Neomor

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           Neomor estaba en el servidor principal de la gigante armadura, cuando se topó con un potente transceptor. Le pareció extraño nunca antes haberlo visto.

           Intentó acceder a la computadora para usarlo pero por más que lo intentaba no parecía tener acceso. La única opción que quedaba era que modificara los protocolos de permisología. Pero no era algo que fuese legal y mucho menos que el quisiera hacer.

          Lo más extraño es que ese potente transceptor normalmente se podría utilizar como una antena. Pero... ¿A dónde estaría apuntando esa antena para que necesitara tanta potencia?

           —¿Qué haces?  —preguntó Juliet con cara pícara pero con un poco de preocupación.

          —Revisaba un transceptor bastante extraño —respondió Neomor.

          —Es solo para comunicarnos a la base —aclaró Juliet, pero Neomor no parecía convencido. Aún así asintió y salió del servidor.         

           Los últimos días habían sido una rutina para Neomor. Él y las dos gemelas estaban mejorando la armadura, pero el se daba cuenta que estaban constantemente vigilandolo en cada cosa que hacía.

          La personalidad de Neomor era bastante diferente a la personalidad de las Gemelas, Juliet era demasiado estrambótica y explosiva, mientras que Isabel ni siquiera hablaba.

          Neomor notó que no eran gemelas normales, parecían tener un grave problema psicólogico que él aún no descifraba.

          Se repartían las horas controlando la armadura, cinco horas cada uno. Normalmente estaban a una distancia prudencial de la ciudad donde habían calculado que sus movimientos no la afectarían.

          Neomor había visitado cada rincón de la armadura, le parecía bastante sospechoso el nivel de armas que tenía. Teóricamente con más energía incluso podría hasta volar. Ya que la armadura llevaba en sus pies turbinas semejante a los cohetes de exploración.

           En el centro del pecho se encontraba la energía que le daba vida a la armadura, se suponía que esa energía era confidencial ya que ninguno sabía de dónde procedía. Neomor intentó estudiarla pero no parecía ningún combustible que el conociera.

           Neomor solo sabía que antes de convertirse en solo energía almacenada en una esfera había sido un líquido.

           —¡Genio despierte! —lo llamó Juliet, Neomor estaba cansado tenía más de una semana sin poder dormir.

          «Armadura alcanzando límites de velocidad », dijo una voz que los rodeaba dentro de la armadura gigantesca donde solo se encontraban ellos tres.

          —¿Qué sucede? —preguntó Neomor ya que dentro de la armadura todo empezaba a sacudirse, se levantó asustado de su cama.

          —Es la armadura —dijo risueña Juliet —. No aguanta la velocidad en la que se mueve mi hermana —rió picara.

          —Eso no es posible —expresó Neomor y fue corriendo a la sala de control donde estaba Isabel lanzando golpes al aire. La armadura donde ellos estaban imitaba cada uno de los movimientos con esfuerzo.

          Isabel estaba sudando a pesar de que internamente la armadura estaba bastante fría.

          Lanzaba patadas, golpes, y corría dentro de una superficie rotacional en todas las direcciones, esa superficie la mantenía en el mismo lugar a pesar de que caminara, trotara, corriera o saltara.

Herederos de Alhel: Ciencia y magia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora