Flecha

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          —Esta es una isla muy rara, tiene todo tipo de climas y todo tipo de flora creo que ahora entraremos a un bosque —explicó el soldado Níquel mientras observaba todo a su alrededor ya era más de media noche —. No creo que sea buena idea seguir caminando, menos estando todo tan oscuro, las criaturas nos ven pero nosotros no las vemos.

          —No hablen muy fuerte —ordenó el Superior —. Desenvainen sus espadas, no queremos hacer ruido con los disparos y encontrarnos con más criaturas peligrosas.

          —Superior, yo no sé usar la espada —replicó un soldado de apellido Cobalto al que habían obligado a ir a la isla, decía que era bueno con las armas de largo alcance —, ¿alguno me podría dar algunas balas? Yo los cubriré.

          —Pues tendrá que usar la espada o morir en el intento, no podemos darnos el lujo de gastar municiones —respondió el Superior.

          Estaban caminando con las espadas simples, Todos las sostenían en una mano aunque la de Flecha estaba amellada porque había intentado golpear a uno de las ácidos filosos, se sentía cómodo con ella.

          —Al fin, Algo que si sé utilizar —susurró Flecha que caminaba atrás escuchando todo lo que los otros decían.

          —No eres el único, chico Bala —le respondió la Soldado Oro que aunque estaba algo distante se acercó a él.

          —¿Chico Bala?

          —Ahora todos te llaman así, después de lo que hiciste —le explicó Astrid en tono sarcástico mientras se alejaba. A Flecha no le gustaba tener un nuevo nombre pero no dijo nada.

          —¿Hacía donde vamos Superior? —preguntó Willy Cromo, estaba bastante asustado porque unas horas atrás había visto a tres de sus compañeros ser devorados por los ácidos filosos —. Creo que el sabelotodo tiene razón, la noche es peligrosa.

          —Debemos explorar el mayor terreno posible para encontrar el Hardoro por eso hemos estado caminando todo el rato, además en esta dirección encontraremos una de esas cajas con el mecanismo gancho —explicó el Superior —. Espero recuerden su entrenamiento —Flecha se quedó callado, el no había recibido nunca un entrenamiento con un gancho.

          —¡Sí Superior, sí lo recuerdo! —exclamó Níquel, se tomaba muy en serio su papel de soldado y además de haber recibido el entrenamiento, también había usado el mecanismo gancho muchas veces en su trabajo como probador. Los demás no comentaron nada al respecto.

          —Está bien soldadito —dijo el Superior sarcásticamente —. Bueno hacia allá nos dirigimos por una de esas cajas que vieron caer.

          —Superior aconsejo que descansemos —sugirió un soldado tímido y asustado de apellido Cobre, todos en el pelotón cinco podían notar lo asustado que estaba —. Superior yo creo que moriremos más del pelotón y que no fue buena idea separarnos de los otros pelotones—instó el joven soldado.

          —Cállate cobarde, apestas a miedo —respondió el Superior y el soldado Cobre no volvió a hablar —. Yo soy el que da las órdenes deben entender eso. Sí nos separamos es porque nuestra misión se cumplirá más rápido de esa forma —aclaró el Superior enojado, le afectaba estar en la isla —. Nos sentaremos acá, pero sin fogata ni nada que les de pista de nuestra ubicación.

          —¿Por qué dice eso a caso los animales son tan inteligentes? —preguntó el soldado Níquel.

          —Pues no hay solo criaturas en esta isla. Esta isla también es el hogar de los hombres bestias.

Herederos de Alhel: Ciencia y magia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora