Hogwarts

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La prefecta de Slytherin se deslizó secretamente por los pasillos de la escuela, en contra de todas las restricciones y lo que consideraba sensato. A pesar que la capa de invisibilidad cubría su sucio secreto, una parte de ella no dejaba de sentirse irresponsable, decepcionante y atrevida por lo que se proponía hacer como todas las noche en contra de su mejor juicio.

Ser aprendido en mitad de los pasillos en medio de la noche la llevaría a perder puntos para su casa, pero decidió ser valiente y correr los riesgos, su corazón latiendo salvajemente mientras corría el encuentro.

Nunca en su vida pensó que se enamoraría de un Griffyndor para empezar. En sus imaginaciones más descabelladas, se imaginaba quizás desposando un buen partido, una de las ramas más viejas de los magos que sin duda tendría historia en Slytherin si su familia lo considerará apropiado. La sangre pura corriendo por sus venas como una señal de orgullo y generación, se preguntó qué pensaría su madre si le dijera que estaba enamorado de un hijo de Muggle...

«La profesora Minerva estaría decepcionada de mi» pensó, con el peso de la consciencia de sus actos. Ignorando sus obligaciones como prefecta y rompiendo las reglas de su casa.

Ella avanzó valientemente sosteniendo su frágil corazón, rogando por que Filch no estuviera merodeando por los pasillos esa noche. Sus pequeños pasos torpes, maldiciendo el hecho que no pudiera usar su varita para iluminar su camino. Estuvo a punto de doblar la esquina de pasillo, iluminado por la luna de media noche cuando un brazo aprensivo la tomó desprevenida de la cintura y tiro de ella en la oscuridad.

Katie chilló, sorprendido que una mano cálida le quitara la capa. Vió los ojos violetas y el cabello azabache que le encantaba tocar y su corazón se calmó.

-¡Me asustaste!-le reprendió, dándole un ligero golpe con el puño cerrado en su hombro. Ella odiaba que hiciera eso-. ¿Cómo supiste...?

-No eres precisamente discreta cuando estás nerviosa. Se te escucha incluso transpirar a diez pasos de distancia-le acusó, juguetón y Katie hizo un puchero de protesta. Se supone que ella un día sería la mejor bruja y no lograba pasar inadvertida en medio de su propia escuela. Su trabajo como Auror prácticamente no tenía futuro. El muchacho se burló de su exasperación-. La verdad, aún serías perfecta como Auror-dijo, como si leyera sus pensamientos-. Solo necesitas un poco más de práctica-enfatizó, alzando su propia varita para hacer hincapié a sus batallas de entrenamiento personales.

-Idiota-protestó, sin caer en su juego-. Me preguntó porque me juego el cuello por ti cuando podría estar prácticamente en la comodidad de mi cama, en mi casa, sin poner en peligro mi reputación.

-Porque me amas-contestó así de simple, con una sonrisa petulante.

Odiaba a Keith Kogane con todo su ser y odiaba amarlo con la misma intensidad, pensó con molestia.

-¿Y cómo me encontraste de todos modos?-preguntó, con las mejillas encendidas, tratando de evitar el tema.

-Por eso te convoque-el muchacho volvió la mirada hacia el bolsillo de la túnica, buscando un papel perfectamente doblado, color ceniciento, como si tuviera muchos años de antigüedad. Olía a viejo, como un viejo libro que nadie hubiese tocado en mucho tiempo-. Aquí.

El mapa del merodeador.

Pidge abrió los ojos desmesuradamente.

Ella había escuchado historias antes, pero nunca pensó...

-¿Es real?-susurró con un hilo de voz, atreviéndose a tocar el mapa como si fuese una clase de reliquia antigua, temerosa que sus dedos pudieran rasgar el contenido-. ¿Cómo lo conseguiste?

-Solo puedo decirte que Lance me debe muchos favores-presumió el Gryffindor, recordando brevemente al estudiante excéntrico de Ravenclaw-. Quería mostrártelo en cuanto lo vi, podríamos explorar el castillo, tú y yo. Se que te morías por recorrer enteramente todo Hogwarts cuando nos graduáramos, así que...

Y sintió nuevamente las mariposas que le provocaba este chico mientras se perdía en su voz.

Hacia tanto tiempo que no se sentía así...

-Ven-susurró con suavidad, tirando de la capa por detrás de su cabeza y atrayéndolo hacia ella. El chico temerario de Griffindor lució sorprendido por sus aciones, naturalmente, ella nunca tomaría la iniciativa. Tocando sus labios, sintió la suavidad de los suyos y la apretó contra su propio cuerpo.  La abrazo, amansándola como si ella fuera moldeable en sus brazos y ella correspondió con la misma intensidad, rodeando su cuello y aferrándose como si él fuese una clase de ancla que la mantenía estable. Era tan cálido, tan cómodamente fascinante que ella habría podido derretirse y deshacerse en sus brazos. El muchacho temerario de Gryffindor sintió las mismas las emociones inexplicables que recorrían su cuerpo como electricidad cada vez que la tocaba, como si alguien le hubiera lanzando un maleficio o sido víctima de una pasión de amor para caer completamente rendido ante esta chica.

De repente, las posiciones de sus casas ya no importaban, ella se dejó embargar por el momento y la idea que este chico era suyo.

-¡¿Quién anda ahí!?-retumbó la voz furiosa de Filch en los pasillos, rompiendo toda la magia del lugar y recorriendo furiosamente por la idea que alguien estuviera cometiendo incidencias en su turno.

Oh no.

Bueno, ellos sabían que no la tendrían tan fácil después de todo.















Hogwarts AU: Pidge es la prefecta de Slytherian y Keith un jugador de Quitch de Gryffindor. Lo siento, lo único que sé básico de Harry Potter son las películas, mi conocimiento es vago 😭

Lance es un Ravenclaw aquí(?)

Para @Casa123CQG

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