Capítulo 34

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Tres meses después

Tenten y Neji se encargaron de botar todos los cigarrillos ocultos en la casa de Rock Lee antes de que él llegase de su terapia en el psicólogo.

Al final lograron hacer que él consulte con uno, y ahora tenía citas con éste dos veces por semana.

Cuando terminaron, los tiraron todos en un basurero lejos de su casa, dando un total de siete cajetillas.

—Parece que todos necesitaremos un psicólogo a fin de cuentas— Musitó Tenten observando los cigarrillos dispersarse en el bote de basura— Todos necesitamos emerger.

—¿De qué hablas Tenten?

La chica levantó la vista y negó con la cabeza con una sonrisa triste, entrelazó sus dedos con los de él y decidió esperar un poco más. Estaba segura que con un poco de tiempo, Neji le diría que era lo que no le dejaba dormir por las noches.

(...)

La rubia miró como Sai pintaba la habitación vacía de la casa de un dulce color celeste pastel, habían pensado en como decorarlo en un ambiente unisex. Habían tantas ideas desbordando, sonrisas, bromas, risas y creatividad.

—¿Te gustaría que dibuje una constelación, princesa?— Preguntó Sai cuando la habitación ya estuvo completamente celeste— ¿Qué quieres que dibuje ahí?

—Una constelación me gustaría mucho — Sonrió y le dio un beso sonoro en la mejilla, sin importar si se manchaba de pintura— Pero mejor en el techo, cada vez que se sienta perdido... O perdida, encontrará una hermosa galaxia con solo abrir sus ojos, se dará cuenta que es parte de algo mucho más grande.

Sai se quedó en silencio, observándola maravillado por lo grandiosa que era, tan inteligente y cariñosa que se preguntaba que había hecho en su vida pasada para merecer a una mujer como ella.

Sonrió con amor— Suena perfecto, cariño.

Ahora solo faltaba que realmente existiese un bebé en el vientre de Ino.

(...)

Sakura caminó por la cocina mientras comía una mandarina, las frutas eran lo único que se le antojaba, aunque Sasuke empezaba a quejarse de ello cuando quería una melón a altas horas de la noche.

Debía empezar a arreglarse para luego ir a la casa de los Hyuga, ayudaría a Hinata a prepararse para el gran día.

¡La boda era hoy!

Así que buscó el yukata que había comprado hace unos días con Sasuke, era precioso, con diseños diminutos y de un jade pastel. Aunque tenía cuatro meses, apenas y se notaba su vientre, sin embargo ya se había acostumbrado a ello.

—¿Quieres que te ayude?— La voz de su novio llegó a sus oídos, salía de un placentero baño y las gotas de agua aún caían de su cabello— Aún es temprano.

—Lo sé — Contestó, desvistiéndose con tranquilidad— Ayudaré a Hinata con su maquillaje y eso, apoyo moral más que nada— Sonrió y sus ojos le brillaron con emoción. Y aunque el azabache no lo dijiese, eso aún agitaba su corazón — Me darás el alcance.

—No, también iré temprano— Se secó el cabello dándose la vuelta, caminó por la habitación buscando su camisa— Por Naruto, está algo nervioso, y es idiota.

—Me parece muy lindo de tu parte que vayas a ayudarlo, cariño— Sakura caminó descalza y en ropa interior hacia él, abrazando su espalda y depositando un beso cálido en ésta — Me agrada mucho este momento, ustedes juntos como hermanos, una familia unida, todos de la mano.

«Desire»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora