Agua

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-Amigo, deberías venir más seguido, los niños te extrañan cada vez que te vas a tus misiones con la espada-Lance se hizo a un lado para hacerlo pasar. Había pasado mucho, mucho tiempo después de la última vez que vieron. Su ex compañero se veía afectado por los años. Una barba naciente de dos días por la barbilla, un par líneas blancas casi imperceptibles en su cabello que comenzaron aparecer y quería cubrir con una mano nerviosa. Keith sonrió, porque incluso ahora, seguía siendo el mismo Lance que conocía.

Su mejor amigo.

Se quitó la arena al pasar. Lance definitivamente habría querido vivir cerca del océano y no le sorprendía en lo más mínimo que la casa estuviera llena de pequeños granos de arena. Estudio la pequeña casa, unas pequeñas tablas de surf por allí, unas caracolas de mar por allá y aparatos tecnológicos a quienes pertenencias a una persona que tomaba muy en cuenta, como si no fuera un hecho cotidiano que pensara en ella cada dos días o todo el tiempo.

Y se regaño mentalmente  a sí mismo otra vez, él no debía pensar en eso.

Lo hecho, hecho esta.

«Deja de recriminarte por los errores que cometiste» se dijo a sí mismo.

Se obligó a sí mismo forzar su mejor sonrisa, Lance era su amigo.

-¿Y que te trae por aquí?-preguntó cuando cerró la puerta. Los sonidos lejanos de las olas cayendo una sobre otra en la orilla era un sonido relajante.

Por un momento, creyó que la pregunta abarcaba algo más.

Keith dejó caer su mochila de viaje antes de contestar a su pregunta.

-¿No puedo ver a un viejo amigo?-se burló y Lance rodó los ojos. Suspiró cansinamente-. Kolivan quería que recogiera algunos memorias data en las que Pidge ha estado trabajando mucho últimamente. Si queremos el funcionamiento óptimo de la nave castillo en el mejor estado posible, las necesitamos. Así que pensé en venir aquí y ver cómo estaban-se hizo un pequeño silencio-. ¿Los niños están...?

-¡Tío Keith!-la pequeña voz hico eco en la estancia y enseguida se vio envuelto en un par de pequeños brazos asfixiantes. Ojos azules iguales a los de Lance lo miraron con ferviente adoración.

Keith le revolvió el cabello, tal como lo hacía con ella en un pasado que le gustaba recordar y la niña lo acepto de buen grado.

-Hey pequeña.

-Recién venidos de la escuela-Lance se acercó para susurrarle algo al oído-. Y si te digo algo, Matt está celoso de ti, ni en diez años ha logrado que Maya sea tan aficionada a él como lo es contigo. Al parecer, quiere casarse contigo cuando sea grande, pero ya le he dicho que aún tienes esa química con Allura y no lo acepta.

-Si, si...con Allura...-su voz se perdió en algún momento de la conversación.

-¡Keith!-afortunadamente Pidge apareció y por quiznak, el odio sentirse como si fuese la primera vez que la miraba después de tanto tiempo y algo se removiera en un interior. Su corazón palpitó, ya fuera que ella estuviera lejos o cerca, siempre lo hacía cada vez que la veía. Para ese entonces, se dio cuenta lo mucho que había cambiado, un suéter amarillo tejido a mano seguramente por la abuela Mcclain, su cabello en una cola de caballo que caía dócilmente por el hombro y los dos niños que le seguían detrás. Los ojos azules los miraron interrogantes y Keith los saludo. Pero su mirada volvió a ella y se sintió prácticamente como si los años que los separaban no fueran casi nada.

Y no sabía porque le dolía, como una piedra en el zapato.

Lance tosió, en un intento por romper el silencio incómodo que hizo presente en la habitación. Los niños estaban demasiado distraídos en la visita del tío Keith como para percibir lo que ocurría. Los cuatro pares de ojos azules se centraron en la tercera figura más pequeña y Pidge se apenó, porque no le gustaba que sus hijos la vieran espabilada, como si aquella presencia que venía de muy lejos con el propósito secreto para verla la hubiera tomado por la guardia baja.

-Aquí está-sacó un estuche azul de su bolsillo donde se encontraba las tarjetas en las que trabajo arduamente en los últimos meses-. En un principio fue difícil porque la tecnología del castillo se perdió, pero tenía una copia de respaldo de casi de todos los programas antes de la destrucción...yo, espero que sea de ayuda.

Y él quería decir algo más, cómo se encontraba, qué hacía, como fueron sus días después que se separaron y entonces, él deseó detenerla...

«Pero la viste irse con alguien más-pensó amargamente cuando se dio de lo mucho que había perdido, tan atrás que estaba de los demás que hacían una vida mientras él envejecía lentamente por permanecer en el espacio–. Por primera vez en la vida Lance fue más inteligente que tú en ver algo que estaba tan cerca del alcance de tus manos y que desaprovechaste».

Incluso si fuera el piloto más hábil y rápido de la galaxia, fue demasiado lento para notar los sentimientos que ella albergaba hacia él demasiado tarde.

«Escucha, ella ya tomó una decisión-dijo Hunk después de decírselo-. Sea lo que intentes, ya es muy tarde para eso. Está casada amigo, y lo mejor que podemos hacer es apoyarla y estar allí para ella cuando lo necesite».

Pidge había hecho una vida y él no tenía porque recriminar la nada. Pensó en lo doloso debía haber sido visto su fuerte relación Allura desarrollarse durante todos esos años y quedarse callada al respecto.

Y él sabía que Lance la hacía feliz, como debía ser.

No tenía nada de derecho de interrumpir en sus vidas nunca más.

-Gracias-susurró, tomando, permitiendo que sus dedos se tocaran por un lapso de segundos antes que ella decidiera abruptamente separarse.

Te amo.

-De nada.

Adiós.







N/A: Coloque la etiqueta Plance como sugirieron, gracias por su opinión al respecto!

AU: Donde Pidge supera su enamoramiento por Keith y hace una vida. Continuación de "Fuego".

★  Space and Geeks...[Kidge] ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora