse cuenta que no era un simple enamoramiento.

La impulsaba, le hacía querer ser mejor persona.

-Hey...-se detuvo, respirando entrecortadamente para recuperar el aliento a centímetros suyo.

Él le sonrió con afecto, sus brazos cruzados y una mirada amable.

Era tan diferente al chico duro que conoció en el mismo lugar.

-Hey-le devolvió el saludo.

-Adivina qué-sonrió alegre, sin poder contener el entusiasmo. Escondiendo él papel que la certifica como una estudiante de honor del Garrison-. Lo logre-dijo, enseñándole el documento de letras doradas con su nombre-. Apuesto que Allura estaría muy orgullosa también. Ella dijo que no volviera a poner un pie en el castillo sino volvía con esto como evidencia de mi trabajo dura. Al parecer, lo conseguí.

-Allura posiblemente quiera crear un banquete para la ocasión-luego, se dio cuenta de algo-. Uh, arruine la sorpresa.

-Que importa, ya lo sabía. Hunk no es precisamente alguien que sepa guardar secretos-. ¡Estas frente a una cadete condecorada! Tú y los chicos deberían seguir mi ejemplo. No pueden pasarse toda la vida en el espacio-ensanchó su sonrisa con burla-. ¿Qué se siente salir con una cadete recién graduada?

-Más que fantástico.

Keith soltó una risa y ella se dio lo mucho que le gustaba.

-¿Entonces, qué quieres hacer?-preguntó-. ¿Ir con tus padres a comer alguna parte? ¿Comer la cena que Allura tiene preparado o...?

-Quiero pasar el rato contigo-se permitió tocar sus labios para acallarlo. Se preguntaba de donde sacaba tanto valor-. Tú y yo, celebrándolo quizás atrapando a algunos Unilos que terraformen planetas protegidos o arrestando algún pirata espacial. Tengo ganar de viajar a alguna parte, solo nosotros dos.

-¿Nosotros dos, eh...?-atrapó sus muñecas y Pidge soltó un chillido cuando la atrajo más cerca. Su corazón estallando de felicidad. Ella comenzó a preguntarse cuándo comenzaron todo este coqueteo descarado-. Suena bien.

-Suena bien porque te encanta mi compañía-susurró, cuando él se inclinó más cerca.

-No lo negaré. Incluso si eres como un Klamüirl enojado.

Y él estaba lo suficiente cerca para besarla. Pidge pensó en lo diferente que se habían vuelto y adoro esa mutua cercanía. Pensándolo lo mismo que ella, rompieron a reír.

-Ven-dijo, tomando su mano-. Mamá piensa tomar fotos familiares y por lo que se, eres de la familia.

Por una fracción de segundo, el muchacho dudo, no queriendo inmiscuirse en un momento tan intimo.

-Pero...

-Nada de peros, sabes que papá te aprecia y mi mamá te adora, básicamente Shiro no deja de hablar maravillas de ti-y ella tiro de él, ignorando sus protestas para llevarlo hacia la multitud que esperan paciente su llegada.

De repente, el mañana se veía más prometedor que nunca.

Era la dueña de su propio destino.















N/A: La persona que alguna vez dijo que salir un rato puede traer la inspiración no se equivocaba. Tenía esta idea estancada en la cabeza desde el cine y me vine corriendo para escribirlo. La idea de saber lo qué pasó o puede pasar en el final de temporada me vuelve intrigante y quería sólo plasmar lo que me gustaría que ocurriese en un futuro con estos dos.

Me gusta pensar que los años de conocerse puede volver su relación más refrescante y unida.

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