Neomor

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          Neomor siempre había querido pertenecer al ejército, había querido hacer todo lo que ahora estaba haciendo, sentía que había nacido para usar el conocimiento para proteger a las personas, pero ahora que estaba viviendo esa experiencia sentía arrepentimiento, recordaba sus días como instructor de realidad virtual, un simple profesor que creaba mundos.

          Ser un profesor era algo simple y humilde para un genio que sabía física, ingeniería, electrónica y mecánica pero que sobretodo se destacaba en la programación.

          Aquellos disparos que había escuchado al entrar al túnel le recordaron a sus estudiantes. ¿Dónde estaban ellos? ¿Estaban vivos? ¿A caso habían encontrado un refugio y habían escapado de todo el desastre?

          Fue egoísta al dejar todo por cumplir una fantasía de pertenecer al ejército o quizás una fantasía por pertenecer a algo más grande. Quizás debió quedarse siendo el simple profesor e instructor de realidad virtual.

          Ya era tarde para eso, era hora de ser un soldado, aunque ya no hubiera esperanzas, el mundo se hacía más misterioso, peligroso y desconocido.

          Todos estaban callados, seguían caminando por los túneles debajo de la ciudad y Neomor al fin dejó de divagar en sus pensamientos cuando volvió a escuchar un caos en una de las entradas de los túneles. Él quería hacer algo pero cada vez que lo sugería con la mirada, Party le negaba con la cabeza.

          Ella estaba bastante silenciosa, aunque no lo decía, era obvio que la muerte de Kyle la había sacado de su seguridad en la misión. Ahora parecía más preocupada por sobrevivir que cualquier otra cosa.

          —Estoy captando una señal de radio —dijo Gary y todos lo rodearon para escuchar la emisión, un hombre con voz confusa daba un comunicado.

          —Nunca había visto nada como esto, son miles y están por todos lados—soltó la voz titubeante de la radio —. Son una especie de robots vigilantes, están por todos lados los acompañan soldados del presidente y General Arthur.

          —¿Qué quiso decir con robot? —preguntó uno de los civiles.

          —¿Serán máquinas controladas por asistencia remota? —preguntó Gary intentando entender.

          —No creo que existan tantas personas en el ejército con conocimiento como para controlar mil soldados —habló Neomor —. Encontraron la forma de darle algo de conciencia a las máquinas.

          La ciencia había avanzado con el tiempo pero ninguno antes había visto un robot de combate, los había sencillos de; cocina, de labores domésticas o deportivos pero nunca antes uno perteneciente al ejército.

          Lo más cercano a los robots habían sido los humanos alterados con tecnología, así como era Party y varios de los rebeldes allí presentes, quizás también las armaduras y mecánicas digitales que podían ser controlados por los humanos, pero la inteligencia artificial aparentemente estaba bastante lejos o al menos eso era lo que Neomor creía.

          —El ejército de robots están controlando poco a poco la situación, arremetiendo todo tipo de obstáculos que se les interponga —continuó hablando la voz de la radio hasta que se perdió en estática.

           —Por favor escuchenme —gritó Mateus el señor con muletas al que Neomor había curado antes —. Creo que la única opción que nos queda es entregarnos y esperar que no nos asesinen.

          —Eso tiene sentido, a los civiles es más probable que los perdonen, pero a nosotros terminarán matandonos —dijo Gary.

          Neomor los estaba escuchando discutir a todos cuando por un momento se le ocurrió una idea suicida y que no sabía cómo llevar a cabo.

Herederos de Alhel: Ciencia y magia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora