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No logro dormir. Esta noche es sin duda una de las peores que he tenido en toda mi vida. Mi cabeza no deja de darle vueltas a lo mismo, necesito estar segura.

Me levanto en la madrugada al baño con suma discreción para no despertar a Grayson, y me hago la segunda prueba que compré.

Espero de nuevo tres minutos, y se repite la misma escena de ayer, tal cual, todo ocurre exactamente igual.

Positivo, marca otra vez.

Me paso las manos por el cabello, estoy sudando. Y después vienen esas nauseas mañaneras que me han estado jodiendo desde hace días.
Me hinco rápidamente sobre el escusado y vomito. Se siente terrible, pero al terminar me siento aliviada.

Me levanto para enjuagarme la boca y me quedo algunos segundos viéndome al espejo.
Grayson va a estar furioso, ya lo estoy viendo en mi cabeza.

Me limpio los ojos cuando siento que se humedecen, no pienso llorar, es innecesario, quiero decir, no hay marcha atrás para esto. Pero me invade un sentimiento, es como si me sintiera completamente sola. Y después siento un ligero agobio.

Me levanto la blusa, y miro mi vientre en el espejo curiosa. Esto va a ser difícil, lo sé, pero lo hecho, hecho está. No me siento feliz en lo absoluto, pero aceptaré a este bebé con o sin la ayuda de Grayson, ahora es parte de mí.

Trago saliva nerviosa y vuelvo a la habitación. Gray está profundamente dormido, así que me acuesto a un lado tranquila.
Apenas son las tres de la mañana, y no he dormido nada.
Hay muchas imágenes en mi cabeza que no me lo permiten.

Me quedo pensando en eso, y agradezco que sin darme cuenta mis ojos se vayan cerrando poco a poco, y de pronto, escucho la alarma de Grayson horas después.

Abro los ojos, me duelen, como si estuvieran hinchados. Siento a Grayson moverse a lado de mí, se da cuenta de que también estoy despierta, entonces sonríe y se acerca para darme un beso en la mejilla.

—Buenos días —deposita pequeños besos.

—Hola —intento sonar normal.

—Carajo... no quiero ir a trabajar hoy —dice viéndome, siento su respiración chocar contra la mía.

—Tienes que... —suelto. Me siento extraña con él. Como si las cosas fueran diferentes.

—Bueno, pero si quieres me puedo quedar un rato contigo —me vuelve a besar. —¿qué opinas?.

—Gray —me muevo un poco para separarlo de mí. —tienes que ir.

—¿Quién mierda trabaja un domingo? Merezco descansar —se queja riendo.

—Entonces descansa —intento levantarme lo antes posible de la cama pero me sujeta del brazo. Mierda.

—¿Adónde vas? —pregunta con un tono burlón y me jala a la cama para abrazarme.

—A la cocina.

—¿Por qué tanta prisa? —frunce el ceño. —puedes hacerme compañía aquí —insinúa pícaro.

—¿Qué intentas?.

—Empezar bien el día —hace mi cabello hacia un lado y ahora besa mi cuello.

—Entiendo que hayas despertado emocionado, pero hay cosas más importantes que hacer —trago saliva.

—¿Como qué? —sigue en mi cuello. Joder, se siente increíble.

—Como... ducharnos, o... preparar el desayuno —respondo entrecortada.

—Buena idea, duchémonos juntos —me sonríe y me toma de la barbilla para besarme.

—Gray, para —lo separo del pecho. —ahora no.

—¿Por qué no?.

—Me duele la cabeza —miento y me levanto de la cama, dejándolo ahí, confundido.

Salgo rápido de la habitación y me doy un golpe mental. Me siento mal, pero ahora no tengo ganas de tener sexo con Grayson, tengo algo más en lo que preocuparme.

Decido hacerme un té y comer unas galletas integrales que encuentro en la alacena. Algo que no me haga sentir con el estómago vacío, ya que sólo me entran más nauseas.

Me siento en la barra y me quedo observando un punto fijo mientras sigo pensando. Debería decirle a Grayson, pero no sé ni cómo empezar.
Tal vez deba decírselo indirectamente o tal vez sólo deba soltárselo de golpe.

Este sale de la habitación, haciendo que el corazón me acelere, intento no mirarlo, intento creer que él no está ahí, pero carajo, me siento muy presionada.

—Gray —suelto involuntariamente, mierda.

—¿Si? —entra a la cocina conmigo y se prepara su café diario, ya que Trina no viene los domingos.

—Había estado pensando...

—¿Qué cosa? —me mira.

—Bueno, yo pensé que... estaría bien que formáramos una familia —las palabras simplemente salen de mí, ni siquiera las analizo. —¿no? —trago saliva y lo miro sin siquiera parpadear.

—Claro —me sonríe y siento una extrema felicidad. —dentro de cinco o seis años —mi felicidad desaparece.

—No, yo me refiero ahora —sonrío viéndome convincente. —somos jóvenes, ya sabes... tendríamos más energía para cuidar un bebé.

—Leah, ya habíamos hablado de eso —le da un sorbo a su taza de café una vez que termina de preparárselo.

—Lo sé, pero sólo imagínalo, fortalecería nuestra relación.

—¿De qué estas hablando? —se ríe de mí. —estamos en nuestra mejor etapa. Apenas nos comprometimos.

—Pero quiero dar el siguiente paso —miento.

—Claro que lo daremos, cuando sea el momento.

—Grayson, para mí este es el momento —suelto desesperada, intento convencerlo con todas mis fuerzas.

—Leah, mi respuesta es no —dice firme y empieza a caminar hacia la habitación.

Maldigo y me quedo callada unos segundos, pienso en algo más rápidamente, antes de que entre al cuarto.

—Pero me dijiste que si lo deseaba me lo darías —me levanto de la barra y lo miro atenta.

—Porque pensé que estabas de acuerdo conmigo. Que esperaríamos —echa un suspiro. —Leah, entiende, tener un hijo no es cualquier cosa, es responsabilidad. Y ahora yo tengo otras prioridades. —se da la vuelta y entra finalmente a la habitación, luce molesto.

—Grayson —camino hacia él. —espera.

Me mira fatidiado.

—¿Qué?.

—Al menos piensalo.

—No hay nada que pensar, conmigo no cuentes —me dedica una mirada asesina una última vez, y se gira para no verme.

I still wait for you | 2 | Grayson Dolan (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora