Line

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          Aquél hombre que había tocado la puerta había reunido a unos doscientos hombres en secreto. El seguía las órdenes del maestro.

          Todos se movían a través de las palmeras de la isla, caminaban hacia uno de los puertos de los jinetes de agua. Allí estaba una torre que era una de las 7 sedes y era el lugar a donde llevaban a los jóvenes de Senod de ese lado de la isla justo a los dieciocho años para ser vendidos. La arena permitía que todos se movieran haciendo poco ruido.

          Line llevaba puesto el mismo saco marrón que usaban los jinetes, este saco que se había robado. Lo había pintado con pintura permanente roja, dibujando una gran equis. Debajo tenía una camisa negra que había llevado para tener un poco de camuflaje.

          —¡Line no te quedes atrás! —le gritó el niño Pez desde lejos. A Line le dolían los pies llevaba todo el día caminando.

          —Ya te alcanzo —le respondió gritándole pero aún así él se acercó y la tomó de la mano.

          —No te dejaré atrás, ya casi es hora de atacarlos —explicó.

          —A pesar de que somos muchos, ellos tienen armas más fuertes —le explicó —. No creo que podamos vencerlos.

          —¡Claro que los venceremos, somos los mejores guerreros del mundo! —exclamó el niño emocionado.

          Line no había pensado en la fuerza de su pueblo, aunque eran pocos comparados con los miles de Jinetes, todos los que seguían al maestro eran grandes guerreros con las espadas, otros grandes guerreros con el hacha y el martillo, unos tenían caballos, otros arcos y flechas, otros simplemente eran granjeros, pero aún así venían armados con antorchas y tridentes de granja, todos iban con un solo ideal: liberar al país—isla Senod del poder de los Jinetes de agua e iban a empezar con el puerto número 7.

          Al menos la mitad de los Senod tenían un don y Line se preguntaba cual era el suyo, nunca fue fuerte, nunca fue rápida, nunca fue inteligente ni creativa, además no sabía manejar ningún arma.

          —Yo no seré de utilidad para esa batalla —dijo —, de seguro seré un estorbo.

          —Yo te protegeré.

          —Eres solo un niño, debes protegerte a ti mismo —refutó Line y le aterraba el hecho de que probablemente iba a morir.

          —Yo me sé cuidar solo... aún así puedo proteger a mi novia.

          —¿A tu novia? —preguntó asombrada y no pudo evitar reír por lo que había dicho el niño.

          —¿Quieres ser mi novia? —preguntó el niño enamorado —. Sí te vuelves mi novia te prometo que nada malo te pasará.

          —Eres solo un niño.

          —No me digas niño, ya te dije que soy un hombre —replicó el niño frunciendo el ceño.

          Un joven en un caballo se acercaba mientras el niño y Line conversaban y reían.

          —¿El niño te está molestando? —interrumpió el joven al que todos llamaban Semental.

          El Semental, era un joven de diecisiete años exageradamente fornido y fuerte, llevaba un gigantesco martillo que solo él podía cargar. Los otros hombres no podían mantenerlo en las manos por mucho tiempo mientras que él lo utilizaba para matar animales como si fuera una espada.

          La cabeza del martillo medía lo mismo que la cabeza del niño pez y pesaba unos diez kilogramos. Todos en Senod pensaban que este martillo no serviría para la guerra. Ya que era exageradamente pesado. Pero el Semental había nacido con el don de la fuerza.

Herederos de Alhel: Ciencia y magia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora