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Grayson.

Llego a casa de mi madre quince minutos antes de dar las nueve, toda la calle está llena de autos, entonces intento buscar un lugar vacío para estacionarme. Debe haber alguna fiesta cerca.

Al salir, el viento frío me hiela los huesos y me estremezco. Me puse la primer camisa que encontré en el armario y un pantalón negro, ni siquiera me molesté en tomar un suéter. Así que me apresuro a tocar la puerta para entrar a la casa, donde al pasar largos minutos mi madre me ve del otro lado de la puerta.
Me regaña por llegar una hora tarde y por no llevar corbata y saco, había dicho que era una cena formal, pero honestamente sólo vine porque ella realmente quería verme aquí.

Le doy un beso en la mejilla y se hace a un lado para dejarme pasar.

—¿Cómo estás?  —pregunta compasiva, con una pequeña mueca de preocupación.

—Bien  —intento sonreír. No quiero ponerme a hablar de mis sentimientos con ella, no quiero preocuparla más.

Me devuelve una sonrisa forzada y se acerca más a mí para susurrarme algo. Antes de que pueda hacerlo la voz de mi padre se hace presente detrás de nosotros.

—Grayson.

Con los brazos cruzados y una postura amenazante, me mira molesto. Sin vergüenza alguna de fulminarme con la mirada.

—¿No te dijo tu madre que era a las ocho, y con traje?.

—Sí, pero no pude llegar a cambiarme  —miento.

—¿Y dónde estuviste? porque nadie te vio en la empresa.

—Estaba arreglando unos papeles, me dolía la cabeza y decidí trabajar en casa  —suelto nervioso, no se me da por mentirle.

También estaba nervioso por verle la cara después de no haberme presentado en la empresa desde hace unos días, o más, ya no recuerdo bien, he perdido la nostalgia del tiempo estando en mi departamento todo el día.

Los sigo a ambos por el pasillo hasta que se detienen en la sala, se hacen a un lado para mirarme, dejando un perfecto espacio donde veo a Amanda sentada en el sillón. Frunzo el ceño de inmediato y me giro hacia mi padre, disimulando mi molestia.

—Invité a Amanda  —me dice este, como si no hubiera sido lo suficiente obvio.  —quería que estuviera aquí hoy  —le sonríe de oreja a oreja y vuelve a tomar la mano de mi madre para caminar hasta la mesa.

Me siento confundido, pero prefiero quedarme callado y seguirlos hasta toparme con una mesa vacía. No hay platos, ni mantel, ni las decoraciones que a mi madre le encanta poner, no hay nada. Escucho una música proveniente del jardín y algunas voces en multitud. Ahora estoy el doble de confundido, y cuando miro a Amanda buscando la mas mínima explicación, está cabizbaja.

—Por acá, hijo  —mi padre me sonríe y abre las puertas del jardín, dejándose ver un patio con mesas lleno de gente.

Hay dos carpas gigantescas que ocupan casi todo el espacio, con algunos faroles colgando de los arboles, iluminando cálidamente el lugar. Frunzo el ceño nuevamente y busco exigentemente la mirada de mi padre, la cual está feliz y con los ojos llenos de vida.

—¿Qué es esto?  —tenso la mandíbula y espero desesperado una respuesta.

—Una cena.

—Pensé que sería entre nosotros —respondo molesto, pero él me ignora y junto con mamá se acercan a la multitud.

Trago saliva y me quedo quieto unos segundos, intentando entender. Pero no puedo, todo esto me da mala espina. Hay familiares, pero lo que me confunde no es eso, hay personal de la empresa aquí y mis padres se sientan en una mesa con Marcus y al parecer, su esposa.

I still wait for you | 2 | Grayson Dolan (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora