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Agarra el café que dejé sobre la mesa y le da un trago.

—Me conoces tan bien —suelta dandole otro más.

—Pronto es tu cumpleaños... —me cruzo de brazos y me siento en uno de los sillones delante al escritorio.

—¿Aún te acuerdas de eso?.

—Claro. Tengo tu regalo en mente —sonrío cariñosa.

Lo escucho soltar una risita mientras deja el café sobre la mesa y me mira pícaro. Me extiende el brazo para darme la mano, y cuando la tomo me jala hasta quedar frente a él.

—No tienes que darme nada —dice. —al menos no nada material —me toma por la cintura y me besa sin antes dejarme hablar.

Me separo de inmediato, viéndolo sorprendida y soltando una risa. Tiene esa mirada que reconozco perfectamente. Como un niño, buscando algo ansioso, con las cejas ligeramente alzadas y una sonrisa traviesa.

—No estarás... pidiendome sexo, ¿o sí? —sonrío astuta, provocarlo es divertido cuando tiene esa mirada.

—¿Qué? ¿sexo? —frunce el ceño y ríe ingenuo. —te has vuelto un poco ruda, yo le llamaría hacer el amor pero como tú quieras —vuelve a jalarme de la cintura e intenta besarme nuevamente.

—¿Aquí? —pregunto nerviosa.

—Si quieres afuera —responde irónico y besa mi cuello desesperado. —¿dónde te gusta más?.

—Grayson, es tu oficina —digo entrecortada y después sólo jadeo.

—No pasa nada —decreta. —sólo no grites, puede ser rápido —me guiña un ojo y va hasta la puerta para ponerle seguro. Mierda.

Grayson.

Sus mejillas se ruborizan, y sus manos bajan hasta el cinturon de mi pantalón. Y ahí está mi chica, tan decidida, timida y caliente.

La cargo de manera que sus piernas rodean mi cintura, y la dejo cuidadosamente sobre el escritorio. Sus suaves y delicadas manos viajan desde mi entrepierna hasta mi abdomen, donde lo acaricia maliciosa. No puedo evitar soltar un gemido con tan sólo mirarla, tiene las pupilas dilatadas y la sonrisa más perversa del universo.

Me tomo un momento para sacar mi billetera y agarrar un condón. Esto tiene que ser rápido.

Ella se baja mientras me lo coloco y se inclina sobre la mesa subiendose el vestido. Intento hacerlo un poco más rapido, estoy tan excitado que sería capaz de no usarlo. Soy consiente de que estamos en mi oficina pero por la misma razón anterior es que no me preocupa tanto. Además es salir un poco de lo normal, necesitaba algo más atrevido.

Intento entrar en ella tan rápido como puedo, levantándole la fina tela del vestido y bajando sus panties hasta los muslos.

—¿Todo bien? —le susurro al oído antes de besarle el cuello.

Asiente con un gemido y se agarra con fuerza a la mesa mordiéndose el labio.

Leah.

Me agarro con fuerza a la mesa cuando lo siento entrar y salir de mí con brusquedad, pero a la vez lo siento bastante suave.

Una de sus manos se aferra fuertemente a mi cintura para mantenerme en el lugar y la otra me sujeta del pelo.
Esta sensación es demasiado para mí, y deseo gritar con fuerza pero sólo mantengo la boca cerrada.

Veo que se detiene, entonces mis ojos se abren como platos y lo miro molesta.
Me sonríe depositando un beso sobre mis labios y me carga nuevamente para dejarme encima de la mesa y cambiar de posición.

A penas lo miro para besarlo y ya está dentro de nuevo. Lo miro sin aliento, y aprieto los labios una vez más, de verdad tengo la necesidad de gritar inmensamente. Es increíble lo que logra hacer con mi cuerpo, y me encanta a pesar de todo, a pesar de las circunstancias o el lugar, eso extrañamente termina dándome igual.

Acelera sus movimientos mientras que me agarro con fuerza de sus brazos. Entierra la cabeza en mi cuello y jadea cerca de mi oído, carajo, no resisto más. Sofoco un grito para después soltar un gemido, así que me cubre la boca de inmediato sin detenerse.

—Mierda, termina, nena —susurra en mi cuello y acelera con fuerza las embestidas.

Mi cuerpo se tensa y pierdo el control. Grayson me besa cuando finalmente llegamos al climax y sale sin avisar.
Suelto un suspiro boquiabierta y lo miro exhausta. Mi corazón va tan rápido que seguro saldrá de mi pecho en cualquier momento.

Él está por decirme algo, pero alguien da dos golpes a la puerta interrumpiendo el momento.
Grayson se acomoda el pantalón y yo me bajo de inmediato para acomodarme el vestido y subirme los panties.
Lo miro confundida y me siento en el sillón fingiendo que nada ha ocurrido.

Él se acerca a la puerta y la abre, dejándose ver a Amanda con un papel en la mano.
Ruedo los ojos molesta y los ignoro mirando a otro lado.

—Aquí está el portafolio que pediste, los papeles están acomodados por orden, sólo falta el que tú tienes —le comenta sonriente. Siempre usa la misma sonrisa cuando habla con él.

—Sí, am, pasa, está sobre la mesa —le dice distraído. —la otra parte la tiene Ethan, iré por el —está a punto de salir pero se regresa recordando algo. —y no archivaste los primeros documentos que te pedí, tuve que hacerlo yo en la junta —regaña y ella hace una mueca.

—Lo olvidé, lo siento —dice mordiéndose el labio inferior.

Frunzo el ceño mirándola, camina hasta el escritorio cuando Grayson se va.
La examino y no parpadeo para estudiar cada uno de sus movimientos. ¿Cree que no me doy cuenta cómo intenta coquetear con mi novio siempre que se le da la oportunidad?.

Toma la hoja que está sobre la mesa y la mete en el portafolio. Noto que me mira de reojo, a la defensiva y de mala gana, pero no pienso rebajarme a su nivel, o bueno, no tan rápido.

—Veo que es un poco exigente —digo con un tono suave y tranquilo.

—No es su culpa tener interrupciones inesperadas cuando tiene trabajo —me dice con una sonrisa maliciosa. La verdad es que la indirecta me cayó perfectamente.

Sonrío de la misma forma. Entonces niego con la cabeza levantándome del sillón y colgándome mi bolsa al hombro.
La miro directamente a los ojos y me espero unos segundos para hablar.

No tenía pensado ser grosera con ella, pero creo que intenta darme razones para serlo... ella lo está pidiendo, así que con gusto se lo doy.

—Lo siento, pero la ronda de sexo le pareció más interesante que leer tu hoja—le sonrío amigable, y camino hasta la puerta para salir soltando fuego.

Fue gracias a esa boca boquiabierta que no me arrepentí de haberlo dicho. Estaré segura al menos un par de semanas.

Me apresuro hasta llegar al ascensor y presiono el botón de primera planta para irme.
Justo así salgo del edificio y me despido con una sonrisa del portero para subir a mi auto.

De inmediato mi celular comienza a vibrar, y veo el nombre de Grayson en la pantalla. Contesto y arranco el auto.

—¿Leah? —pregunta del otro lado. —Leah, ¿dónde estás?.

—Tuve que irme, le dije a Trina que llegaría temprano.

—¿Está todo bien?.

—Todo bien, tranquilo, te veo en casa.

—De acuerdo, te veo ahí, te quiero.

I still wait for you | 2 | Grayson Dolan (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora